Investigadores alertan de las percepciones radicales y «poco maduras» del feminismo en Secundaria

Así lo expone Antonio Manuel Ávila, profesor titular de Lingüística General de la Universidad de Málaga (UMA) e investigador principal del proyecto junto a Luis Escoriza, de la Universidad de Cádiz (UCA). Un trabajo realizado entre 600 estudiantes de ambas capitales en esta primera fase, pero que aspira a obtener fotografías comunitarias de aspectos de relevante actualidad en todas las provincias andaluzas. Además, a la vista de las conclusiones creen muy necesario trasladarlas a instituciones, centros educativos y familias para que se impliquen y adopten medidas destinadas a conseguir una sociedad «mejor (in)formada y más justa, igualitaria y respetuosa».

Y es que en esta ocasión, los datos analizados revelan que los jóvenes tienen una gran conciencia medioambiental, aunque evidencian también la disparidad de conceptos utilizados en los centros públicos, que asocian movimiento animalista con 'protección animal', y los privados, que lo hacen con la 'tauromaquia'.

Sin embargo, para sorpresa de los investigadores, ese compromiso y sensibilidad no siempre se refleja en aspectos que afectan directamente a las personas. «Hemos detectado ciertas conceptualizaciones comunitarias algo desajustadas cuando se aborda el movimiento feminista, la violencia de género, la inmigración y la educación sexual en función del tipo de centro en el que estudian (público/ concertado-privado), el género de los participantes y el nivel educativo que cursan (Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato, Universidad)», apunta Alba Segura, coautora del estudio.

Especialmente inquietantes son las palabras usadas por los alumnos varones de 4º de la ESO cuando se les pidió que escribiesen las palabras que se les pasaban por la cabeza en relación al 'movimiento feminista'. Mientras los términos más repetidos por ellos fueron 'feminazi', 'loca', 'asco', 'mentira', 'innecesario' o 'superioridad', los expresados por las alumnas fueron 'lucha' y 'protesta', mayoritariamente.

Algo similar ocurrió al solicitarles que se pronunciaran sobre la violencia de género. En general, los estudiantes varones la asocian a 'denuncia falsa', 'crimen' o 'ley', y ellas recurren a términos como 'peligro', 'paliza', 'miedo', 'protección', 'tristeza' y 'hogar'.

Pese a esta disparidad entre hombres y mujeres y cierta radicalidad en niveles educativos inferiores, los investigadores se muestran esperanzados, «porque al llegar a la Universidad y plantearles las mismas cuestiones, las respuestas cambian por completo, de forma que los universitarios usan para referirse al movimiento feminista: 'avance', 'progreso', 'aceptación' o 'comprensión' -en ningún caso la terminología de los alumnos de Secundaria- y las universitarias: 'empoderamiento', 'oportunidad', 'necesidad' y 'sororidad'.

En referencia a qué les evoca la educación sexual, las mujeres la relacionan con 'enfermedades de transmisión sexual', 'anticonceptivos', 'cariño' o 'pareja', mientras que el vocablo más repetido por los hombres fue 'porno'. En este sentido, el estudio pone de relieve que los estudiantes de centros que organizaron en alguna ocasión charlas de educación sexual, usaron una terminología más especializada y coincidieron en reflejar palabras como 'necesaria' e 'importante'. «Creemos, por tanto, que la formación y la información veraz sirven y que a medida que crecen, bien porque maduran, bien porque tienen más conocimiento, todas estas percepciones extremas se van diluyendo, lo que nos invita al optimismo», expresa Segura.

También por ciudades se observan diferencias, como en el caso de la inmigración. Según Ávila, Málaga hace gala de su carácter cosmopolita y los jóvenes muestran un visión más positiva hacia el fenómeno migratorio, que lo relaciona con 'cultura' y 'viajar', mientras que en Cádiz, con 'ilegalidad' y 'pateras'.

El bloque referido a las cuestiones de índole política, en el que se abordan cuestiones como el movimiento independentista, la Constitución, la Ley de Memoria Histórica y el populismo, también resulta revelador. Aquí, las grandes diferencias se perciben entre los jóvenes que hablan en casa de política con sus padres y están informados por los medios de comunicación, que muestran un mayor conocimiento y pensamiento crítico, y aquellos que no lo hacen. Ocurrió cuando se les planteó el populismo. Mientras los primeros se refieren a esta tendencia política con conceptos como 'demagogia', 'manipulación', 'desinformación', 'ignorancia' e 'incultura', los menos instruidos, hablan erróneamente de 'popularidad' y 'famoso'.

Con respecto al movimiento independentista, el arraigo social fue determinante en los resultados del estudio, de forma que los jóvenes más abiertos a costumbres propias de otros países (caso de Halloween) se muestran más receptivos y usan palabras como 'país' o 'huelga'. «No lo ven mal», apostilla Segura. En cambio aquellos con menos apego a las tradiciones locales (Semana Santa o carnaval) se refieren a él como 'innecesario' y 'democracia'.

Aunque impulsado por el grupo de investigación Vernáculo Urbano Malagueño de la UMA, en este proyecto financiado con 30.000 euros por la Junta de Andalucía (fondos Feder) han participado también las universidades de Cádiz, Sevilla y Huelva. Los resultados se han publicado en revistas internacionales de alto impacto y han sido compilados en el libro 'Los estudiantes andaluces ante los nuevos retos de una sociedad en transformación' (editorial Tirant lo Blanch).