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La obesidad mórbida no solo resta calidad de vida a las personas que la sufren, sino que las va matando poco a poco, de forma silenciosa. Así lo dice en esta entrevista el presidente de la Asociación Nacional para Personas Obesas y el Tratamiento de ... la Obesidad (ASEPO), Jesús Javier Díaz Rico. A su juicio, es necesario que los centros hospitalarios de la sanidad pública de Málaga dispongan de más quirófanos para la cirugía bariátrica para reducir demoras de hasta tres y cuatro años. Asimismo, pide la creación en Málaga de un hospital para pacientes crónicos y equipos multidisciplinares en la atención primaria para dar una asistencia integral a las personas con obesidad.
–La obesidad es un problema que cada vez se acentúa más y que resulta preocupante, ¿no?
–Las tasas siguen subiendo. Lo que se hace para contrarrestar la obesidad no es suficiente. Hace falta una campaña de sensibilización de esta enfermedad crónica y de las consecuencias tan graves que tiene. Esto no es solo una cuestión estética de exceso de grasa, sino que hay problemas cardiovasculares detrás, muchas patologías metabólicas y un aislamiento social de la persona que llega a un alto grado de obesidad. Eso le afecta emocionalmente: casi todo los pacientes son depresivos.
–En los casos más graves, ¿el exceso de peso puede acortar la vida de los pacientes?
–Ese es un problema importante. La obesidad no provoca la muerte de modo inmediato como un ictus o un infarto de miocardio, es más como una muerte silenciosa, que te va matando poco a poco. Hay que tener en cuenta que esas patologías son derivadas del exceso de kilos. Además, la obesidad también está relacionada con la aparición del cáncer. Las personas obesas tienen también el sistema circulatorio dañado y les cuesta moverse. Su motricidad es muy limitada en el caso de los candidatos a la cirugía bariátrica. Sé de muchos casos de personas que no salen de su casa por el aislamiento social que le comentaba antes y por el rechazo que sufren. Eso hace que esos pacientes necesiten ayuda psicológica.
–Ante demoras de hasta tres y cuatro años para que los pacientes con obesidad mórbida sean operados por la sanidad pública, ¿qué soluciones habría que aplicar?
–Para reducir las elevadas esperas es necesario que los hospitales públicos dispongan de más quirófanos para la cirugía bariátrica. Además, desde ASEPO demandamos la creación de un hospital para pacientes crónicos, que es un recurso que ahora no hay. Asimismo, pedimos que en la atención primaria haya equipos multidisciplinares para dar una asistencia integral a los enfermos obesos y que sea más rápida y fluida la comunicación.
–Otra opción para dar una respuesta más rápida a las operaciones de cirugía bariátrica son los conciertos con la sanidad privada. ¿Qué opinión tiene sobre ese asunto?
–Creo que hay que incrementar esos conciertos, porque las intervenciones quirúrgicas de obesidad que se hacen en la sanidad pública son insuficientes para reducir la lista de espera. Comprendo que se dé prioridad en los hospitales públicos a las operaciones de cáncer, pero no hay que dejar de lado que se está olvidando a otra parte importante de la población que necesita de la cirugía ante los problemas de salud que crea la obesidad.
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–¿Reciben en ASEPO muchas quejas de los pacientes por los elevados retrasos que sufren hasta que son intervenidos?
–Claro. Nosotros intentamos mediar y les aconsejamos a los pacientes que vayan a Participación Ciudadana y vean las listas de espera a ver si les pueden decir algo y adelantar algo su caso. Pero son tantos que la cosa no fluye.
–¿Recurren a una operación en la sanidad privada las personas obesas mórbidas que tienen recursos económicos?
–Que yo sepa, no. Normalmente, los enfermos con obesidad tienen un nivel socioeconómico bajo. Una operación de cirugía bariátrica es muy costosa. Solo los más pudientes van a la sanidad privada. Es un porcentaje muy bajo. Sí hay personas que recurren a un tipo de operación que es menos restrictiva: el balón gástrico o la banda gástrica, que cuesta en torno a unos 6.000 euros. Son procesos menos restrictivos que el 'by-pas' gástrico o la manga gástrica, donde se reduce la capacidad del estómago y se corta intestino.
–¿Es la operación de cirugía bariátrica la solución al problema?
–La operación no es la solución ni cura la obesidad, pero ayuda drásticamente y de una manera inmediata, porque reduce la ingesta de alimentos. Después de una cirugía bariátrica hay que llevar una disciplina muy restrictiva en cuanto a alimentación se refiere. Para llegar a eso, el paciente debe pasar por un proceso previo a base de batidos para bajar de peso, en torno a 20 kilos en tres meses, y ver si es candidato a la intervención quirúrgica. Después de la operación no hay consejos nutricionales ni un seguimiento.
–¿Y cuál es la solución desde su punto de vista?
–La solución pasa por cambiar los hábitos de vida. Para eso se necesita educación y una sensibilización hacia la patología de la obesidad. Hay que informar desde la base a los padres. Nosotros contamos con una campaña de educación infantil para prevenir la obesidad en los niños, que se da en los colegios, pero como una clase extraescolar a los padres para que tomen conciencia del problema y que sus hijos no tengan obesidad y, a partir de ahí, mejoren sus hábitos alimenticios.
–Supongo que también recomiendan el ejercicio físico.
–El ejercicio es fundamental para todo, pero no es la solución. Como le digo, la solución es la educación nutricional, es decir, el saber qué comer y en qué momento.
–¿Qué problemas suelen aparecer tras la operación?
–Uno es el de los pliegues cutáneos. Esa intervención no la cubre la sanidad pública. No vemos lógico eso. Consideramos que es algo que entra dentro de la cirugía bariátrica y que debe ser gratuito.
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