
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Acostumbrados a ser soporte del cirujano, pero con la convicción de que su especialidad podía contribuir a algo más que a dormir a un paciente ... y a privarle de dolor, hace una década un grupo de anestesiólogos del IBIMA y el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria de Málaga iniciaron una andadura investigadora que ha cosechado varios reconocimientos (entre ellos, dos premios nacionales y otros tantos de la Asociación Andaluza de Anestesiología) y sirve de base a otros especialistas tras la publicación de 75 artículos en revistas científicas, 30 de ellas de impacto.
Sus resultados ponen en valor el trabajo que diariamente desarrollan en los quirófanos y que va más allá de que el enfermo «se entere» de la intervención a la que está siendo sometido. «Queremos que cuando salga de esa operación, lo haga en las mejores condiciones y creemos que el uso de determinados fármacos puede proporcionarle un beneficio añadido. Podemos ayudar y hacer terapia como cualquier otro especialista», reivindica José Luis Guerrero, anestesiólogo e investigador principal de este grupo formado, principalmente, por ocho anestesiólogos y una bióloga con un contrato predoctoral.
Mantienen abiertas tres grandes líneas de investigación, incluida la primera que dio origen a este «gran cambio de mentalidad». Con ella nació el grupo y estudia cómo el uso de determinados fármacos hipnóticos que habitualmente se usan en las cirugías cardíacas para mantener dormido al enfermo, pueden, con su uso no solo en el intraoperatorio, sino también en el postoperatorio, repercutir favorablemente en la evolución posterior del paciente.
Hace una década empezaron a hacer estudios clínicos en los enfermos que con puentes coronarios y que habían sufrido infartos previos se sometían a una operación. Durante la misma, pudieron comparar los dos hipnóticos que habitualmente se administraban para conocer si alguno de ellos proporcionaba alguna ventaja adicional. Comprobaron que así era.
Continuaron los ensayos y a recibir distintas becas de la Asociación Andaluza de Anestesiología, la Fundación Progreso y Salud y también del Instituto de Salud Carlos III, que les permitieron avanzar y comprender mejor cómo funcionaban estos medicamentos. «Sabemos que el corazón sufre cuando se somete a una cirugía, pero hemos visto que recurriendo al mismo fármaco inhalatorio de siempre, el que se lleva usando más de 30 años, logramos más beneficios. No estamos descubriendo el anestésico en sí, sino las ventajas que reporta si se usa en el intraoperatorio y, también, en el postoperatorio, es decir, entre las cuatro y seis horas siguientes a la salida del paciente del quirófano. Su recuperación es más rápida y eso representa menos días de estancia en cuidados intensivos y, por tanto, un mayor ahorro para la administración», explica.
Estos especialistas comprobaron que esa anestesia, administrada en una fase inicial, preparaba a ese corazón para que sufriese menos con la intervención quirúrgica, en una especie de «acondicionamiento» del órgano antes de la cirugía. Posteriormente, una vez realizada la operación, en esa fase crítica que los especialistas llaman de «repercusión», también pudieron constatar el importante papel del hipnótico. «Mantuvimos el fármaco inhalatorio en ambas fases y vimos que el corazón sufría menos por la intervención de una serie de proteínas», aclara el investigador principal de un estudio clínico, en el que han participado ya 80 pacientes (faltarían 15 más antes de su conclusión).
Otro de los estudios que llevan a cabo trata de demostrar cómo la utilización de distintos fármacos y técnicas anestésicas podrían estar relacionados con una disminución de recidivas (recaídas) en pacientes intervenidas en cáncer de mama. El responsable del grupo de investigación explica que durante el acto quirúrgico para la extirpación del tumor de la mama se puede producir una «diseminación hematógena» (en el torrente sanguíneo) que puede ayudar a que las células se expandan por otros lugares del cuerpo. «De este modo, y atendiendo a los resultados en otros tipos de cáncer, como el de colon o el cáncer vesical», añade Guerrero, los procedimientos anestésicos libres de opiáceos asociados a la utilización de técnicas loco-regionales, y el uso de hipnóticos intravenosos, podrían disminuir la recidiva tumoral en relación a las intervenciones que se llevan a cabo con las técnicas convencionales, mejorando así el pronóstico».
El empleo de esta combinación entre técnicas y fármacos parece que podría disminuir de forma considerable, por tanto, la diseminación hematógena cuando se realizan los cortes de tejido en la operación. Para la realización de este estudio de investigación sobre anestesia y cáncer se llevarán a cabo determinaciones de marcadores en sangre a nivel basal y postoperatorio para poder analizar los resultados.
En este sentido, el servicio de Anestesia y Reanimación del Hospital Virgen de la Victoria cuenta con una amplia experiencia en la utilización de estas técnicas que reducen las recidivas oncológicas en la especialidad de Urología, concretamente, en las intervenciones de cistectomías radicales, cuyos resultados han generado varias publicaciones en la revista de alto impacto 'Oncology', 'Cancers' o 'International Journal of Molecular Science'.
La tercera gran línea de investigación pone el foco en el bienestar de los pacientes que se han sometido a una cirugía bariátrica. Desde hace tres años, un centenar han pasado por quirófano y a todos ellos se les administraron anestésicos libres de opiáceos, «algo que les ha permitido reducir su estancia en el hospital, el dolor postoperatorio y los efectos secundarios, además de permitirles oxigenar mejor».
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