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El malagueño Luis Miguel Jurado es desde hace pocos días el primer presidente andaluz de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (Coceta), que ... aglutina a 16.000 cooperativas, con cerca de 300.000 socios.
¿Cómo fueron sus inicios en el mundo cooperativo?
Yo soy de Torrox; de hecho, sigo viviendo allí. Cuando terminé mis estudios en la Universidad [Trabajo Social y Administración y Dirección de Empresas], en 1997, nos juntamos cinco compañeros que no nos veíamos ni de funcionarios ni trabajando para una empresa, así que decidimos montar una cooperativa. Se llama Grupo Pandora y es una consultora social: prestamos servicios de asesoramiento técnico, diseño, gestión y ejecución de programas de intervención social, formación, participación e investigación social. Veinte años después seguimos funcionando y somos un equipo de diez personas, lo cual es un orgullo.
No sería muy común por entonces que unos jóvenes montaran una cooperativa que no fuera agraria...
Éramos unos bichos raros y lo seguimos siendo un poco. En aquel momento había mucho trabajo así que todo el mundo se extrañaba de que nos complicáramos la vida así. Pero nosotros lo que queríamos era trabajar por cuenta propia, pero de una forma más participativa, más social, más dialogante que en una empresa convencional.
Ya era hora de que Andalucía, que es líder en cooperativas, pusiera un presidente en la patronal del sector.
Efectivamente, Andalucía siempre ha tenido un peso específico importante tanto en empleo como en número de cooperativas abiertas, pero nunca había tenido representación, así que desde Faecta (la Federación Andaluza de Cooperativas de Trabajo Asociado, que Jurado preside desde 2016) decidimos este año presentar una candidatura a la presidencia de Coceta. Y uno de los retos que me he marcado tiene que ver con la intención de poner a Andalucía en primera línea del sector.
Ha mencionado un reto, ¿cuáles más se ha marcado como presidente de Coceta?
Fundamentalmente son tres. El primero es incrementar el nivel representativo y la capacidad de influencia de las cooperativas en el ámbito político, económico y social. El segundo, incrementar la visibilidad del modelo empresarial cooperativo como un sector fuerte, moderno, atractivo y útil. Y el tercero, desarrollar una política territorial más activa. Nosotros, en definitiva, queremos hacer ver que aportamos un modelo diferente de hacer empresa a la sociedad, sabiendo que no somos la solución a todos los problemas pero que sí somos parte de la respuesta.
Habla de incrementar la capacidad de influencia, ¿se refiere al diálogo social, a la agenda política...?
Una de nuestras reivindicaciones más importante es que la economía social sea un interlocutor en el diálogo social al mismo nivel que los sindicatos o la CEOE. No nos sentimos representados en la CEOE; no compartimos los mismos valores. Tenemos otra forma de hacer empresa.
¿Y qué tal se llevan con los sindicatos?
Tenemos una relación fluida. Hay cuestiones en las que nos sentimos cercanos y en otras discrepamos.
Y frente al Gobierno, ¿cuáles son sus principales demandas?
Por un lado, en el desarrollo curricular de la educación el modelo cooperativo debería estar metido, que los chavales entiendan que hay otra forma de hacer empresa. Por otro, está el tema fiscal: las cooperativas han perdido unas ventajas fiscales que antes tenían. Y muy importante es el tema de las cláusulas sociales. Hay una directiva europea que dice que los contratos del sector público deben incluir cláusulas sociales o medioambientales, que prioricen a las empresas que hagan cosas positivas por la sociedad.
¿No creen que necesitan actualizar la imagen de las cooperativas? Lo digo porque la gente suele pensar que son algo exclusivamente agrario o industrial.
Cuando fui elegido lo dije: tenemos que trasladar un concepto de cooperativa mucho más fresco, más atractivo para los jóvenes. La gente cuando conoce este modelo se enamora de él. Pero hay un concepto muy anticuado, muy pegado a lo rural, a lo agrario, pese a que el 80% de las cooperativas que se crean sonde universitarios que emprenden proyectos de servicios avanzados, cultura, tecnología, enseñanza, comunicación, turismo... Y por cierto, el 52% del empleo que crean las cooperativas es femenino y el 42% de los puestos de responsabilidad son ocupados por mujeres.
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