El helicóptero de emergencias sanitarias de Málaga es el único de Andalucía que realiza transfusiones en pleno vuelo. Ñito Salas

Helicóptero del 061: Así se salvan vidas desde el aire

Málaga tiene el único equipo de emergencias aéreo, de los cinco que hay en Andalucía, con capacidad para almacenar y transfundir sangre en pleno vuelo

Lunes, 10 de abril 2023, 00:13

Son cerca de las 8.00 horas y el día empieza a clarear en el Brica de Cártama, donde el helicóptero del 061 tiene su base permanente. Por delante horas de tensa espera, «de orto a ocaso», hasta que una llamada de teléfono desde la ... sala de coordinación active al equipo. El helicóptero aguarda en pista. Allí, Juan Pedro García, mecánico de guardia ese día, ultima unos ajustes en el aparato. Mientras tanto, en unos módulos prefabricados y acondicionados para guardar el material, reunirse y descansar, el personal sanitario, la pilota y el tripulante HEMS (asistente del piloto en vuelos de emergencias o de rescate) se preparan para la imprevisible jornada, porque hay días que llegan a hacer tres salidas (cubren toda la provincia de Málaga y el cuadrante suroeste de Granada) y otros que pasa en blanco.

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Médico y enfermero comprueban escrupulosamente todo el material, que no falte ni falle nada. No cabe margen de error. Revisan cardiocompresor, respirador y analizadores, con los que realizan hemogramas y una bioquímica básica para determinar el estado general del paciente. «Es fundamental que el traslado se haga con la máxima rapidez, pero también que se gane tiempo en la asistencia que se presta hasta llegar al hospital. Es muy importante que ingrese con vida, pero aún más, que salga vivo», subraya el médico Jairo Muñoz. Mientras examina en una pequeña estancia la incubadora para traslados de neonatos en partos de emergencia, su compañero, el enfermero Ernesto Muñoz, verifica el estado de la sangre.

Jairo Muñoz y Ernesto Muñoz, médico y enfermero del helicóptero del 061 de Málaga

Hace un año, el helicóptero del 061 de Málaga se convirtió en el primer y único recurso extrahospitalario de Andalucía con capacidad para realizar transfusiones de sangre en pleno vuelo. Además, tras someterse a estrictos protocolos de trazabilidad, esta base funciona como banco de sangre, con su propio frigorífico y todas las operativas que conlleva para el control, almacenamiento y registro de las bolsas de sangre. Se trata de concentrados de hematíes de 0 negativo (es dador universal y sirve para toda la población) que en caso de que el paciente corra peligro por desangramiento se le transfundirían para su estabilización. En cada salida vuelan con dos bolsas siempre. «No llevamos más porque por la 'crona', que es el tiempo que nosotros calculamos que vamos a tardar en llegar al hospital de referencia, no sería necesario. Hablamos de unos 30 minutos desde que despegamos con el paciente hasta que entra en unas urgencias hospitalarias tras haber activado el 'código trauma', 'código ictus' o 'código 'sepsis'.

Los traslados en Málaga suelen hacerse al Hospital Clínico. Ñito Salas

Con ello, se moviliza un protocolo y se informa al médico de guardia de la asistencia realizada al paciente y del estado en que llega. Así ganamos un tiempo extraordinario, que va a redundar en su supervivencia», aclara Ernesto. En su mayoría son pacientes hemorrágicos severos, asociados a un trauma grave, como resultado de accidentes de tráfico, heridas de arma blanca y de fuego, o precipitados. En total, en su primer año de servicio han transfundido a ocho personas durante su asistencia en vuelo. «Contar con este servicio, que nos permite tener disponible la sangre en el momento preciso de salir y poder transfundirla en pleno vuelo ha supuesto poner a Málaga en la élite», resume Fernando Ayuso, director gerente del Centro Emergencias Sanitarias 061 Andalucía, quien avanza que progresivamente se irá implantando en el resto de provincias.

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Además de la base de Málaga (hay destinados en total 4 médicos y tres enfermeros), el Centro de Emergencias Sanitarias 061 cuenta con otras cuatro en Andalucía para dar respuesta a toda la región. Cada una de ellas está situada en la Isla de la Cartuja (Sevilla), el Hospital de Jerez (Cádiz), el Aeropuerto de Córdoba y en el Hospital de Baza (Granada). En total, cinco helicópteros: cuatro de ellos son del modelo A109/SP de alta velocidad, pero con un espacio muy reducido, y un quinto, modelo, Augusta AW139, que es el de mayor volumen de cabina de su gama y que opera desde la base granadina.

Pero las dimensiones reducidas del helicóptero de Málaga resultan un hándicap a la hora disponer de espacio para trasladar todo el material necesario (nevera de medicación de frío, mochila calientasueros, maletín de analizadores y nevera de la sangre), lo que les obliga a tener que utilizar un asiento solo para su transporte. «Durante el vuelo, tenemos que atender al paciente de rodillas; no hay espacio para asistirlo de otro modo», advierten.

