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Desde su despacho, en plena plaza de la Marina, se tiene una de las mejores postales del puerto, con La Farola al fondo. Improvisada tribuna en Semana Santa, las paredes de la sede de Larios Tres Consultores han sido testigos de la firma de algunas ... de las operaciones urbanísticas más relevantes de los últimos años en Málaga. Al frente de la nave está José Luis Aguilar Morales, un abogado urbanista que hace casi treinta años dio el salto desde la banca para trabajar en la gestación de destacados proyectos residenciales y comerciales. Amante de los toros y practicante del kitesurf a sus 68 años, este profesional del mundo urbanístico e inmobiliario pasó su infancia y juventud en Tánger y Granada, y llegó a Málaga hace casi 40 años para quedarse.
–En todo este tiempo, ¿en qué cree que más ha cambiado Málaga?
–Ha cambiado muchísimo para mejor, por supuesto. Málaga se ha posicionado en el mapa como la tercera ciudad de España en inversiones, detrás de Barcelona y Madrid, en creación de riqueza y captación de turismo. La llegada del AVE, los cruceros, la transformación del puerto, la segunda pista del aeropuerto, la ampliación del Parque Tecnológico, los hoteles, los museos... Todo eso ha hecho de Málaga una ciudad especialmente atractiva en la que todo el mundo quiere vivir. Somos la California de España. El malagueño es muy inteligente y sabe recibir con los brazos abiertos a todo el que pueda aportar algo bueno. Eso es una suerte, porque no pasa en las ciudades de interior.
–Y, a su juicio, ¿qué es lo que más debería haber cambiado y no lo ha hecho?
–Creo que nadie se imaginó en su momento a dónde llegaríamos en crecimiento de población. Desde hace tiempo nos hemos relajado en cuanto a la creación de infraestructuras, dotaciones y zonas verdes para vivir en espacios agradables y de calidad. No hay suficiente suelo puesto en carga en general. Además, desde hace muchísimos años, el tiempo nos viene avisando de que el agua se acaba. Deberíamos haber hecho las suficientes desaladoras para no tener ningún problema al respecto hoy. Sin agua no hay turismo ni progreso. En general, diría que hemos crecido demasiado para los servicios e infraestructuras que tenemos, que no crecen en proporción a lo que pide la ciudad y la provincia. Y lo peor es que esto va a más. El tren litoral debería estar en funcionamiento desde hace diez años, y todavía estamos teorizando cómo y quién lo va a hacer. Igual ocurre por ejemplo con la Ciudad Aeroportuaria, que lleva muchísimo tiempo de trámites desesperantes, casi 15 años, y ahí sigue esperando. Eso por no hablar de la movilidad de las personas, que se está colapsando. Eso es un serio y gran problema para el crecimiento. No veo que se estén creando medidas de choque a medio plazo para solucionar estos problemas.
–Usted atiende a numerosos inversores que ponen sus ojos en la capital para desarrollar proyectos de lo más variado. ¿Qué es lo que más les atrae?
–Tenemos la suerte de que les atrae todo. Lo que más buscan son hoteles, luego terrenos residenciales para primera y segunda vivienda, edificios para apartamentos turísticos, suelo terciario, geriátricos, residencias de estudiantes, logístico e industrial. Hay una enorme voracidad de compra de todos estos activos. Si tuviéramos seis hoteles de Málaga en el mercado, en dos meses estarían todos vendidos y a unos precios desorbitados. Sobrarían aspirantes, es impresionante.
–Esa capacidad de atracción de Málaga, ¿sigue siendo la misma que en los últimos años o ha variado?
–Por suerte, la atracción por invertir en Málaga es cada día mas fuerte. El problema es que van quedando cada vez menos activos para comprar. Muchos planeamientos urbanísticos de las localidades costeras están casi agotados, cuando no suspendidos, como es el caso de Benahavís y Torremolinos, y el de Marbella, que no se sabe cuánto tiempo tardará en aprobarse definitivamente. Los sectores de suelos que pudieran ser rentables están en una desesperante tramitación. Creo que es importantísimo y fundamental tener todos los suelos y sectores listos para construir.
–Muchos alertan de aquello de 'morir de éxito'. ¿Existe ese riesgo de crisis?
–Sí existe. Si no hacemos los deberes de forma urgente y las administraciones no se ponen de acuerdo, podemos morir de éxito. A Málaga quieren venir a vivir desde todas las partes del mundo, y si no arreglamos debidamente la casa, no podremos recibirlos, o los recibiremos con muchas protestas e incomodidades, como está ya ocurriendo.
–Estamos teniendo un verano 'caliente' en lo relativo al problema del acceso a la vivienda. Si le pregunto por soluciones, ¿qué me diría?
–En este asunto nos ha cogido el toro a todos. Hoy, sencillamente, no hay viviendas accesibles listas para entregar. Los políticos las prometen en las campañas electorales, pero luego no cumplen, y así van pasando los años. Hay que agilizar los trámites urbanísticos, sobre todo los ambientales, bajar la presión fiscal y cambiar las leyes que no ofrecen seguridad a los que pueden poner viviendas en alquiler. Si hoy tuviéramos hechas las miles de VPO que están previstas en Campanillas y Puerto de la Torre, no estaríamos hablando de los pisos turísticos, porque habría oferta de vivienda asequible suficiente. Todo el mundo estaría encantado con los ingresos que deja el turismo y cada uno tendría opciones para acceder a una casa asequible.
–Un pronóstico del futuro de Málaga para los próximos años.
–A pesar de las luces y las sombras que hemos comentado, soy muy optimista, porque la materia prima, que es la ciudad, la provincia y su gente, son espectaculares. Auguro un futuro maravilloso.
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