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Que Málaga necesita con urgencia otro hospital público no se discute. La pregunta que se hace la gente es: ¿cuándo estará el edificio sanitario terminado y prestando servicios a la población? Dar una respuesta concreta es aventurado. La idea que maneja la Consejería de Salud ... y Familias es que el llamado tercer hospital de Málaga, que se erigirá en los terrenos del Hospital Civil, esté abierto en 2027, pero nadie puede certificar que será así. Pueden surgir obstáculos que impidan cumplir ese plazo. Como la casa hay que empezarla por los cimientos, lo primero es licitar el proyecto y la obra del centro hospitalario, algo que Salud espera hacer en breve por un montante de unos 400 millones de euros.
El hospital contará con 810 camas (aunque ese número podría aumentar en función de las necesidades), 46 quirófanos, 214 consultas, una unidad de cuidados críticos y un área de urgencias, en una superficie construida de unos 156.000 metros cuadrados. Lo que todavía no está definido es cuántas plantas tendrá el edificio. Eso se decidirá en función del proyecto que presenten las empresas que concursen. Ese centro hospitalario de la capital malagueña estará muy bien dotado tecnológicamente y será respetuoso con el medio ambiente.
Aunque aún hay distintas incógnitas por resolver, lo que ya se sabe es que la Junta de Andalucía ha optado por el modelo de colaboración público-privado para la construcción del hospital. ¿Y qué quiere decir eso? Muy sencillo: una empresa o varias se harán con el concurso que convoque la Administración para levantar el edificio y pondrán íntegramente el dinero necesario para ello.
Como dijo el vicepresidente de la Junta, Juan Marín, los fondos para costear el tercer hospital de Málaga no saldrán de los presupuestos del Gobierno andaluz, sino de la iniciativa privada. Evidentemente, la Junta tendrá que compensar después a la empresa o empresas que adelanten el dinero. Marín indicó que una vez que el hospital esté terminado, la Junta lo recibirá y garantizará que la gestión del mismo sea siempre pública y que de ella se encargue la Consejería de Salud y Familias. ¿De qué forma compensará el Gobierno andaluz a la iniciativa privada? Pues, una vez que el centro hospitalario esté finalizado, empezará a pagar durante una serie de años un arrendamiento (una especie de alquiler) con opción de compra, según se fije en las cláusulas del contrato que se firme con la parte privada. «La gestión del hospital será absolutamente pública, pero su construcción correrá a cargo de la iniciativa privada», dejó claro Marín.
Otra alternativa que hay sobre la mesa para compensar a la empresa o empresas que construyan el edificio sanitario es que la Junta conceda la explotación de prestaciones que tenga el centro hospitalario (cocina, lavandería, cafetería, mantenimiento, aparcamientos, etcétera).
Desde el Gobierno andaluz se hace hincapié en que el hecho de haberse inclinado por la colaboración con la iniciativa privada para la financiación de las obras es por una cuestión operativa. Ese modelo facilitará y agilizará los trámites y permitirá que los trabajos se acometan en un tiempo menor que si fuese la Junta la que pusiera el dinero desde el principio.
Desde la Consejería de Salud se destaca que la unidad aceleradora de proyectos de la Junta de Andalucía o el equipo de 'project managers' (gestores de proyectos) contribuirá al impulso de esta infraestructura sanitaria imprescindible para Málaga. Fuentes de Salud recalcan que la iniciativa que se va a llevar a cabo supone una tramitación compleja que implica a dos administraciones, varias consejerías de la Junta de Andalucía y a la empresa o empresas que hagan la obra.
El futuro hospital de Málaga contará con una parcela de mayores dimensiones para su construcción de lo que estaba pensado en un principio. La Diputación Provincial, propietaria de ese espacio, ha acordado ampliar hasta los 85.000 metros cuadrados los terrenos cedidos a la Consejería de Salud, lo que supone casi el doble de lo previsto en un primer momento.
El tercer hospital es un elemento clave para asegurar con garantías la asistencia sanitaria a la población malagueña durante las próximas décadas. Por eso, Salud busca acelerar al máximo los plazos de construcción con la finalidad de que el edificio sanitario esté prestando servicios antes de que acabe 2027. Conseguir cumplir ese plazo tiene que ser un reto inexcusable para la Junta. Los malagueños no entenderían nuevos retrasos en la ejecución de un edificio que ya acumula una importante demora. En este asunto tanto el Gobierno andaluz como los partidos de la oposición tienen que hacer causa común y remar en la misma dirección. Ponerse zancadillas y lanzarse dardos envenenados solo serviría para entorpecer una iniciativa que ya ha sufrido demasiados torpedos en su línea de flotación.
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