El alcalde nos recibe en su domicilio; sentado en su lugar de trabajo delante de su estantería de libros. Hablamos por videoconferencia, el nuevo escenario social que nos ha traído este confinamiento. Es el primer día de trabajo después de semanas de convalecencia tras el ... accidente cerebral que sufrió el pasado 11 de abril y por el que tuvo que ser intervenido. Se le nota tranquilo, descansado y en forma, quizá con ese punto de serenidad que uno gana tras cinco semanas en el dique seco. Vuelve con las ideas claras y un objetivo: seguir siendo alcalde de Málaga hasta el final de la legislatura a pesar de la amenaza de una moción de censura tras la espantada de Juan Cassá de Ciudadanos, su socio de Gobierno. «Soy más útil en el Gobierno de la ciudad que en la oposición», repite como si fuera el nuevo mantra de un regidor que cumplió dos décadas al frente de la Casona del Parque.
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–La primera pregunta no puede ser otra. ¿Cómo se encuentra de salud?
–Muy bien. La verdad es que muy bien. He ido evolucionando muy bien desde que llegué a casa tras la operación. Al principio, cuando me ponía a contestar los mensajes de ánimo y apoyo, me empezaba a cansar a la hora y luego ese tiempo y ese periodo de actividad fue alargándose satisfactoriamente. La quinta semana especialmente, por algo me lo decían los médicos, que debían ser esas cinco semanas en casa.
–¿Cómo ha sido este periodo de convalecencia? ¿Ha sido usted disciplinado?
–Tranquilamente, como unas vacaciones confinadas. He tenido tiempo para leer, escuchar música. Luego fui incrementando la actividad, respondiendo personalmente a todos los mensajes como me gusta hacer. Mi mujer Rosa y mi hija Lucía han estado muy atentas y pendientes de mi recuperación. En la última semana también he salido a la calle respetando los tramos horarios para las personas de mi edad y disfrutando de la ciudad aunque aún no esté en su plenitud.
–¿Qué recuerdos tiene de esos días en el hospital?
–Fui al hospital después de unos días de mayor cansancio y fatiga mental. Mi lesión se produjo por un golpe en la cabeza al resbalar un día al entrar en el Ayuntamiento, allá por el mes de noviembre. Hubo un sangrado en la zona que une el cráneo con el cerebro y en ese espacio se fue acumulando material que se fue incrementando. Y en las cuatro semanas de confinamiento que estuve trabajando muchas horas, con una gran tensión, fui notando un mayor cansancio. Lo noté yo y lo notaron mis colaboradores; notaron que me echaba las manos a la cabeza, problemas con el diálogo, bostezaba. Por ello me hice un TAC en el Clínico y vieron que tenía un hematoma, con acumulación de sangre y derivados que causó la presión y requirió la operación.
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–¿Llegó a pasar miedo?
–Sinceramente no, estuve muy tranquilo y sereno. Confío mucho en los profesionales y sabía que estaba en muy buenas manos, que quiero aprovechar para agradecer. Lo recuerdo perfectamente todo; estuve consciente tras la sedación y tuve un diálogo con las enfermeras; luego pasé a planta hasta el día 14.
–¿Y temor a alguna secuela?
–No, porque sabía que no había afectación en el cerebro, sino en una zona externa. Sólo quedaba ver cómo el cerebro recobraba su espacio. Tengo un grato recuerdo de todo el personal de Neurocirugía del Hospital Regional de Málaga y del personal del Hospital Chip.
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–¿Cómo valora la salida de Juan Cassá de Ciudadanos y que su Gobierno quede en minoría?
–Relacioné la salida de Juan Cassá de Ciudadanos con el hecho de que no entrara en los órganos de dirección tras la Asamblea del partido. Lo entendí así en ese momento y lo veo en clave interna.
–¿Ha hablado usted con Juan Cassá?
–No. Creo que él ha respetado mi tiempo de descanso e imagino que ahora que me incorporo a la actividad es posible que me llame. Sería lo lógico y normal.
