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Fue en el tercer piso de un edificio de la calle Juan de Padilla. Allí comenzó la historia de la librería Prometeo que fundaron cuatro socios con el ánimo de difundir la cultura en la España del tardofranquismo, pero también con la sana intención de ... importar libros prohibidos que se vendían bajo mostrador. La censura les pilló la matrícula y les prohibieron sistemáticamente los pedidos que venían del extranjero, así que improvisaron una segunda marca para traer esos títulos malditos que habían escrito Gerald Brenan, Miguel Hernández o Sartre. Ese nombre alternativo fue Proteo, que es la denominación con la que hoy se conoce popularmente a esta firma que conserva su espíritu libertario de la mano de Francisco Puche, uno de sus fundadores, que sigue acudiendo (casi) a diario a la librería de Puerta de Buenaventura. Con el apoyo del actual gerente, Jesús Otaola, Proteo/Prometeo no solo es un ejemplo de librería con historia que ha sabido adaptarse a los tiempos de internet, sino un estandarte de la relación librero-lector y un caso único de promoción cultural con su editorial de temas malagueños que supera el centenar de títulos al año. Larga vida a Proteo/Prometeo.
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