La limpieza en Málaga inicia una nueva etapa tras casi dos décadas de quejas y polémicas

El cambio en la gestión del servicio público que más descontento genera entre los malagueños supone cerrar casi dos décadas de una sociedad mixta (51% en manos privadas) marcada por las quejas de suciedad en los barrios a pesar de que la factura por encima de los 100 millones anuales es la más alta del Ayuntamiento. El tiempo dirá si el nuevo modelo se notará en las calles y también en las arcas públicas.

Los últimos años en Limasa también ha sido intensos por la permanente polémica en torno al papel de los socios privados y las cláusulas en el contrato de concesión que elevan la aportación de las arcas públicas. También por una comisión de investigación que acabó en una denuncia ante la Fiscalía por supuesto enchufismo. Pero sobre todo, por su amplio historial de conflictividad laboral. En este periodo de 19 años (16 iniciales más tres de prórroga), Limasa ha hecho méritos de sobra para convertirse en la empresa con mayor litigiosidad en los juzgados malagueños, amén de la decena de amenazas de huelga (tres consumadas en 2002, 2013 y 2016 que dejaron miles de toneladas de basura en las calles) por una reivindicativa plantilla que ha sabido jugar sus cartas para conseguir mejoras laborales en tiempos de bonanza y, cuando llegaron los recortes, suavizar al máximo el tijeretazo.

Un clima que en el Ayuntamiento de Málaga confían en darle la vuelta a partir de ahora. «La limpieza va a ir bien, pero para ello la colaboración ciudadana es fundamental», afirma la concejala de Limpieza, Teresa Porras, quien pide «dar tiempo a que todos los cambios se normalicen». Además de dejar clara la apuesta municipal por la progresiva modernización del servicio, la edil asegura que en esta nueva etapa «va a haber más tranquilidad tanto para la plantilla como para el propio Ayuntamiento».

En este nuevo escenario, la paz social en Limpieza de Málaga Sociedad Anónima Municipal está garantizada, a priori, hasta finales de 2022, en virtud del convenio suscrito en abril del año pasado que da cobertura a los 1.600 empleados que serán subrogados como personal laboral y en el que desde ahora quedan en suspenso (no desaparecen) los polémicos artículos que permiten dejar el puesto de trabajo en herencia. El otro gran cambio en las condiciones laborales del personal es que una parte del salario (1.431 euros anuales) pasará a ser variable al ir ligada a la eficiencia en el trabajo diario y al no absentismo.

«Estos años han sido nefastos para la ciudad como consecuencia de una mala decisión que se tomó en 2001. La limpieza en Málaga necesitaba un cambio radical. A partir de ahora, nos toca a todos arrimar el hombro construyendo unos cimientos sólidos y dejando en la cuneta viejos vicios por todas las partes», afirma el presidente del comité de empresa, Manuel Belmonte, quien se muestra convencido de que el nuevo modelo «va a funcionar» tanto en el plano laboral porque va a generar una mayor estabilidad en la plantilla como en el servicio en sí, «ya que en función de lo que decida el Ayuntamiento se debe notar una mejora en los barrios».

Aunque con más dificultades de las esperadas, Francisco de la Torre da cumplimiento a su apuesta personal, incluso en contra de su propio partido, de municipalizar Limasa con el convencimiento de que va a repercutir en una mejora de la limpieza en la ciudad. Una tesis que el tiempo se encargará de confirmar o desmentir. Lo mismo que ocurrirá en el plano económico después de que el presupuesto anual vaya a rondar los 90 millones de euros frente a los aproximadamente 100 del sistema actual al no tener que abonar el IVA de la mano de obra y suprimirse dos polémicos conceptos contractuales que han disparado el gasto. Por un lado, la obligatoriedad de obtener un 2% de beneficio, que obligó al Consistorio a abonar otros 15,5 millones en 2019 (132 desde 2004) para compensar a la parte privada por nuevos trabajos encomendados que no figuraban en el contrato y por las subidas salariales por encima del IPC aprobadas por los sucesivos gobiernos de Francisco de la Torre. Y por otro, el canon de asistencia técnica, un concepto que bajo el paraguas de asesoramiento jurídico, informático y legal le reporta cada año el 2,5% de la facturación. En 2019 ingresaron por esta vía 2,4 millones, que se suman a los 33 que se llevan abonados desde el inicio de la concesión en abril de 2001.

También en el PSOE se muestran «muy satisfechos de que por fin arranque la limpieza en Málaga de manera municipal». «Hace 15 años ya vimos claro que la gestión de este servicio de manera pública traería consigo un gran ahorro a las arcas municipales, que podría invertirse en la mejora de la maquinaria y el aumento de la plantilla para atender las necesidades tanto de limpieza como de recogida de residuos sólidos urbanos en la ciudad de Málaga, además del reciclaje. Vamos a estar muy vigilantes para que la ciudad perciba una mejor gestión de la limpieza y que deje de haber distritos de segunda y de tercera categoría. Toda la ciudad se merece un servicio de limpieza con calidad y en condiciones de igualdad», advierte la viceportavoz socialista, Begoña Medina.