«No vamos a esperar ni un minuto más. Desde hoy se están fabricando en la provincia de Málaga los primeros respiradores artificiales para que puedan ser utilizados, si fueran necesarios, mientras llega la autorización del Gobierno», así lo anunció ayer Elías Bendodo, consejero de ... Presidencia y portavoz del Ejecutivo andaluz, al término del Consejo de Gobierno.
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Tras obtener este pasado martes la certificación técnica, ayer a primera hora se remitió al Ministerio de Sanidad toda la documentación del proyecto 'Andalucía Respira' para obtener la homologación necesaria para empezar a fabricarlo. En el expediente remitido, se adjuntaron los informes clínicos relativos a ensayos, primero en un pulmón artificial, luego en un cerdo y, finalmente, en dos pacientes contagiados con Covid-19; el manual de usuario; la certificación de la empresa Dekra, y un informe de funcionamiento.
Sin embargo, Bendodo fue explícito: «Aunque estamos pendientes de esa última autorización, que esperemos sea cuestión de horas, nosotros vamos a tirar para adelante y desde hoy (por ayer) se empiezan ya a construir los respiradores hechos en Andalucía».
Pero, fuentes de Fujitsu (empresa encargada de la fabricación de estos dispositivos) consultadas ayer por este periódico aseguraron que aún estaban a la espera de que les llegasen los materiales para poner en marcha las máquinas. Nada más arranquen en sus instalaciones del polígono Guadalhorce, el objetivo inicial es ensamblar 80 respiradores, aunque la previsión de la Junta es que puedan llegar a fabricarse 50 aparatos a la semana cuando se sumen al proyecto empresas de Sevilla, Jaén y Cadiz.
Durante todo el pasado fin de semana, se llevaron a cabo sin contratiempos en los laboratorios de Dekra todas las pruebas técnicas exigidas por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) para aprobar este respirador, desarrollado en solo tres semanas por profesionales de los hospitales universitarios Regional y Virgen de la Victoria, de Málaga; científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA); e ingenieros de la Universidad de Málaga (UMA) a partir del diseño original del cirujano cardiovascular del Hospital Regional, Ignacio Díaz de Tuesta.
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Fue este pasado martes, a las 14.45 horas exactamente, cuando culminaba con éxito el último ensayo del respirador después de semanas de esfuerzo titánico: una prueba de autonomía, que se prolongó durante 48 horas, con un sistema de alimentación ininterrumpida (SAI) necesario para evitar que el aparato deje de funcionar por picos repentinos de tensión eléctrica. Durante el sábado y el domingo, se puso a prueba su compatibilidad electromagnética, crucial para evitar interferencias con otros aparatos, y se evaluó su seguridad eléctrica, para prevenir el sobrecalentamiento, impedir que las partes metálicas den corriente al tocarlas o evitar que se estropee si recibe perturbaciones eléctricas externas. «Ha sido un ensayo muy duro, hasta se ha tirado a un metro de altura para comprobar su resistencia», detalló Víctor Muñoz, catedrático del departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad de Málaga (UMA). Con la certificación técnica superada, el responsable de programación del automatismo del respirador resumía de vuelta a casa su estado: «Estoy como después de haber hecho un examen para el que has estudiado mucho y esperas con impaciencia conocer la nota», confesó Muñoz.
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