Pintadas y papelera quemada en la calle Agustín Martín Carrión, cerca de La Unión. antonio fernández

La factura del vandalismo en Málaga: los destrozos cuestan 1,3 millones anuales a la ciudad

Los contenedores, con casi 300 quemados en 2021, son el principal blanco de los gamberros, pero también dañan papeleras, parques infantiles, marquesinas y fachadas de edificios públicos

Martes, 3 de mayo 2022, 00:33

«Perdonadme, no sé lo que me ha pasado». Ésa fue la explicación que trató de dar un joven de 21 años cuando fue detenido la madrugada del pasado 2 de marzo tras poner en jaque durante dos horas a los Bomberos de Málaga quemando ... durante su paseo nocturno una decena de contenedores y vehículos por las barriadas de Portada Alta y Huelin. No muy lejos de allí, en La Unión, alguien parece haberla tomado con los árboles, las paredes y el mobiliario urbano de la calle Agustín Martín Carrión. En un intervalo de dos semanas han sido quemadas cuatro veces las papeleras que se van reponiendo, se han arrancado en dos ocasiones los árboles y se han multiplicado las pintadas. El vandalismo está a la orden del día, y tiene un alto precio para las arcas públicas: 1,3 millones de euros anuales en la capital.

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Para hacerse una idea, la reposición de cada contenedor incendiado cuesta de media unos 800 euros (depende del tipo y tamaño), la sustitución de una papelera destrozada, unos 70; y la limpieza de una pared repleta de pintadas una media de mil euros. En su conjunto, ese goteo continuo de actos vandálicos sobre el mobiliario público le genera a la ciudad una factura anual de 1,3 millones. En ese lote entran los materiales que son repuestos, pero también los trabajos realizados directamente por el Ayuntamiento de Málaga o a través de las empresas contratadas para la conservación y el mantenimiento de equipamientos como zonas verdes, parques infantiles, marquesinas o pistas deportivas. No así los daños colaterales sufridos por particulares, como pueden ser los vehículos estacionados junto a los contenedores que acaban siendo pasto de las llamas o las fachadas de inmuebles cubiertas de grafitis.

Aunque el gamberrismo afecta a todos los servicios públicos, lo cierto es que los contenedores de basura y las papeleras se llevan la palma. Sólo el año pasado se registraron 1.392 incidencias que supusieron un gasto extra de 227.976 euros en sustituciones totales o parciales, según el informe anual facilitado por la empresa pública Limpieza de Málaga (Limasam).

La factura del vandalismo en Málaga

  • Autobuses de la EMT. 12.300€

  • Sistema público de préstamo de bicis. Suprimido en noviembre de 2021: 200.000€

  • Pistas polideportivas. 60.000€

  • Cultura. 14.000€

  • Contenedores. 200.357 €

  • Papeleras. 27.619 €

  • Grafitis. 500.000 €

  • Marquesinas de la EMT. 70.000 €

  • Parques infantiles y zonas verdes. 265.000 €

En esa relación de bienes afectados por el vandalismo destacan los 293 contenedores que fueron incendiados, pero también los 33 que fueron sustraídos y que conforman el listado de desaparecidos. Junto a las 915 incidencias en contenedores valoradas en 200.357 euros, figuran otras 477 papeleras dañadas (27.618 euros) a pesar de que la inmensa mayoría son metálicas y, teóricamente, antivandálicas. No arden, pero sí sufren roturas de herrajes y cuerpo. Y también desaparecen.

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Vehículo afectado por la quema de un contenedor. SUR

El vandalismo es atemporal, de ahí que esos 227.976 euros destinados el año pasado sean una cifra similar a la de ejercicios anteriores. Eso sí, con la excepción de los 545.588 euros de 2016, cuando algunos aprovecharon la acumulación de basura durante los once días de huelga para incendiar contenedores por toda la ciudad. Aquel año se cerró con 3.560 incidencias.

Pintadas en fachadas, bancos y marquesinas

Tampoco se quedan atrás el millar de actuaciones que cada año realizan los operarios municipales en los distritos para borrar grafitis en fachadas de dependencias y equipamientos públicos, con un coste que ronda el medio millón de euros. Unas pintadas que también son habituales en las marquesinas de la EMT. Aunque no tanto como la rotura de cristales, que obliga a la empresa concesionaria de la publicidad a realizar en torno a 400 sustituciones anuales con un coste de unos 70.000 euros. Los daños en el interior de los autobuses los asume directamente la entidad pública, con un desembolso de 12.300 euros por cristales rotos o asientos pintados o rajados.

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Pintadas en una marquesina de la EMT. SUR

En materia de movilidad, la liquidación del sistema público de préstamo de bicicletas a mediados del pasado noviembre tras la expiración del contrato de concesión ha dejado a los usuarios sin pedales públicos para desplazarse por la ciudad (el testigo lo ha cogido la firma privada Dott con un formato y tarifas iguales que los de los patinetes), pero también a los incívicos sin uno de sus principales filones para hacer la gracia.

Desde su puesta en marcha en 2013, la práctica totalidad de las 400 bicis tuvieron que ser reemplazadas debido al deterioro premeditado y a los continuos intentos de sustracciones. Pese a que el mecanismo de anclaje era lo suficientemente robusto como para evitar casi todos los robos, tanto los postes como los elementos de los vehículos (sillines, faros, cestas, timbres o pedales) debían ser arreglados o repuestos. Entre sustitución de piezas y las horas de trabajo del personal, la factura del vandalismo superaba cada ejercicio los 200.000 euros, que eran asumidos por la empresa concesionaria dentro de los 927.000 euros que se destinaban anualmente al mantenimiento del sistema.

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Los parques infantiles y las zonas verdes suelen ser blanco habitual de los vándalos. SUR

En cuanto a los parques infantiles y zonas verdes, los daños producidos por actos vandálicos alcanzaron en 2021 los 265.000 euros, según las cuentas del Área de Sostenibilidad Medioambiental. Destacan la quema y el destrozo de elementos de juego de las áreas infantiles, pero también el robo de suelo de caucho o del césped artificial.

En cuanto a los jardines y demás espacios verdes repartidos por los once distritos de la ciudad, las plantas se ven bastante afectadas, aunque el incivismo se ceba especialmente con el mobiliario urbano (papeleras, bancos,…) y también con los sistemas de riego. A esto hay que unir las actuaciones extras de limpieza motivadas fundamentalmente por el botellón.

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Daños en los parques, y también en las pistas polideportivas. El destrozo de porterías, canastas o del vallado le cuesta cada año al Consistorio unos 60.000 euros, según apuntan desde el Área de Cultura y Deporte, donde también destacan los 14.000 euros destinados el año pasado al arreglo bancos y focos del auditorio Eduardo Ocón. Desde el Consistorio también recuerdan cómo las esculturas también son víctimas de los vándalos, empezando por la de Emilio Prados, continuando por la de Blas Infante y terminando por la de José María Martín Carpena.

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