Hace dos años, Antonio Romero y el socialista Martín Toval, junto a la que fuera alcaldesa Celia Villalobos, ilustraban en este periódico que a la popular le daban la medalla de la Ciudad en una imagen icónica. El otrora portavoz de IU en el Ayuntamiento ... de Málaga se abanicaba mirando cómo Villalobos parecía convencer al socialista mientras se desarrollaba un pleno de la ciudad. La semana pasada, Romero en esencia, seguramente sin saberlo, 'volvía' a la sesión plenaria por la puerta grande del PP. Lo sacaba a torear ni más ni menos que el concejal de Turismo, Jacobo Florido, que lo ponía de ejemplo del gusto patrio por la fiesta nacional.
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El que se autobautizó como el alcalde moral de Málaga acababa siendo el protagonista de una iniciativa popular para sorpresa de la sillería y de las bancadas de los grupos municipales. El equipo de gobierno presentaba una moción para defender la fiesta nacional a cuenta de que el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, no había convocado en esta edición el Premio Nacional de Tauromaquia y anunciaba que iba a suprimirlo.
Florido, que durante años tuvo una foto de Curro Romero con él en su perfil de WhatsApp, hacía una defensa de las corridas de toros explicando que el sector genera 1.600 millones de euros y que es el segundo espectáculo más visto después del fútbol, que era patrimonio cultural por la Ley 18/2013 y que debía ser protegido amparándose en el artículo 46 de la Constitución.
La viceportavoz de Vox, Yolanda Gómez, subrayaba que era la segunda vez que el PP les copiaba una moción, pero que no eran tan defensores como ellos. El socialista Rubén Viruel afirmaba que en su partido había distintas sensibilidades, a favor y en contra, y era la viceportavoz de Con Málaga, Toni Morillas, la que arremetía con dureza contra los toros, y le achacaba a Florido que hablara de la libertad para ir a las corridas, «¿para qué? ¿para maltratar animales», «¿a qué tipo de sociedad aspiran cuyos espectáculos y modelos de diversión y disfrute pasan por el dolor ajeno, el maltrato y tortura de un animal?», añadía.
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Era cuando el popular aprovechaba para hablar de la 96 Brigada Mixta, de toreros, novilleros y miembros de las cuadrillas, que luchaban contra Franco y por la República. «Si levantaran la cabeza y la vieran diciendo estas cosas yo no sé que dirían», y añadía que Federico García Lorca no era un maltratador ni Rafael Alberti un retrógrado porque les gustasen los toros.
Sacaba una foto. «¿Sabe usted quién es este? Antonio Romero, amante del toreo (en el burladero de la Diputación). ¿También es un retrógrado y un maltratador? Hombre, un poquito de por favor», momento en el que se escuchaban carcajadas en el salón de plenos. «O como decía un cantautor, que se autodenomina rojo, Sabina, 'no vayan a los toros si no quieren, pero dejen de tocarnos eso mismo'», culminaba.
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La iniciativa salía adelante por la abrumadora mayoría del PP y Vox, 19 votos a favor, 10 abstenciones del PSOE y 2 votos en contra de Con Málaga. La algarabía de los populares no se hizo esperar. Oreja y rabo, pedían para Florido por Whatsapp. Esta semana, los suyos le siguen paseando a hombros tras 'la corrida' con el traje de luces por los pasillos del Ayuntamiento. Las cosas de los toros.
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