El imaginario colectivo está plagado de mitos relacionados con el nacimiento y desarrollo de las grandes empresas tecnológicas: quizás el más potente sea el del grupo de compañeros de universidad que alcanzan la gloria desde el garaje de casa de sus padres; o el del ... adolescente que en la soledad de su habitación termina por arrastrar a millones de fieles con una pantalla y un 'clic'. Sin embargo, existe otra mitología mucho menos conocida pero más eficaz para medir el impacto real de este tipo de compañías: muchas de ellas acarician el sueño de convertirse en empresas 'unicornio', pero pocas lo consiguen.
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El término saltaba a la primera línea de la actualidad local este lunes, con la puesta de largo oficial de la multinacional Globant en Málaga, un gigante tecnológico con más de 20.000 empleados y presente en 18 países que trabaja para Google, Rockwell Automation, Electronic Arts, Santander o Disney, entre otras. Su historia de éxito se ha estudiado en las universidades de Harvard y Stanford y en el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts). Y además, tiene la categoría de 'empresa unicornio'.
¿A qué se refiere ese término tan codiciado como este ser mitológico? La denominación surgió en el año 2013 para referirse a las empresas (normalmente tecnológicas) que llegan a alcanzar un valor de 1.000 millones de dólares en cualquiera de sus etapas durante el proceso de capitalización. El crecimiento suele ser rápido aunque aún no tenga detrás una estructura sólida en sus inicios y son capaces de crear nuevas tendencias en el mercado. Ese es el caso de Globant –aunque ya plenamente consolidada en sus 17 años de trayectoria–, una compañía nativa digital con origen en Argentina y considerada como uno de los diez grandes 'unicornios' de América Latina que ayuda a las organizaciones a reinventarse para hacer avanzar sus negocios e impulsar su potencial a través de una estrategia a gran escala que combina ingeniería, diseño e innovación.
Con esas credenciales, Globant materializa su desembarco en Málaga, donde ha puesto en marcha un Centro de Investigación en Inteligencia Artificial (IA) para avanzar en su transformación de organizaciones globales y exportar sus proyectos al resto de Europa en materia de «organización aumentada», es decir, aplicando un equilibrio entre la tecnología y el factor humano para sacar el rédito máximo a ambos conceptos. En ese reto llevan unos seis meses trabajando; de hecho, antes de que se estableciera la primera oficina física en el Polo de Contenidos Digitales, un grupo de ingenieros comenzó a dar forma al proyecto a través del teletrabajo. En cifras, Globant aspira a doblar su plantilla actual de medio centenar de profesionales antes de que termine el año; y con epicentro en una Málaga tecnológica que, tal y como destacaba en la presentación Martín Umaran –uno de sus fundadores– «comparte los mismos sueños que Globant». Y añadía: «Queremos hacer de Globant una compañía referente en el mundo de la transformación digital, que es lo que es hoy en día Málaga».
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