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Llegaba al pleno Paqui Cruzado, presidenta de ACREM, una asociación cuyos objetivos son trabajar por «la igualdad real y efectiva, empoderar a las mujeres, la ... conciliación y corresponsabilidad y las nuevas masculinidades», como reza en su perfil de Twitter. Su participación activa y comprometida en el Consejo de la Mujer del Ayuntamiento de Málaga, donde es una asidua, foro en el que hay más de cien asociaciones representadas, da buena muestra de su trabajo.
Se dirigía esta veterana conocida del Consistorio al atril para intervenir en una iniciativa del Partido Popular. «Quiero agradecer la oportunidad que me dan para expresar mi indignación sobre la ley del sí es sí. Esta cuestión nos importa mucho a todas las personas, y de manera especial a las mujeres que han sufrido acoso, abusos, malos tratos, violaciones, y las familias de las víctimas que han muerto a manos de sus asesinos». Continuaba diciendo que esta norma hay que «modificarla de inmediato porque los pederastas, violadores, agresores sexuales individuales y en grupo y los asesinos no pueden ver reducidas sus condenas y salir de las cárceles sin cumplir íntegramente las penas por las que fueron condenados», decía sin dar rodeos.
Ponía el dedo en la llaga explicando que las víctimas de acoso sexual y agresiones y las familias de las que fueron asesinadas «y las que trabajamos por ellas estamos indignadas escuchando cada día la noticia de cómo hombres condenados han visto reducidas sus penas o están en la calle. Todos beneficiados por la ley del sólo sí es sí. El Gobierno se equivoca y no quiere reconocer su error. Los humanos erramos pero tenemos que rectificar y con esta ley ha habido poca empatía y mucha prepotencia».
Pasaba a explicar la poca sensibilidad de la secretaria de estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, y se preguntaba cómo mujeres se permiten hacer chistes con este tema tan doloroso y que tanto daño causa a las mujeres y sigue causando.
«Las mujeres nos queremos vivas, libres y sin miedo. Pero hoy, las mujeres sentimos miedo, y las que han recibido agresiones sexuales están siendo revictimizadas lo mismo que los familiares de las que han muerto están volviendo a recordar todo lo que han sufrido. Muchas de ellas no se han recuperado del trauma y sienten impotencia y rabia cuando ven todo lo que está sucediendo», decía sobre la situación actual.
Todo con un discurso honesto, bien hilvanado, el de una mujer que sale a las calles a manifestarse los días clave de la agenda feminista. Que es reivindicativa, como ya ha demostrado en muchas ocasiones.
Pedía Cruzado no culpar a la Justicia, que lo único que hace es aplicar las leyes que hace el Legislativo. «El Gobierno debe terminar con esta sinrazón y velar por la libertad y la vida de todas las mujeres». Por eso terminaba diciendo que si no se modificaba la ley y no se pedía perdón por los errores cometidos y los daños causados solicitaba de «forma enérgica y contundente que se cesara a la ministra Irene Montero y secretaria de estado de Igualdad, Ángela Rodríguez».
De la Torre le había llamado dos veces la atención por pasarse del tiempo estipulado, tres minutos, y en una ocasión, Cruzado dijo aturrullada: «Perdón, me estoy poniendo nerviosa porque las prisas no me están ayudando».
Nada más terminar, el portavoz de Unidas Podemos, Nicolás Sguiglia, más enfadado de lo habitual porque suele mantener la calma, le recriminaba al alcalde que Cruzado se hubiese pasado el tiempo de intervención. Resultaba extraño oírselo a Unidas Podemos, que suelen demandar participación y piden que voten los ciudadanos en muchos asuntos. Es cierto que en el pleno de Málaga los tiempos no son taxativos, pero también lo es, que se se los saltan unos y otros, y precisamente una de ellas es su compañera la concejala Remedios Ramos, que cuando coge la hebra se puede ir a los tres turnos de palabra sin despeinarse. Casi los mismos que utilizaba Paqui anteayer.
Se ve que las críticas bien fundamentadas eran mal recibidas. Hablaba Sguiglia de las distintas varas de medir según quién interviniese, y De la Torre le contestaba: «Señor Sguiglia, sus palabras están sobrando porque he llamado la atención sobre la duración. No crea que hago normas diferentes para unos u otros».
Ayer, algunos munícipes en los pasillos recordaban cuando el pleno de Málaga, a petición de la edil de Unidas Podemos Paqui Macías condenó el pasado noviembre los exabruptos dirigidos a Irene Montero tales como «inútil» y subrayaron que «nadie, ni una mujer ni un hombre, debe recibirlos». Sin sectarismos, sin partidismos, de lo que se hizo eco esta sección.
En el debate, el dato de los 278 condenados a los que se la había rebajado la condena y 32 violadores, que estaban en la calle sin cumplir sus penas iniciales íntegras, que daba el edil popular, Francisco Pomares, mientras que todos argumentaban sus posturas. El PSOE se abstenía en el punto en el que el Ayuntamiento de Málaga rechaza tajantemente las declaraciones de la secretaria de Igualdad tales como «de los creadores de las personas van a ir al registro a cambiarse de sexo todas las mañanas, llega los violadores a la calle, oleadas», que salía adelante por los votos a favor del PP y Cs, y en contra de Unidas Podemos. Sí se posicionaba el PSOE con el bloque tradicional de la oposición cuando se votaba que el Ayuntamiento «invita al presidente del Gobierno Pedro Sánchez a apartar de sus funciones a la ministra de Igualdad y a la secretaria de Estado, y muestra su apoyo al Poder Judicial, al movimiento feminista, a las mujeres víctimas de violencia de género y las familias de mujeres y menores asesinados», que salía aprobado por los votos a favor del PP y Ciudadanos. Estos días, el Gobierno mueve ficha para modificar la ley en el apartado de las penas sin tocar el consentimiento. Toca reconocer el error y subsanarlo.
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