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La situación actual de la Unidad de Trastornos de Conducta Alimentaria en Málaga (UTCA) preocupa a muchas familias: «Realmente llegamos a tener miedo de que nuestros hijos mueran antes de que sean debidamente atendidos», confiesan en la carta enviada a la Consejería de Salud y a la que ha tenido acceso SUR. Los padres reclaman la falta de profesionales en los últimos meses y lamentan que hay pacientes que necesitan ingreso urgente y siguen a la espera de una cama en el centro. Uno de esos ejemplos es María, de 17 años, que ingresó por primera vez en 2022 y, tras cinco recaídas, lleva más de un mes a la espera de una solución: «Seguimos con la pérdida de peso, esto ya es desnutrición y nos dicen que no hay habitaciones disponibles», lamenta su madre, Almudena Díaz.
No sólo la espera de nuevos ingresos es la preocupación de estas familias, también lo es la falta de personal. «Cada dos por tres están cambiando de profesionales y en cuanto llega el verano con las vacaciones no ponen a ningún sustituto, los especialistas desaparecen. Aquí estamos todas las familias cruzando los dedos y rogando que no nos dejen de lado», explica Marta Benavides, madre de una de las jóvenes que forman parte de la unidad. «Hemos puesto hojas de reclamaciones, sugerencias, hemos escrito a la Consejería de Salud, al Defensor del Pueblo y no recibimos ninguna solución», asegura Almudena Díaz.
Mientras tanto, tras la consulta de este mismo periódico, en la UTCA admiten una reestructuración de servicios este verano «para adaptarse a las necesidades y afrontar las vacaciones» de los profesionales del centro. «Esta situación se ha alargado un poco más de lo esperado en el tiempo y existen diversas circunstancias que imposibilitan de momento abrir el servicio al completo», detallan desde la Unidad de Trastornos de Conducta Alimentaria. El centro, que cuenta con 12 camas desde que abrió sus puertas en 2022, ha ofrecido este verano «cuatro camas para ingresos, una sola enfermera, el auxiliar, un celador y la secretaría cerrada», según cuentan las familias afectadas.
Salma es una de las jóvenes que están ingresadas en la UTCA en estos momentos, pero convive con otro de los problemas principales que denuncian los padres: la falta de una profesora de apoyo para poder seguir su curso escolar de tercero de la ESO con la mayor normalidad posible. «Lleva dos meses sin poder estudiar nada de las clases porque aún no ha llegado ninguna profesora de refuerzo como solían hacer en años anteriores. A eso le sumamos la falta de profesionales y sustituciones porque hasta ahora seguimos encontrando días en los que la endocrina no está y el nutricionista tampoco», concreta Ana Carvajal, madre de Salma. «Al estar ingresadas no sabemos cuánto tiempo pasarán sin acudir al instituto... Que tengan una profesora aquí es importantísimo tanto para su formación como para ayudarlas a evadirse y sentirse bien con ellas mismas», añade Natalia Millán, madre de una de las pacientes.
Para los menores de 14 años, el ingreso se realiza en el Hospital Materno Infantil de Málaga y las familias que viven esa situación se sienten «desamparadas» por los profesionales. «No están verdaderamente formados y allí los niños están ingresados durante meses sin que sus padres puedan dejarlos solos y sufriendo a veces la incomprensión por parte del personal no formado en TCA», denuncian los padres. «Incluso llegan a hablarle como si fueran 'niñatas' y les obligan de mala manera a comer», detalla Marta Benavides.
Desde la UTCA defienden que para la atención de estos pacientes cuentan «con más de 60 profesionales, pertenecientes a un área multidisciplinar, en la que participan distintas especialidades clínicas dando respuesta a todos los niveles de asistencia con buen grado de implicación. Además, garantizamos la atención integral de las pacientes hospitalizadas y ambulatorias, tanto en el área de adultos como en la zona pediátrica, donde las reuniones multidisciplinares, las sesiones clínicas y el trabajo en conjunto de las áreas de conocimiento implicadas realizan esfuerzos diarios que dan su fruto en la atención a estos pacientes a pesar de la gran complejidad que su atención requiere».
Las terapias semanales entre familias y las atenciones de psicólogos y psiquiatras a los pacientes es algo que «aún no está totalmente perdido en el centro», según valoran la atención los padres, aunque aseguran que tienen miedo de acudir a algunas citas «y que, de repente, el médico no esté». «Hablamos de menores, de salud mental, de años de tratamiento, de centros sin personal suficiente que sólo sirven para inaugurarse, pero que por sí solos no curan. No dejemos que se convierta en una decepción y hagamos de este centro un referente», concluyen en su petición las más de veinte familias que firman el escrito.
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