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Francis Silva
El filtro telefónico y la falta de personal complican el acceso a citas presenciales en centros de salud

El filtro telefónico y la falta de personal complican el acceso a citas presenciales en centros de salud

Con la mitad de la plantilla de vacaciones y la presión disparada por el aumento de contagios, la mayoría de ambulatorios no tienen agenda abierta en 14 días

Lunes, 19 de julio 2021, 01:12

La pandemia ha agravado los problemas estructurales que arrastraba la atención primaria. En los centros de salud de la provincia resulta imposible acceder a una consulta presencial. «No hay agenda disponible en los próximos 14 días», avisa un mensaje automático de Salud Responde cuando alguien trata de obtener una cita en su ambulatorio. Y cuando hay algún hueco se trata siempre de consultas telefónicas. No hay manera ya de ver al médico de cabecera sin pasar por este filtro, incluso cuando el problema requiere un examen presencial.

Un simple reconocimiento se ha convertido en toda una odisea. Es el caso de Irene, de 19 años, que se notó un bulto detrás de la oreja hace varias semanas. Intentó solicitar cita en Salud Responde, pero no hubo forma de conseguir una fecha. Acudió al ambulatorio junto a su madre y les ofrecieron una cita no demorable en Enfermería. «Creo que no es nada, pero te lo tiene que mirar el médico», le dijeron. Lo paradójico es que, a pesar de haber pasado ya un filtro (el de Enfermería), el protocolo las colocaba de nuevo en el punto de partida: tenían que pedir cita y la única posibilidad era telefónica. «Mi madre se quejó», recuerda Irene, «porque ya una enfermera me había visto y había dicho que tenía que examinarme mi médico».

Algo parecido le ocurrió a Manuel, de 40 años, atendido en el Hospital Regional por un esguince de hombro. Allí le pusieron un cabestrillo y le indicaron que tendría que solicitar cita con su médico para las revisiones. Empezaba el calvario: «Primero no tenían agenda abierta. Luego me gestionaron la baja por teléfono. Una semana después llamé para pedir hora para la revisión, pero me dijeron que la primera cita tenía que ser telefónica. Si necesito que me revisen el cabestrillo por un esguince, ¿cómo va a ser telefónica?», se queja. La agenda volvía a estar cerrada en los próximos 14 días, según Salud Responde. Los problemas se prolongaron varios días, «hasta que conseguí una cita telefónica con otra médica que no era la mía y me dijo que me pasara por ahí». Esta situación, advierten algunos profesionales, ha provocado un aumento de las consultas en las urgencias hospitalarias.

El aumento de contagios en las últimas semanas vuelve a elevar la presión asistencial. Aunque muchos creen que este incremento sólo afecta a los hospitales, por los nuevos ingresos, lo cierto es que cada ola de coronavirus, a excepción de la primera, ha puesto a prueba la atención primaria. Porque los centros de salud se encargan del diagnóstico y rastreo de casos y, lo que más tiempo ocupa, del seguimiento telefónico de los enfermos que no requieren atención hospitalaria. Y son la mayoría, sobre todo en una ola que concentra el mayor número de casos en la franja de edad de entre 15 y 29 años. Por eso el Sindicato Médico de Málaga denuncia que el escenario es «crítico», con agendas de hasta 60 y 70 llamadas diarias para cada médico.

Porque este nuevo estallido de casos, en una tormenta perfecta, coincide con el inicio de las vacaciones. La mitad de la plantilla está de descanso y el Servicio Andaluz de Salud (SAS) apenas ha cubierto sus vacantes. Por si fuera poco, la mayoría de centros de salud no abren por las tardes. Pero no sólo los médicos están desbordados. Las enfermeras, sobre cuyos hombros ha caído el peso de la campaña de vacunación, no pueden asumir la sobrecarga de trabajo que acumulan desde hace meses. Por eso los pediatras «han asumido el programa de salud y obesidad infantiles que anteriormente realizaba Enfermería», como explica el Sindicato. De ahí que se haya producido una fuga de pediatras de atención primaria a los hospitales públicos o la sanidad privada: «Esto provoca que el 40 por ciento de las plazas pediátricas de los centros de salud estén ocupadas por médicos de familia en función de pediatría en nuestra provincia».

Los sindicatos reclaman «un cien por cien» de sustituciones de los administrativos, médicos de familia, pediatras, enfermeras, fisioterapeutas y el resto de profesionales de los centros de salud. Ante estas críticas, la Consejería de Salud anunció más de 25.000 contratos de refuerzo para el verano, 5.414 en Málaga, el mayor número de contratos estivales de toda la comunidad autónoma. Con ello pretenden «cubrir la actividad asistencial y reforzar las zonas de mayor afluencia turística», aunque los sindicatos consideran que resulta «insuficiente» para garantizar sustituciones durante las vacaciones de todo el personal en plena quinta ola de la pandemia.

Sobre el filtro telefónico, desde el SAS aseguran que de momento seguirá como hasta ahora. Desde el Colegio de Médicos creen que finalmente se optará por «una fórmula intermedia» y propone que sean los propios médicos de familia, que «conocen a sus pacientes», quienes determinen qué usuarios necesitan citas presenciales.

El plan del SAS: 25.000 contratos que la oposición considera «irreales»

La presión que la nueva ola de coronavirus y el comienzo del verano ponen sobre la sanidad andaluza ha llegado al Parlamento. En la última sesión, el consejero de Salud, Jesús Aguirre, defendió el plan de vacaciones del Servicio Andaluz de Salud (SAS), que ofertará más de 25.000 contrataciones de refuerzoen los centros de la comunidad, lo que supone «un 28 por ciento de incremento respecto a la planificación del año anterior». El PSOE criticó este anuncio, cuyos datos considera que «suenan tan irreales como los del año pasado».

Aguirre reconoció que «nadie esperaba esta quinta ola y pensábamos que podríamos tener un plan de verano de cierta normalidad», a la vez que explicaba que la nueva escalada de contagios «está suponiendo una presión no hospitalaria pero sí a nivel de atención primaria en una época donde hay una déficit de recursos humanos» porque «tenemos dinero pero no gente para contratar, y tenemos que dar a los profesionales sus merecidas vacaciones». Con la pandemia, las bolsas de trabajo se han quedado vacías, en parte por la fuga de profesionales a otras comunidades autónomas que ofrecen mejores condiciones laborales y salarios más altos y también a otros países.

El diputado socialista Javier Carnero acusó al Gobierno andaluz de «ensayar el desmantelamiento» de la sanidad pública durante este verano: «Han cerrado centros de salud por las tardes, consultas, quirófanos, urgencias y camas».

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