Borja Vivas y su mujer teletrabajando y, al fondo, sus dos hijas. SUR

Borja Vivas: «A día de hoy me faltan horas, gracias a Dios»

Borja Vivas, atleta malagueño, se había mudado una semana antes de la cuarentena, y compatibiliza ejercicios básicos de mantenimiento, labores domésticas en su nueva casa, cuidados familiares y trabajo online con Aprepol

Martes, 17 de marzo 2020, 13:32

Al reciente campeón de España de lanzamiento de peso, Borja Vivas, la crisis sanitaria le ha sorprendido de mudanza. Hace una semana se trasladó con su mujer y sus dos hijas a una casa unifamiliar en Puerto de la Torre y, a diferencia de la gran mayoría de españoles, no vive con sopor y aburrimiento el paso de los días de cuarentena. «A día de hoy me faltan horas, gracias a Dios. No doy abasto. Colocando cortinas en el salón, instalando el wifi, poniendo cuadros...», relata.

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Ese es uno de los frentes, pero hay muchos más, que ni siquiera le dan margen para recurrir a leer libros o ver series en la televisión. Vivas tiene una hija de tres años y medio y otra de poco más de un año. «Normalmente no tenemos tanto tiempo para estar con ellas, pero ahora nos levantamos temprano y se las ve felices. Para ellas son como unas vacaciones. En el caso de la mayor estamos siguiendo también las recomendaciones del cole, para que traten de seguir una rutina. Se pone a dibujar, hacer puzzles, y a ayudarnos a hacer la comida».

La familia Vivas está muy vinculada por vía de sangre a la Academia Aprepol, que se centra en la preparación de opositores al Cuerpo Nacional de Policía. El padre de Borja es uno de los fundadores, el propio atleta es uno de sus formadores, y su esposa está empleada como administrativa en el centro. «Ahora estamos trabajando más incluso que antes con el tema 'online', pues teníamos la plataforma para hacerlo y nos va a salvar estos días, pero son mejor las clases presenciales. Tenemos que volcar más información y hemos hecho un curso avanzado de' youtuber' para mandar información a los alumnos. Queremos difundir cierto optimismo. Lo vamos llevando, pero es como si no desconectaras porque te escriben continuamente para consultas por las redes sociales», explica.

Vivas se considera un privilegiado dado el golpe que puede suponer para la economía local y nacional esta pandemia mundial. «Tengo amigos que han sufrido un ERTE en restaurantes y eso produce intranquilidad. Creo que quince días o un mes podremos aguantarlo más o menos mejor, pero más tiempo... Es el momento de ser solidarios», se pronuncia el deportista, subcampeón de Europa en su momento, numerosas veces campeón nacional y también olímpico y seguramente muy cerca de su retirada.

Precisamente el coronavirus y la cuarentena obligada de la población en sus domicilios no es compatible con su vida de deportista de élite. «No puedo hacer absolutamente nada. No pensaba que íbamos a llegar a la situación. De pesas ando corto, pero tras tanta experiencia entrenándome se trata de hacer algo de mantenimiento. También es verdad que estaba terminando la fase de la temporada de pista cubierta y, una vez suspendida la Copa de Europa de Lanzamientos, estas dos semanas tampoco influyen demasiado entro de la planificación prevista. Con mi edad ya lo afronto todo de otra manera. Quiero pensar que para mediados de abril se pueda retomar algo, pero no sé si estoy siendo optimista».

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La situación de otros atletas

A través de un grupo de WhatsApp con otros atletas, Borja Vivas se ha dado cuenta del importante problema de compañeros que están a las puertas de los Juegos Olímpicos de Tokio, si es que se celebran. «Para todos es un problema. Javier Cienfuegos, que es de Montijo, un pueblo de Extremadura, cogió las pesas de su gimnasio para poder entrenarse en su domicilio... pero para gente de fondo... Júlia Takacs, que suele entrenarse en Málaga, tiene un problema. Es que te echan a perder unos Juegos Olímpicos. Solemos decir que un día que faltas a entrenarte es una semana de pérdida. Una semana sin ejercitarte es, por tanto, casi como un mes... Entiendo que si se llegaran a celebrar los Juegos se tendrían que posponer».

Vivas tampoco quiere ser crítico con la actuación de las autoridades. «Ya he padecido el estrés que me ha producido hacer un comunicado para los alumnos, la sensación de improvisar, con una población mínima. No puede ser fácil cualquier decisión. A unos les favorece y a otros les perjudica. Creo que ni los expertos pensaban que se podía llegar a esta situación, por mucho que ahora mucha gente lo diga. Aún sigue habiendo personas que siguen trabajando con normalidad o no se han concienciado aún de que no se puede salir. Por ahí quizás se debe ser más contundente y tomar ahora más medidas de lo posible. Me gustaría que cada uno se ponga en su lugar. Nosotros lo primero que hicimos es mandar a casa a cinco trabajadores», argumenta.

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