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Matías Stuber
Sábado, 8 de febrero 2020, 14:56
Hoy, hace 83 años, comenzó el éxodo de la carretera Málaga-Almería. Miles de personas salieron con lo puesto para huir de las tropas sublevadas que habían entrado con fuerza en la provincia. Desde hace mucho tiempo, el Peñón del Cuervo se ha convertido en un símbolo de este éxodo y, lejos de poner un punto y final, asociaciones memorialistas, familiares de las víctimas y representantes políticos se han desplazado hasta allí para conmemorar este sábado uno de los episodios más negros de la Guerra Civil e instar a que lo ocurrido no caiga en el olvido. El acto también ha supuesto el estreno de Pedro Moreno Brenes como nuevo presidente de la Asociación contra el Silencio y el Olvido, tomando el relevo de Francisco Sánchez.
Rafaela Ortega tenía nueve años cuando llegó por primera vez al Peñón del Cuervo. Junto a ella, su padre, su madre y sus seis hermanos. La familia había llegado pocos días antes a Málaga, procedente de Ronda. «Mis padres no estaban implicados en política, pero los rumores que corrían entonces sobre las tropas franquistas le espolearon a emprender la huida», describe un momento que no puede borrar de su memoria.
La seguridad que pensaban obtener en la Málaga La Roja de entonces, resultó un espejismo y Rafaela se vio forzada a una huida truculenta: «Yo sólo era una niña y no entendía muy bien lo que estaba pasando, pero sé que lo pasamos canutas. Nos comían a bombas». Aquellos bombardeos a los que hace referencia, provenían de los buques Canarias y Servera. Tampoco se olvida de la artillería de la aviación italiana y alemana, que dejó huérfano de madre a un niño pequeño delante de sus ojos. «Mamá, mamá, despierta, le decía una y otra vez, pero el cuerpo de su madre no respondía porque ella estaba muerta», recuerda un capítulo que no ha logrado olvidar desde entonces.
Rafaela tuvo el azar de su parte y sobrevivió. En mayo cumplirá 93 años. Hoy ha sido la primera vez que ha participado en este homenaje, acompañada de su hija Dolores y su nieto David, que ahora la miran con adulación.
Durante el acto, han tomado la palabra, además de Moreno Brenes, el secretario general del PSOE de Málaga, José Luis Ruiz Espejo, y el portavoz de Adelante Málaga en el Ayuntamiento de Málaga, Eduardo Zorrilla. En su intervención frente al centenar de personas congregado, Moreno Brenes ha asegurado que la memoria debe ser como un faro que guía a la sociedad hacia un futuro mejor que el pasado.
«Tenemos la obligación moral de no olvidar», ha repetido y pedido que no se den pasos atrás sobre el camino recorrido, ahora que la memoria histórica está puesta en duda por partidos como Vox. «Pongámonos en el lugar de aquellas personas. Es un simple ejercicio de empatía. La memoria no es una cuestión ideológica, es una cuestión de ser decente o de no ser decente», ha manifestado para concluir su intervención.
Ruiz Espejo, por su parte, ha manifestado que la carretera Málaga-Almería debe «ser un ejemplo para recordarnos lo que nunca más debería ocurrir». «Aquí murieron muchas personas inocentes y no nos vamos olvidar nunca», ha añadido luego. El PSOE se adscribe, tradicionalmente, a este homenaje que se realiza todos los años en el Peñón del Cuervo y hubo una alta presencia de cargos del partido. Entre los asistentes, el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Málaga, Daniel Pérez, los diputados en el Congreso Fuensanta Lima y José Carlos Durán, además de los senadores Joselé Aguilar y Estefanía Martín Palop, entre otros.
La huida, en muchos casos, no terminó en Almería. La familia de Rafaela llegó a pie hasta Valencia, donde el padre encontró trabajo como conserje en el mismo campo de fútbol que luego se convertiría en el estadio de la Unión Deportiva Levante. Hoy vive con su familia en el Cortijillo Bazán, en Ciudad Jardín. «Prometo venir el año que viene otra vez», tira de sonrisa y espera «seguir con la cabeza bien amueblada» para poder seguir alimentando así a la memoria de las nuevas generaciones.
Para concluir el homenaje a las víctimas de la carretera Málaga-Almería, los asistentes al mismo se han desplazado hasta la orilla del mar y han lanzado rosas rojas al agua.
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