–Y si no le llama, ¿le llamará usted?
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–Si no me llama él es bastante probable que lo llame yo, porque es bueno saber cuál es su situación, si se considera comprometido con el acuerdo al que se llegó con Ciudadanos hace un año para la estabilidad y gobernabilidad de la ciudad o si, por el contrario, se siente 'descomprometido'. ¿Cómo enfoco este asunto, precisamente en estos momentos tan delicados por la crisis sanitaria y económica? Pues buscando un gran consenso en la ciudad para poder lograr los objetivos y que sean compartidos con todas las fuerzas políticas. Y estoy hablando del PSOE, Adelante Málaga y, por supuesto, todo el equipo de Gobierno, con el PP y Noelia Losada. En la medida de que Cassá se pueda considerar fuera del acuerdo con Ciudadanos estaría por supuesto incluido en esa búsqueda de consenso. Al menos, por mi parte.
–¿Cómo interpreta el silencio del propio Cassá desde que se anunció su salida y también del PSOE y su portavoz, Daniel Pérez? ¿Ve una moción de censura en el horizonte?
–No tengo noticias. No quiero echar balones fuera. Habrá tiempo para ver. Mi posición es buscar ese máximo consenso para trabajar por la reactivación económica y la seguridad sanitaria.
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–En el caso de una moción de censura y fuese desalojado de la Alcaldía, ¿seguiría en su puesto como concejal de la oposición?
–Yo tengo un compromiso de cuatro años con la ciudad. Me presenté a las elecciones, además, porque me lo pidieron tanto el presidente provincial, Elías Bendodo, como el presidente regional, Juanma Moreno Bonilla.
–Tampoco tuvieron que insistirle mucho…
–Bueno, yo lo que digo es que me lo pidieron; y me lo pidieron con seriedad e insistencia. Mi compromiso era por los cuatro años de la legislatura y lo entiendo en la responsabilidad de gobernar la ciudad. Eso es un futurible.
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–Pero de ser así, ¿lo podríamos ver en un asiento como concejal de la oposición?
–...(silencio)… Por supuesto, eso es así.
–Y siguiendo en el plano de futuribles, como usted dice. ¿Si el PSOE se hiciera con la Alcaldía consideraría que lo hace gracias a un tránsfuga?
–Creo que los votantes de Ciudadanos no votaron a los dos concejales que salieron para que hagan una operación de ese tipo. La señora Losada lo ha demostrado y el señor Cassá, hasta ahora, lo ha demostrado igualmente. No tengo hasta este momento problema alguno.
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–¿Le ofrecería al concejal Cassá entrar en el equipo de Gobierno?
–Por mi parte no habría, insisto en ello, ninguna objeción; aunque debería ser entendido de forma correcta por Ciudadanos como partido. Pero habría un gran valor en ello que sería la estabilidad. Siempre he trabajado por esa estabilidad en el Gobierno municipal desde el 2015. Y digo, soy mucho más útil en el Gobierno que en la oposición. Igual que antes hemos comentado si seguiría y, evidentemente, mi compromiso es ese de seguir los cuatro años, creo que en estos tiempos tan difíciles puedo ser más útil en el Gobierno que en la oposición.
–¿Cuál es la situación de Málaga tras el confinamiento y ahora en la fase 1 de la desescalada?
–Me hubiera encantado que hubiera entrado con el resto de las provincias andaluzas, pero yo no voy a entrar ahora en quién tenía razón, si el Gobierno central o el Gobierno andaluz, que protestó por ello y reclamó que Málaga y Granada entraran como el resto de ciudades. Lamento que no hubiera entendimiento. Lo importante, al final, aunque vayamos con cierto retraso, es que hagamos las cosas muy bien. Aprovechar las capacidades públicas y privadas y mantener las pautas de seguridad y distancia social. Tenemos que comportarnos, y lo dije hace muchas semanas, como si estuviésemos contagiados. La mascarilla; los guantes, aunque eso es menos importante porque la higiene de las manos es suficiente; y las distancia, sobre todo la distancia. Que no le demos facilidades al virus para pasar de un lado a otro. Si todo el mundo lo hiciera, no quedaría virus en muy pocas semanas; estaría el tema eliminado de la geografía española. Lo que hay que intentar es que las medidas nacionales sea muy ágiles para que el tejido empresarial pueda sostenerse. Esta crisis nos demuestra la importancia, entre otras cosas, del tejido empresarial.
