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El sol despunta entre las palmeras del Parque de Málaga. «Horror», piensa y dice el fotógrafo de este periódico imaginando cómo el claroscuro entre un cabeza de cartel y otro, en la tradicional foto lineal, le puede jugar una mala pasada. La misma que aconteció en la imagen de familia de los candidatos del PP en los jardines de Pedro Luis Alonso: que unos iban en la sombra; otros, café con leche, y los de más allá se llevaban de lleno la infusión de sol. Toca idear un plan B mientras llegan los candidatos a la Alcaldía de Málaga, Paco de la Torre (PP), Dani Pérez (PSOE), Toni Morillas (Con Málaga), Noelia Losada (Cs) y Antonio Alcázar (Vox).
El primero en aparecer, Alcázar, con una entretenida conversación por teléfono, con la que hacía tiempo, subía y bajaba el Parque, mientras se iban sumando el resto, a su hora. De la Torre, Pérez y Losada casi a la par, y por último, Morillas. «¿Seguro que sabe a qué hora es?», preguntaba uno de ellos acerca de la candidata de Con Málaga. Detrás de la instantánea, casi todos tenían prisa e iban lo que se dice 'vamos que nos vamos'. El encuentro, la primera vez que el socialista le estrechaba la mano a Alcázar, de Vox: «Ni nos conocíamos», que explicaba más tarde Pérez.
El buen ambiente se vivía entre los más conocidos, PP, PSOE y Cs y sus jefes de campaña se hacían también una imagen para la posteridad mientras se armaba la primera imagen lineal. ¿Cómo se sitúan? En esta ocasión se ha quedado atrás el protocolo tradicional para que se asemeje a la asamblea francesa (la distribución del salón de plenos en Málaga). De la Torre, el que tiene mayor representación, en el centro, y a su derecha, las formaciones centro-derecha, y a la izquierda, las propias. Nadie pone pegas. De otro modo, con el protocolo tradicional, el de mayor rango tras el alcalde debía ir a su derecha; el siguiente, a su izquierda; y así sucesivamente, y podía quedar la estampa de que la representante de Con Málaga (IU y Podemos y otros partidos) se situara al lado del de Vox, que justamente son los más alejados en el tablero político. Morillas llegaba y saludaba cariñosa a Pérez y a Losada, con dos besos; sin embargo estiraba el brazo desde bien lejos, cara circunspecta, para estrechar la mano del candidato de Vox. Las cosas de la comunicación no verbal, que nos contaba Allan Pease.
Tocaba hacer la foto. El sol empezaba a subir alto, y todos se encuadraban bajo el Lorenzo. Menos mal. De la Torre se daba cuenta de que había una motita de chocolate en su corbata. Es su pequeño secreto para retomar energías: cacahuetes bañados en chocolate. Otros viven a base de cafés. Cada uno tiene sus truquillos para estar a tono. También hablaban días atrás de complejos vitamínicos con ginseng. Las campañas son muy duras. «Mucho curro», que decían los asesores. Morillas, sin embargo, que se acaba de subir al carro, afirmaba: «A mí me va a faltar un mes más de campaña». Al lado, su jefa de prensa fruncía el ceño. Otros, sin hacer el gesto, se llevaban las manos a la cabeza.
La imagen, estupenda. La Casona, detrás. Los candidatos, todos soleados. Pero, ¿por qué no un Abbey Road de los Beatles?, que se monta sobre la marcha. El paso de cebra de la calle Cervantes, justo delante del Ayuntamiento, no aguanta tanto personal dentro porque es estrechito, así que toca salir a la inmensidad del paseo del Parque para captar a los cinco en toda su amplitud. Tienen que ir cruzando uno detrás de otro, la foto debe estar en movimiento. «¿Distancia entre nosotros?», preguntan. El asesor socialista responde: «Justo un concejal». Risas.
Casi en línea para empezar la operación del cruce del paso de peatones espeta Dani Pérez: «¿Por qué no bailamos 'Paquito el chocolatero'?» Tono de guasa donde los haya. Ya saben, ese pasodoble de verbena de pueblo, que revolucionó España unos años y que se originó en las fiestas de moros y cristianos. Luego tuvo su revival con un remix de King África. Las risas, con la ocurrencia, no tardaban llegar. De la Torre, Paco, se sonreía de soslayo. Las cosas del directo.
Disciplinados, en fila india, se disponen a cruzar ida y vuelta. Ese Abbey (Parque) Road para la historia de estas elecciones municipales 2023. Ian McMillan, el fotógrafo de los de Liverpool, les hizo cruzar para la icónica portada de su disco cuatro veces en ambos sentidos.
«Mirad a la cámara», que se afanaba en decirles el fotógrafo, pero el candidato popular se ponía en modo andarín y miraba la mayor parte del tiempo hacia delante como si enfilara el paseo marítimo para sus caminatas. Los conductores, en sus coches, parados en el semáforo, no eran ajenos a la instantánea. A la vuelta, De la Torre decía divertido: «Qué espectáculo». Le contestaban: «Fotón».
Hoy la Alcaldía se dirime entre ellos, y aunque los dos mejor posicionados son los de las fuerzas mayoritarias, De la Torre y Pérez, siempre quedan las llaves, los acuerdos, vivir en la oposición e incluso no obtener la representación necesaria para entrar en la Casona o no contar con un grupo municipal. Se juegan mucho, pero hoy, el día D, el 28M, estarán más relajados después de tanto slogan y performance que les exige la campaña electoral, que parecía que nunca iba a acabar.
Nada más terminar el posado, De la Torre y Alcázar se despiden mientras Losada, Pérez y Morillas se quedan charlando. Se animan a tomar un café juntos, pero no les cuadran las agendas. «Otro día será», que se dicen unos a otros. Ya queda menos. Nada.
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