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La sede del Centro Meteorológico, en El Cónsul, se quedará la próxima semana sin uno de sus principales pilares. Fausto Polvorinos, jefe de Predicción de Aemet, se jubilará después de 30 años de servicio. Curiosamente, se estrenó en Málaga con una gran inundación y se retira con otra. Por medio, ha llovido mucho, pero también ha habido hasta tornados. En las siguientes líneas explica los recientes sucesos en el interior de la provincia y Estepona.
–¿Qué ocurrió a nivel meteorológico el domingo en la provincia?
–Lo que tenemos es una lluvia muy intensa sostenida durante mucho tiempo. En Alpandeire en una hora se recogieron 119 litros por metro cuadrado, cuando recordemos que en el Aeropuerto de Málaga en las inundaciones de 1989 fueron 60. Lo ha doblado. Hemos tenido dos observatorios con casi 400 litros por metro cuadrado, el anterior y Ardales. Este caso es muy interesante, porque en seis horas cayeron 318, esto es, 53 por hora, que es muchísimo, casi lo que cayó en Málaga en el 89.
–¿Y si esto llega a caer en la capital?
–Habría sido un desastre total. Las grandes ciudades tienen mucho asfalto y la tierra no traga nada, todo es escorrentía, agua que se mueve. También hay muchas más personas y la zona donde ha caído era muy extensa, habría afectado a toda la ciudad. Ocupaba una superficie similar a la de Málaga, de hecho los pantanos se han llenado inmediatamente.
–¿Y podía haber pasado?
–Sí, podía haber ocurrido, de hecho nuestro aviso era también para toda la costa de la provincia.
–¿Se puede estar preparado para prevenir esto?
–Si se refiere a las infraestructuras es difícil. En adelante, en los estudios del periodo de retorno que se hagan tendrán en cuenta este dato.Desde 1969 hasta aquí, en 50 años, no había habido ninguna así. En las inundaciones cuenta lo que caiga, el periodo de respuesta de la cuenca y la ubicación.
–¿Existe algún precedente?
–Sí, antes de este episodio tenemos en la serie histórica tres superiores a 300 l/m2:Cortes de la Frontera, con 300; Teba, con 309 (el 4 de octubre de 1969); y los 313 de 1957 en el Aeropuerto. El caso de Teba pudo ser similar. Fue un sábado y había un partido de fútbol entre el Betis y el Málaga, y los coches no pudieron salir de la provincia. En este caso, medimos el mismo periodo, el mismo lugar y con el mismo aparato.
–¿Entonces, esto es tan atípico como se puede pensar? ¿Es fruto del cambio climático?
–Ante un fenómeno severo siempre habrá alguien que diga que es el cambio climático. Es claro que este existe en cuanto a las temperaturas, en Málaga cada vez son más altas, pero me palparía antes de achacarle esto. Se ha producido por una gota fría, que es un término que hemos dejado de usar; por una Dana o como la llaman en Hispanoamérica: una Baja Segregada. Es una depresión en capas altas que se aísla de la circulación general. Esto ocurre muy a menudo. No todas las bajas dan inundaciones, pero casi todos los fenómenos severos de precipitación son por bajas o por vaguadas muy profundas.
–¿Y por qué ha llovido tanto?
–En la baja, el aire se va acelerando y hay divergencias, un forzamiento dinámico. Pero a la vez tenemos el viento del Mediterráneo que da contra las montañas y provoca las lluvias. Esta vez ha llovido tanto porque había más inestabilidad y debió formarse un tren convectivo, que empezaba entre la Sierra de las Nieves y Sierra Blanca e iba directo hasta Campillos, lloviendo continuamente. Al día siguiente, el mismo tren fue desde Ronda hasta Estepona. ¿Por qué esta sí y otras no? Es muy difícil de decir. No es rara la situación meteorológica, porque se da bastantes veces al año. Los efectos sí son raros, tanto que ha batido todos los récords.
–Últimamente se ven muchos avisos meteorológicos, casi siempre por lluvias y de nivel amarillo. ¿A qué se debe?
–Llevo aquí 30 años y es cierto que antes costaba más dar avisos. Creo que una de las posibles causas es que cada vez hay más información de retorno. Antiguamente, a lo mejor no nos enterábamos, pero ahora con las redes sociales cualquier situación que haya nos llega, y eso afecta a la sensibilidad de los meteorólogos, y puede que los haya hecho más prudentes. Antes cribábamos más y tenía que ser algo importante para dar avisos, ahora nos curamos en salud. Si hacemos una estadística de fenómenos meteorológicos adversos, saldrían más en las zonas más pobladas, porque por poco que sea nos llega y la población recurre a los seguros. Hay un sesgo con las zonas donde vive más gente. En cambio, los fenómenos severos más peligrosos estarán en las zonas no pobladas, porque para que llegue a nosotros se tiene que haber formado la de Dios que es Cristo. Una tromba marina en la Costa la anotamos, pero para que un tornado nos llegue es porque ha tirado un montón de olivos o ha matado a muchas ovejas. Y eso influye.
–¿Hay más fenómenos meteorológicos adversos ahora?
–No sé si los hay o no, los modelos de cambio climático dicen que cada vez habrá más lluvias fuertes. En Málaga lo hemos estudiado pero no lo hemos observado. No es que cada vez haya más, sino que cada vez los detectamos más. Ahora no se nos escapa nada, pero aseguraría que no es por el cambio climático. En cambio, con las temperaturas está clarísimo.
–En sus 30 años de carrera, ¿con qué momentos se quedaría?
–Comencé con las inundaciones de Málaga, llegué en febrero del 88 y aquello fue el 13 de noviembre del 89. Aprendí mucho. Y luego todas las inundaciones que hemos tenido. Empecé con aquellas y mi carrera termina con estas. El tornado de Málaga, el 1 de febrero de 2009, también fue muy interesante. Fue de categoría F2 y pasó por una zona poblada, por lo que pude estudiar los efectos en las casas, y viceversa.
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