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–Hoteles cerrados, bares y restaurantes con problemas, caída fortísima del PIB… ¿Qué planes tiene como alcalde de la ciudad?
–La línea esencial es la seriedad con las medidas de seguridad sanitaria, dar la imagen de una ciudad segura. En eso hay que esforzarse; yo me esforcé en las semanas previas a mi accidente. Logré, por ejemplo, que se atendiera a las residencias, con la aportación de Muelle Uno; es muy importante la limpieza y desinfección de las calles. Y en el plano económico –insisto en la agilidad de los avales del ICO y de los ERTE–, nosotros lo complementamos con la labor social. Esta crisis ha demostrado también la importancia del mundo local; todo habría sido diferente si el mundo local hubiera tenido más fortaleza, con más medios en competencias y en presupuesto.
–Usted le envió una carta a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, reclamándole la posibilidad de utilizar el superávit, que en el caso de Málaga es de 48,6 millones de euros… ¿Lo ve posible porque el Gobierno se muestra reticente a dar el visto bueno?
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–Esta misma mañana (por ayer) he insistido en esta idea. Hay que volver a escribirle a la ministra, volver a recordárselo a la FEMP… Los números, para que salgan bien y para que se puedan abordar nuevos temas, requieren que el Ayuntamiento de Málaga realice una labor complementaria que facilite que esa liquidez llegue de verdad a las empresas.
–Sin embargo, tras las últimas reuniones de la FEMP con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, parece que se ha avanzado muy poco…
–Los ayuntamientos somos el escalón más cercano a la gente; los que podemos dar una respuesta rápida. Es una pena que España sea el país menos descentralizado de toda Europa. En esta crisis, el nivel local español es el menos capaz de toda Europa para dar respuesta, a pesar del enorme esfuerzo que están realizando.
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–¿Teme que el Gobierno no lo autorice?
–Es injusto que el Gobierno utilice los superávit de los ayuntamientos para compensar su déficit y así poder endeudarse más. El Gobierno quiere poner en marcha la renta mínima. Pero me parece bien poner algunos añadidos para que esas personas con la renta mínima tengan el estímulo de aprender un oficio y oportunidades para el empleo. En el fondo es un asunto de Educación y de Formación Profesional que este país aún no ha afrontado y que tanto se necesita, entre otras cosas, para atender a estas personas que no tienen acceso al empleo, que no tienen capacidad de ahorro y que en esta crisis requieren de una renta mínima.
–¿Qué valoración le merece la gestión del presidente Pedro Sánchez y del vicepresidente Pablo Iglesias en la crisis?
–Creo sinceramente que es una gestión mejorable. Hay cosas positivas, como las medidas económicas, aunque han de ser más ágiles, pero en el arranque faltó celeridad. Un país que tiene embajadas en China y en Corea debía tener información de todo lo que estaba pasando. Y los informes de la Organización Mundial de la Salud también estaban alertando de este tema. Se tenían que haber tomado medidas más anticipadas, sobre todo en cómo aislarnos de esos primeros países afectados y, sobre todo, respecto al material. Creo que todo lo relativo al material ha estado muy mal gestionado. Es una pena que el material de protección haya faltado para miles de sanitarios, con más de 50.000 contagiados en España, que ha estado y está en vanguardia en la lucha contra el virus. Ahí no podía haber fallado ni el Gobierno ni la sociedad española. Y en general se tenía que haber pensado no sólo en los sanitarios sino en todos los empleados de tareas esenciales. Es más, todo eso de las mascarillas, si son o no obligatorias, tenía que haberse pensado mucho antes, con más antelación. Y tener los medios de producción interna y de distribución de ese material. La centralización de la compra fue un error. Dicho esto, hemos colaborado con lealtad con el Gobierno central y con el Gobierno regional, que dicho sea de paso ha gestionado con mucho más acierto.
