La Farola: El vigilante bicentenario que da la bienvenida al puerto de Málaga

En todo el territorio español, sólo es superado en antigüedad por la Torre de Hércules del siglo II, en La Coruña; Porto Pí del siglo XIV, en Mallorca; Cabo Roche del siglo XVI, en Cádiz, así como Carbonera y Punta Carnero en el siglo XVII, también en la costa de Cádiz.

Eso sí, durante sus más de dos siglos de vida esta construcción ha sufrido importantes remodelaciones. La primera de ellas tuvo lugar en 1885, cuando se arreglaron los daños sufridos por el terremoto del año anterior. Se aprovechó la actuación para cambiar su iluminación. En el año 1909, antes de cumplir su primer siglo de vida, se decidió ampliar la casa del farero.

Entre sus episodios históricos, destaca los destrozos sufridos durante la Guerra Civil. A pesar de que se dio orden para apagar la iluminación e incluso pintarlo para hacer más difícil que se avistara desde el Mediterráneo, sufrió importantes daños que hubo que reparar posteriormente.

Tras la ampliación del puerto y la transformación del Muelle Uno, la Farola ha ganado incluso en protagonismo para los muchos cruceristas que pasan cada año por la capital de la Costa del Sol. Su tamaño no es menos impresionante. Además de contar con una torre troncocónica, tiene una altura de 33 metros.

Hoy no cabe duda de la importancia que tiene este monumento para los malagueños. No en vano, hoy se le puede considerar como uno de sus emblemas. En ese vínculo ha podido tener especial importancia la relación que con el mundo del arte y la literatura ha tenido en sus dos siglos de vida.

Así, esta construcción situada entre el puerto y el paseo marítimo Ciudad de Melilla, ha inspirado de alguna forma a escritores como Salvador Rueda, José Moreno Villa, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Emilio Prados o, más recientemente, María Victoria Atencia. A ello hay que unir creaciones artísticas de Enrique Florido, Emilio Ocón, José Ruiz Blasco, Pablo Picasso, Paco Hernández o Vicente Gómez Navas, entre otros.

Este mismo verano ha sido declarada como Bien de Interés Cultural (BIC), después de muchos años de espera, con lo que se ha hecho justicia con esta construcción bicentenaria.