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La presidenta de Fundación Cotec y del Club Málaga Valley, Cristina Garmendia, en la inauguración de la reunión de ayer. Foto: Salvador Salas Vídeo: Pedro J. Quero

Inteligencia artificial, corazón humano

El Club Málaga Valley reivindica un enfoque humanista de la revolución tecnológica

Miércoles, 14 de febrero 2018, 00:46

Puede que le suene a ciencia ficción, pero la inteligencia artificial ya está mucho más presente en su vida de lo que usted cree. El programa informático que utiliza cada día en su oficina, el teléfono de atención al cliente de su compañía telefónica, el sistema de gestión de los semáforos de su ciudad o esa ‘app’ que acaba de descargarse probablemente utilizan combinaciones de algoritmos y datos para imitar –o más bien superar– capacidades que antes se creían exclusivamente humanas. Las máquinas pueden mirar, escuchar, computar, jugar, conducir, conversar e incluso predecir comportamientos. Y lo hacen, en muchos casos, con mayor fiabilidad que los propios humanos. A analizar las implicaciones de esta revolución y a discernir los retos y oportunidades que genera se dedicaron ayer los expertos reunidos en el Palacio de Ferias de Málaga por el Club Málaga Valley.

Tecnólogos, empresarios, abogados y políticos analizan en Málaga los retos y las oportunidades que generan la inteligencia computacional y la robotización

«Máquinas cada vez más sofisticadas van a sustituirnos en tareas que ahora ni imaginamos. La robótica y la inteligencia artificial avanzan a paso firme e imparable», afirmó en la inauguración del encuentro la presidenta del Club, Cristina Garmendia, que justamente hace un año tomó posesión. En esta ocasión, los responsables de esta iniciativa han querido que su cita anual sea la antesala del Foro Transfiere –que empieza hoy– para «compartir sinergias», según explicó la también presidenta de la Fundación Cotec para la Innovación.

Mario Cortés, Antonio Gómez-Guillamón, José Á. Narváez, Fco. de la Torre, Cristina Garmendia, Felipe Romera y Mª Mar Martín. S. Salas

El encuentro sobre inteligencia artificial y robótica reunió a ejecutivos de empresas de muy diverso perfil; a dirigentes de instituciones como el ya citado alcalde, el rector de la Universidad de Málaga o la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación; e incluso a un abogado especializado en derechos humanos. Y es que el Club quiso incidir en la «dimensión humanista del cambio tecnológico», en palabras de Garmendia. La exministra afirmó que hacen falta «más vocaciones científicas y tecnológicas, pero también más hombres y mujeres dedicados a las humanidades, con el fin de que no sólo avancemos rápidamente, sino mejor».

En este sentido, el rector de la UMA, José Ángel Narváez, reivindicó el papel de las universidades públicas, por su carácter «generalista». «Para que la inteligencia artificial y la robótica realmente sean transformadores de la sociedad hace falta la implicación de las humanidades y las ciencias sociales», apuntó. Por su parte, Francisco de la Torre abogó por aprovechar las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial en las ciudades como forma de afrontar retos como la educación, la sanidad, el cambio climático o la movilidad. Y la secretaria de Estado Carmen Vela planteó un reto a los asistentes: «Hagamos que la tecnología sea próxima, que resuelva problemas y que sea inclusiva; así haremos una sociedad mejor».

Aunque destacaron las oportunidades que crea la ‘revolución inteligente’ para la creación de riqueza, los expertos reconocieron las implicaciones éticas la revolución del ‘big data’, la inteligencia artificial y la robótica. Así, el abogado venezolano Juan Carlos Gutiérrez afirmó que son necesarios «mecanismos de control» que eviten que estas tecnologías colisionen con el derecho a la intimidad, la protección de datos, la integridad personal o la libertad individual. Abogó por «regulaciones flexibles» que protejan al ciudadano pero no coarten la libertad de empresa ni el avance científico. En este sentido, calificó de «fascinante» el proyecto del Parlamento Europeo para legislar sobre robótica e inteligencia artificial, pues en él se propone un nuevo tipo de responsabilidad legal: la electrónica.

Rubén Martínez, experto en industria 4.0. y director de desarrollo organizativo de la empresa de ingeniería Asti, que desarrolla sistemas de transporte automatizado para industrias, insistió en que el gran reto es «el cambio cultural». «A día de hoy ya se puede poner un coche sin conductor en la carretera, pero ¿estamos preparados?», inquirió.

Y es que el automóvil en particular, y el transporte en general, es uno de los sectores más afectados por la irrupción de estas tecnologías. José Luis López-Schümmer, ejecutivo de Mercedes Benz, aseguró que en los próximos diez años «los coches van a cambiar más que en los últimos 50»: «Tendremos vehículos conectados con la ciudad y con otros vehículos, que conducirán solos, no contaminarán y serán compartidos por múltiples usuarios», avanzó.

La investigación médica, los programas de gestión empresarial o la atención al usuario son otros campos donde el ‘big data’ y la inteligencia artificial están generando grandes avances. Pero según advirtió Robert Nagle, fundador de una de las ‘startups’ americanas más prometedoras de este ámbito, Interactions, «las expectativas todavía superan a la realidad», puesto que un 75% de los directivos de compañías piensan que la inteligencia artificial les permitirá expandir su negocio, pero sólo uno de cada cinco ha incorporado ya en algún grado estas innovaciones.

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