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En sus muros aún resuenan los cantes por malagueñas de Juan Breva y Antonio Chacón. Parece sentirse el eco de los aplausos a las actuaciones de Estrellita Castro, Pastora y Tomás Pavón, Manolo Caracol, Cojo de Málaga y Juanito Valderrama; y permanece imborrable la presencia ... de Federico García Lorca, Picasso, Salvador Dalí o Vicente Aleixandre. Aunque cerró sus puertas en 1937, la historia del café cantante del Chinitas permanece aún muy viva en la memoria de Málaga, y todo está en marcha para que en este 2024 pueda finalmente resucitar en el edificio que lo acogió en el pasaje que lleva el mismo nombre, junto a la plaza de la Constitución.
Tras más de un lustro de trámites y obras, el proyecto para recuperar este legendario inmueble encara ya su puesta en funcionamiento con los últimos trabajos de adaptación del local de la planta baja, en cuyos cristales se anuncia la próxima apertura de un negocio de hostelería que rescata el nombre que dio fama a este rincón del Centro Histórico: 'El Café de Chinitas'.
Detrás de la recuperación de este edificio están Alicia Lapaz Proch, hija de Adolfo Lapaz, uno de los pioneros del turismo en la Costa del Sol, y su marido, que reparten su residencia entre Málaga y Suiza, y que por fin ven más cerca el sueño de que la vida vuelva al Chinitas, sobre el que se han habilitado una decena de apartamentos turísticos en las plantas superiores. «Estamos muy ilusionados, esperamos que todo se termine bien y que Málaga sepa apreciarlo, llevamos desde 2018 con este proyecto», ha apuntado el propietario del inmueble, que ha registrado el nombre de 'El Café de Chinitas' para el local.
Su objetivo es que las obras de adecuación, según el proyecto del interiorista Eduardo Criado, de Studio1969, puedan culminar el próximo mes de julio para que el establecimiento pueda abrir sus puertas este verano, y estar en marcha para la Feria de Málaga. «Estamos poniendo todo de nuestra parte para que sea un éxito», han remarcado los propietarios, que van a explotar directamente este negocio, que seguirá el concepto de taberna tradicional de cocina mediterránea, aunque con productos de la máxima calidad.
Eduardo Criado ha diseñado un local en el que la memoria del desaparecido café cantante, que en realidad ocupó la primera planta del edificio, está muy presente. Así, en torno a una barra circular, marcada por las columnas de mármol que se han recuperado en la planta baja que albergó el negocio de tejidos Romero de la Cruz, se dispondrán varias mesas altas con taburetes en los que se podrán degustar tapas y algún plato del día. «La idea es que tenga un aire de tasca, pero con materia prima de primer nivel», ha señalado Criado.
En las paredes no faltarán carteles de folclóricas e incluso algunas cabezas de toros para recordar el ambiente que tuvo el café cantante que Federico García Lorca inmortalizó con su popular composición 'En el Café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano: Soy más valiente que tú, más torero y más gitano', presente en un mosaico en la fachada del edificio desde 1986. Las limitaciones en materia acústica en esta zona del centro impiden que el negocio cuente con actuaciones de música en directo, pero está previsto colocar un piano para recordar las que hicieron famoso al antiguo café. Además, de forma parecida a lo que hace El Pimpi con sus barriles, en el local se dispondrán botijos que podrán ser firmados por algunas de las personas más relevantes que lo visiten, creando una singular galería.
Los propietarios de este negocio confían en que sea muy visitado por la gran cantidad de turistas que a diario pasan por el pasaje de Chinitas, conducidos por los guías que enseñan algunos de los rincones más singulares del corazón de la capital.
En este enclave junto a la plaza de la Constitución se encontraba el convento de las monjas agustinas descalzas, del que se conserva una portada. Este cenobio fue derribado a mediados del siglo XIX tras ser adquirido por Antonio María Álvarez de Quindós y Gutiérrez de Aragón, un acaudalado personaje que había sido gobernador civil y militar de Málaga. Para su disfrute personal habilitó en la primera planta de este edificio del nuevo pasaje, construido en torno a 1857 y al que inicialmente prestó su apellido, «un teatrillo para uso particular y una reducida corte de amigos», que terminó convirtiéndose en el Café de Chinitas, conocido por sus ilustres artistas y visitantes, y también por las juergas, peleas y excesos, que estuvieron detrás de varios cierres (y posteriores aperturas) a lo largo de los años.
Ahora, tras una inversión de más de siete millones de euros para recuperar y reformar este inmueble, todo parece dispuesto para que el Café de Chinitas vuelva a hacerse presente en la vida de Málaga, 87 años después.
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