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En su fachada aún pueden verse sus representativas franjas de colores a modo de tente. Aunque el interior ya sea otra cosa. El local donde operaba la histórica tienda de juguetes Carrión, en la calle Mármoles, ha iniciado una nueva andadura de la mano de ... otros profesionales y con un uso que nada tiene que ver con el anterior. Aunque el cierre motivó todo tipo de rumores sobre su posible uso hotelero o turístico, lo cierto es que la empresa que ha tomado el relevo no tiene nada que ver con esos sectores.
El establecimiento ubicado en el número 74 de la calle, haciendo esquina con la avenida de Barcelona y muy próximo a la ermita de Zamarrilla, ha sido alquilado por el empresario paquistaní Waqas Haider para abrir una tienda de frutas y verduras autoservicio. Haider ya cuenta con varios negocios similares repartidos por toda la ciudad.
El nuevo establecimiento comercial abrió este pasado miércoles y su apertura ha permitido la contratación de dos personas. Especializada en frutas y verduras, funciona mediante el modelo de autoservicio (cada cliente coge los productos que le interesan) y toda la materia prima procede de Mercamálaga.
Haider asegura haber elegido la zona porque se encuentra en una calle de mucho paso de personas que viven y que acuden diariamente a algunos de los supermercados que hay en la zona. «Creo que es una zona buena; el primer día ha ido bien pero aún deben conocernos los vecinos», asegura. Su especialización, de hecho, son los barrios de Málaga.
El local elegido por el empresario estuvo ocupado durante 60 años por la empresa malagueña Juguetes Carrión y cerró sus puertas el pasado mes de enero por problemas económicos. Hasta la fecha del cierre, era la juguetería más antigua que mantenía la empresa en la ciudad.
La juguetera llevaba en la zona desde principios de los años 60 y era uno de sus establecimientos más emblemáticos, ya que hasta ella acudían malagueños de todos los puntos de la ciudad a realizar sus encargos y compras por la enorme cantidad de productos que ofrecía. Pero el aumento de las ventas por internet lastraron el negocio y le empujaron a echar el cierre. «La venta online ha reducido mucho nuestras ventas», confesaba entonces su propietario.
Al menos el nuevo negocio que se ha instalado en la calle mantiene la rama comercial. Aunque los barrios cada vez cuenten con menos negocios de este tipo, los propios vecinos agradecen que una empresa dedicada a productos frescos haya apostado por el local. «Mientras más oferta haya, mejores serán los precios», opinan.
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