Jacobo Florido, el concejal politólogo

En los últimos tiempos era una realidad que el sector no estaba contento con la anterior concejala de Turismo, Rosa Sánchez, una circunstancia que sorprendía a los propios populares porque solía mostrar con ellos su cara más amable. Con el recambio en esta cartera, Florido, el alcalde Francisco de la Torre pretende hilvanar la relación del Ayuntamiento con el sector turístico, que no era todo lo fluida que se esperaba. De ahí que hacía meses que el sector había puesto el nombre de Florido sobre la mesa, en esas estrategias que los propios interesados dicen con guasa que, o te alzan, o te matan. La noticia saltaba a la prensa tras un comunicado del Ayuntamiento hace unas dos semanas después de que el alcalde presentara con Sánchez la web de Turismo sin explicar que ella cesaba en el puesto.

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Florido sumaba Turismo a su buen hacer en Recursos Humanos, donde cerró en diciembre del año pasado un nuevo convenio colectivo en el Ayuntamiento, que llevaba prorrogado desde el año 2011. Lo hacía sin contar con un director general en el área, el último duró menos que un caramelo en la puerta de un colegio. Cuando Florido se dio cuenta de que no encajaba, le dejó ir, que se dice aquí en Andalucía, y tomó las riendas del área con los jefes de servicio. Todos los que le conocen a fondo saben que una de sus grandes virtudes descansa en la política, que no es una ciencia, pero sí se estudia como tal. Cursó Políticas y Sociología, la doble licenciatura, en la Universidad de Granada, y poco tiempo después de terminar trabajaba en el Banco Andalucía, de donde fue fichado por Ibercaja, y abrió sucursales en Vélez-Málaga, Benalmádena y Alhaurín de la Torre, su última oficina. Es de los pocos políticos de nuevo cuño que tiene un sitio donde volver al tener excedencia en este banco. Aunque echó los dientes en el partido no dejó atrás sus ganas de demostrarse que valía para trabajar en la privada. No todos pueden decir lo mismo.

Su contacto con De la Torre empieza cuando Florido se implica en las campañas electorales municipales, y acaba entrando en 2007 en el Gabinete de Alcaldía, con Javier Ferrer de gerente, en una época en la que aprendió muchísimo y en la que llevaba la estrategia popular en los plenos y la coordinación de proyectos. Saltó a la Diputación presentándose como concejal de Fuente de Piedra, de donde son sus padres, y ahí profundizó en el área de Turismo, impulsó Sabor a Málaga a través de su internacionalización, y se implicó en la gestión del Caminito del Rey y en la Gran Senda.

De la última campaña andaluza, en la que participó activamente, los suyos recuerdan que siempre tuvo claro que el actual presidente, Juanma Moreno, desbancaría a la faraona Susana Sánchez porque sumaría. El sábado de reflexión subía un tuit, que fue polémico, en el que afirmaba que a Díaz le quedaban dos telediarios. Acertó.

Florido tiene dos vertientes. En los plenos hay pocos concejales tan aguerridos. «Es que me gusta hablar claro», dice para defender sus posicionamientos. No hay duda de que es transparente como el agua. Pero, luego, en los pasillos, es afable y conversador, y no son pocos los ediles de la oposición que le aprecian al tiempo que temen debatir con él. Ungido con la cartera de Turismo, indica que su objetivo es que los integrantes del sector tengan su sitio en el Foro de Turismo y tomen parte en las decisiones que les importan. Quiere sumar. El verbo.