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El equipo de guardia ese día estaba formado, de izquierda a derecha, por el enfermero Ernesto Muñoz, el médico Jairo Muñoz, la pilota Nuria Anguera, el tripulante HEMS Enric Dalit y el mecánico Juan Pedro García. Donoso

Por otra parte, la falta de helisuperficies certificadas en Andalucía (salvo los aeropuertos) impide que estas aeronaves puedan operar cuando ya no hay luz. «Es una cuestión de voluntad y presupuesto, porque tanto la máquina como los pilotos están preparados para realizar vuelos nocturnos», indica Ernesto. Desde la institución reconocen la carencia y admiten que ya se está trabajando con distintas instituciones para su adaptación.

Este servicio de emergencias aéreo empezó a funcionar en la comunidad andaluza en 1995 con el objetivo de ganar tiempo en la asistencia sanitaria, garantizar el acceso a cualquier punto del territorio y mejorar el traslado de pacientes críticos a hospitales de referencia dentro Andalucía o, incluso, fuera, como también se hace al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

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Las llamadas llegan desde la sala de coordinación, donde reciben el aviso del usuario y valoran si es necesario activar el helicóptero. «Siempre acude cuando el paciente está muy grave, pero sobre todo cuando hay que asistirlo en lugares alejados del hospital», explica Ernesto. Esto obliga a que en muchas ocasiones la aeronave tenga que buscar sitios poco convencionales para aterrizar, como campos de fútbol o carreteras. «En muchos pueblos de Málaga, sus ayuntamientos han acondicionado espacios para que podamos aterrizar; no es nada reglado, pero nos sirve para poder asistir una emergencia», abunda el sanitario. Lo que tienen claro es que aunque la localidad a donde viajen no tenga una helisuperficie convencional, no dejan de ir. «Nosotros vamos, que ya buscaremos dónde aterrizar».

De eso sabe bien la pilota de este equipo de guardia, que ya ha demostrado su pericia cuando una vida está en juego. Sin embargo, hay líneas que no traspasa: «la misión es mantener a salvo la máquina y a quienes van dentro de ella», recalca Nuria Anguera, quien acumula 30 años de experiencia de vuelo. A primera hora de la mañana repasa con su compañero Enric Dalit (tripulante HEMS) las condiciones meteorológicas y en una tablet comenta, durante el 'brifing' con el equipo, todas las geolocalizaciones posibles para aterrizar. Ambos mantienen el tipo mientras los sanitarios actúan. «Hay veces que por los rostros ya sabemos la gravedad de lo que vamos a encontrarnos y cuando todo parece perdido, porque la reanimación se ha alargado demasiado, escucho: 'carga, que nos vamos' y entonces todo cobra sentido. En ese momento es como si se obrara el milagro. La satisfacción, cuando días después conocemos que ha sido dado de alta, no tiene precio. Pese a todo, asegura que llevar un helicóptero no puede ser «una moneda al aire» y que si alguna vez arriesgó demasiado, «ya no lo volvería a hacer». Ocurrió en el Pico de la Concha (Alhaurín el Grande) con un precipitado. «No encontraba un sitio donde aterrizar y después de varias vueltas decidí plantar una rueda delantera y otra lateral que permitiese a los sanitarios bajar. Se la jugaron más que yo, pero somos un equipo», subraya.

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Condiciones del aterrizaje

Además de una superficie mínima (al menos 30 metros en plano), el helicóptero del 061 precisa de unas condiciones meteorológicas favorables. «Es imprescindible ver, por eso con niebla, lluvia muy intensa o rachas de viento superiores a 40 nudos no podríamos llevar a cabo el aterrizaje», aclara la pilota. Indica que aunque las únicas helisuperficies certificadas en Málaga son el aeropuerto y el hospital del Guadalhorce, habitualmente aterrizan en la zona habilitada en el parking del Clínico y, alguna vez, en la Comisaría de Policía. «Excepcionalmente, lo hicimos el pasado verano en pleno río Guadalmedina. Trasladábamos a un niño que se había ahogado en una piscina de Coín. Su estado era crítico y había que llevarlo al Materno. No había tiempo que perder y como aquellas helisuperficies quedaban muy alejadas se montó un dispositivo conjuntamente con las fuerzas de seguridad para que nos facilitasen la llegada a la vez que procuraban la seguridad del resto de ciudadanos. Lamentablemente, el pequeño falleció al día siguiente», relata.

El aviso del día llega a las 17.00 horas. Un hombre de 60 años, de nacionalidad noruega, ha quedado atrapado bajo un tractor cuando, al realizar labores de labranza en su finca de Casarabonela, se le ha volcado encima. Con la máquina presionándole cintura y piernas, todo apunta a un paciente crítico que puede precisar una transfusión de sangre. Los sanitarios preparan las bolsas. En diez minutos máximo salen. «Es un ítem de calidad».

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Al llegar comprueban que pese al aparatoso accidente solo cuenta con una fractura del fémur izquierdo cerrada. Su traslado al Hospital Clínico lo hace con buena tensión y frecuencia cardíaca. Pronóstico estable dentro de la gravedad.

De nuevo, vuelta a la base. El día acaba sin más sobresaltos y un sentimiento común del deber cumplido.

Las ovejas acceden al recinto para cortar la hierba. Donoso
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