Tienen grabado en su memoria el último día que pisaron Málaga. Fue tan solo una semana antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma en el país por el Covid-19. Desde entonces, Rafael Hurtado y Pilar Bellido ansiaban volver a «disfrutar del ... ambiente» de esta ciudad, pasear por sus calles y, sobre todo, de su gastronomía. «Teníamos mono de espetos», confiesa esta pareja, que llegó el viernes a mediodía a pasar el fin de semana desde Marchena (Sevilla). A sus 60 años, ella ya está vacunada de una dosis de Pfizer y él, lo estará en breve. «Han sido unos meses muy duros y ya había ganas de cambiar de aires», subrayan.
Publicidad
Como ellos, miles de andaluces se echaron a las carreteras este primero de mayo después de que el pasado jueves la Junta de Andalucía autorizase la movilidad entre las ocho provincias de la región después de más de tres meses de cierres perimetrales.
El 17 de enero, después de una escalada en la cifra de contagios tras las vacaciones navideñas, Andalucía optó por restringir su movilidad al máximo. Desde entonces, ni segundas residencias, ni visitas a familiares, ni escapadas a la playa, ni encuentros con amigos en otras partes de la comunidad autónoma. Tocaba quedarse en el lugar de residencia. O había un motivo justificado o las ganas había que guardarlas hasta que amainara el 'temporal'. Y eso es lo que ha sucedido: la tasa de incidencia acumulada sigue descendiendo en Andalucía y, concretamente, Málaga estrena mayo con la cifra más baja de contagios en todo un mes. Datos positivos que, unidos a una progresiva vacunación, invitan a cierto optimismo, tal y como refleja la ocupación de algunos hoteles del Centro de Málaga: «Este sábado, tenemos una ocupación del 70% gracias a esta apertura entre provincias; el resto de fines de semana apenas rozamos el 30%», admitía un empleado de este establecimiento, próximo a la plaza de la Constitución y que ha permanecido abierto durante toda la pandemia. «Hemos aguantado gracias a los clientes corporativos, si no, habría sido inviable», recalcaba.
El buen tiempo y el día festivo llenó de vida este sábado a Málaga. Por sus arterías principales volvía a verse a gente fotografiándose con la Alcazaba o con el mar; entrando en museos, comprando recuerdos, paseando, riendo, disfrutando en terrazas con amigos… Cogiendo oxígeno para que el corazón de esta ciudad vuelva a latir con la misma fuerza que antes de que el coronavirus lo dejara casi parado. Pero, todavía falta. «Es necesario, aunque dudamos si finalmente hacer esta escapada. Hay que tener todavía mucho cuidado porque, aunque la incidencia es baja y eso nos tranquiliza, los contagios siguen ahí», asegura Jésica Galindo, que junto a su pareja Jorge Ortega han llegado esta misma mañana desde Conil (Cádiz). «Nos quedaremos solo hasta mañana, pero nos apetecía mucho ver ciudad y Málaga nos gusta mucho», explican.
La hostelería respira algo, por fin, tras meses calamitosos de restricciones horarias, aforos y protocolos Covid.«Esto está minado de cordobeses y sevillanos. Hoy hemos estados completos y para mañana no queda ni una reserva. Ojalá se repitan más días como hoy y dejen de ser una excepción para empezar a convertirse en algo habitual», aseguraba Alejandro Aguilar, encargado del Chiringuito Caleta Playa, situado en el Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso (zona de la Malagueta).
Publicidad
También en la playa tenían previsto comer este sábado Antonio La Sierra y Transi Romero, un matrimonio que aterrizó en Málaga el pasado miércoles desde Barcelona. «Sabemos que la comunidad está cerrada, pero hemos venido por razones médicas y ya hemos aprovechado para pasar aquí el fin de semana», expresa esta pareja, que es la tercera vez que visita la Costa del Sol, aunque era la primera que se hospedan en la capital. «Es una ciudad acogedora, cosmopolita y muy limpia», detalla Romero, quien junto a su marido han podido «desconectar» unos días y disfrutar de la comida. «Hemos estado comiendo espetos todos los días en los restaurantes de El Palo. Nos encantan», apostilla esta pareja acostumbrada a viajar y que, aunque al principio de la pandemia lo llevaron bien, estos últimos meses se nos han hecho cuesta arriba», lamentan.
El año también ha sido especialmente duro para Carolina Ibáñez, natural de San Roque (Cádiz), que vino junto a su madre y resto de familia a echar el día. «Hemos pasado un año muy complicado, aislados de todo. He perdido a mi padre de cáncer y hemos querido hacer esta escapada para relajarnos un poco y reponer fuerzas», explica esta joven que no había contado con que todo el comercio estaba cerrado y que se disponía a buscar una oficina de turismo para ver qué opciones tenía.
Publicidad
Sin embargo, la principal, situada en la plaza de la Marina, donde el trasiego de personas y visitantes fue incesante a lo largo del día, seguía cerrada. «¿Cómo puede ser que no abran la oficina de turismo un día como hoy?», se lamentaba Clara González, quien pretendía que alguien la orientase sobre qué ver en Málaga el fin de semana, adonde había llegado con su familia desde Córdoba.
También con su familia, llegaron Sebastián Sánchez y su esposa Emilie, él de Barcelona y ella de origen francés. Acompañados de sus dos hijos de 8 y 5 años, la pareja se hacía selfies con la Alcazaba al fondo antes de dirigirse a visitar el Museo Picasso. «Hace un año, nos vinimos a vivir a Sevilla por motivos de trabajo y el 28 de febrero del pasado año nos escapamos por primera vez a visitar Málaga, pero nos quedamos con ganas de más. Y ahora que hemos tenido de nuevo la oportunidad, no lo hemos dudado. Está muy cerca de Sevilla y la oferta cultural es magnífica», describe Sánchez.
Publicidad
Ganas de Málaga tenía también Mar Leguina (Málaga), estudiante de Enfermería en la Universidad de Sevilla, que desde hacía un mes no veía a su familia. «Aunque por tener la residencia aquí, sí he podido venir más, he aprovechado esta apertura de las provincias para enseñarle Málaga a mi pareja», relata Leguina, quien conoció a Manuel Gascón, natural de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y estudiante de Ingeniería de Edificación, en la capital andaluza. «Aprovecharemos el día para enseñarle Gibralfaro, la Victoria, la Alcazaba y Muelle Uno; hace un día espectacular», expresa Leguina, que desea aprovechar este tiempo juntos antes de marcharse de voluntaria a Turquía este verano.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.