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Para Margarita Toledo es como si el tiempo no hubiera pasado. El calendario le recuerda que ya son tres años, pero ella revive como si fuera ayer el día aquél en el que le comunicaron que su hijo, el cabo Francisco Javier Soria, “que adoraba Málaga y era un 'boquerón' puro”, caía muerto a miles de kilómetros de distancia de ella y de su tierra cuando formaba parte de una misión humanitaria de Naciones Unidas en la frontera entre Líbano e Israel. Con los surcos del dolor aún en su rostro y el convecimiento íntimo de que ya le han arrebatado “lo más importante que me podían quitar”, Margarita lleva todo este tiempo batallando para que le digan la verdad sobre la muerte de su hijo.
Admite que para “los que mandan” se ha convertido en una especie de “mosca cojonera”, pero precisamente por eso se reafirma en que no va a parar “hasta que no me digan qué le pasó a mi hijo”. La explicación oficial, la de que el obús que mató a su hijo fue lanzado “por error” por Israel, parece haber convencido a los dirigentes del Ministerio de Denfensa, pero ella se aferra a los datos que ha ido recopilando durante esos tres años y a los testimonios de los compañeros que compartieron con Francisco Javier el campo de trabajo. “Eso no es verdad, tiene que haber algo más y yo quiero saberlo”, ha insistido Margarita esta mañana durante una comparecencia ante los medios para pedir “justicia” y acompañada por los ediles de Málaga para la Gente, Eduardo Zorrilla y Remedios Ramos, quienes precisamente llevaban el caso del cabo Soria al pleno municipal de la semana pasada convertido en una moción institucional en la que todos los grupos escenificaron su compromiso de que Málaga distinga con una calle al joven de 34 años muerto en acto de servicio.
Margarita ha expresado su profundo “agradecimiento” a la ciudad por el homenaje a su hijo a través de una calle, pero ha recordado que más allá de esta distinción ella sigue esperando respuestas. También las espera el diputado de Unidos Podemos por Sevilla Miguel Ángel Bustamante, quien se ha unido a la rueda de prensa para denunciar que de las dos peticiones de información que su grupo ha solicitado al Ministerio de Defensa ninguna de las dos “ha tenido respuesta”.
Más allá del escenario político, el caso de la muerte del cabo Soria sigue también la vía judicial, ya que la propia Margarita decidió recurrir al Supremo -donde se encuentra ahora el caso- tras el fallo de la Audiencia Nacional en el que el juez Andreu dio por buenas las explicaciones del Gobierno de Israel de que la muerte de su hijo fue un accidente y de que el retén de militares estaba “en una zona de guerra”.
La lectura de la madre del cabo Soria, una vez conocido el testimonio de los propios compañeros de su hijo, no tiene nada que ver con la judicial: “A mi hijo lo mató Israel porque le dio la gana. El problema es que Israel se mete con España y no pasa nada porque aquí le tenemos miedo a esa potencia aliada con Estados Unidos y el Gobierno está demostrando que sus soldados son números y ya está; que no valen nada”.
En su denuncia sobre la certeza de que hay “algo más”, la madre del cabo Soria ha dejado una última reflexión: “Detrás de todo esto está la venta de armamento. Y por eso quiero saber si en el obús que mató a mi hijo pone 'Made in Spain'. Me temo que por eso no nos lo quieren decir”.
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