–Cuando habla de que se tenían que haber tomado medidas con más antelación, ¿cree que no se tenían que haber autorizado los eventos deportivos y políticos y las manifestaciones del 8 de marzo?
–Había razones para que no se hubieran autorizado. Ponía el acento en un reciente artículo que el Gobierno basaba su estabilidad no sólo en la suma de PSOE y Unidas Podemos sino de Esquerra con la famosa mesa de diálogo de Cataluña y dedicó todo su tiempo y energía en ver cómo esa mesa se configuraba. Semanas y semanas dedicados y absorbidos en el Gobierno por ese tema. Al final de febrero fue cuando se reunió esa mesa; y en esas reuniones estaba el ministro de Sanidad. Insisto, muy absorbidos por ese tema mientras el gran problema estaba en otro lado. Si el 10 de noviembre, tras las elecciones generales, se hubiera planteado un Gobierno PSOE y PP, también con Ciudadanos, para precisamente abordar el tema catalán, con una base parlamentaria suficiente para no necesitar ningún grupo catalán, todo hubiera sido diferente. Precisamente para abordar el asunto de Cataluña con generosidad pero con firmeza, dentro de la Constitución, por supuesto. Si hubiera sido así hubiéramos tenido un Gobierno que habría podido afrontar todo esto de manera diferente.
–Usted habla de ese gran pacto, pero ni Pedro Sánchez ni el presidente de su partido, Pablo Casado, están por esa labor.
–Yo digo lo que pienso. Mi obligación moral es decir lo que pienso. Y no lo digo ahora, lo dije entonces, cuando me mostré partidario de la abstención del PP. Pero quien tenía que tomar la iniciativa era quien ganó las elecciones; y tuvo que hacerlo esa misma noche. Y no lo hizo. Hubiera sido bueno para España. Y se podría haber creado una corriente de opinión pública para solucionar los problemas de España, tanto Cataluña como ese gran pacto por la Educación en el que llevo tanto tiempo insistiendo.
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–¿Qué piensa cuando un ministro de España, que además es malagueño como Alberto Garzón, dice que el turismo es una industria precaria y de bajo valor añadido?
–No las comparto. Y demuestra que le falta información sobre el turismo, sobre las posibilidades de empleo de altísimo valor añadido. Lo que ha supuesto para la economía española. Y también para la andaluza y la de Málaga. Y que podría ser aún mayor con una Formación Profesional enfocada. Lo que es evidente es que no puede ser una economía basada sólo en el turismo. Y eso es lo que hemos hecho en Málaga en los últimos años en materia tecnológica. Estamos trabajando para que Málaga sea una ciudad que atraiga talento innovador.
–¿Está de acuerdo con la cuarentena en la entrada a España de personas procedentes de otros países europeos?
–Me parece una medida desacertada. España tiene que ponerse de acuerdo con Europa en este tema. Los corredores aéreos con países de Europa o de fuera me parecen muy positivos. Creo que la solución, sin ser yo especialista, pasa por ofrecer al turista un test en la salida y otro en la llegada. Incluso otro a la hora de emprender el camino de regreso, cuando termine su estancia. Y tener una oferta sanitaria muy potente, con una capacidad de análisis mejor que la demostrada hasta este momento. Sería un buen camino. Lo importante es trabajar la imagen de Málaga con la seguridad, la marca de Málaga como un espacio seguro.
–Gracias alcalde por esta conversación; la primera entrevista tras su vuelta a la normalidad. Aunque antes de despedirnos, nos queda una última duda: no sabemos si habrá o no Feria de Málaga.
–No es fácil. No es fácil. Quizá en otras fechas como septiembre, pero es un tema que pasa por valorar y primar la seguridad. Hoy, con los datos que tenemos, no veo fácil que se puede celebrar la Feria en agosto.
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