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Desde que llegó Vox al Ayuntamiento de Málaga, en junio de 2023, ha habido un poco de todo. Vamos a ello. Primero, la frase de «bueno, en lo personal nos llevaremos bien», que han dicho algunos concejales de la izquierda, los más reacios, obviamente, a ... que la ultraderecha ocupara un sitio en la Casona, que además ha sido a su costa. De 15 ediles que tenían el PSOE y Unidas Podemos (12 y 3) se han quedado en 12 juntos, y el PP ha dado el salto de gigante hasta 17 cuando sólo tenía 14. La caída brutal de la izquierda en los últimos comicios municipales es un tema que no tiene discusión.
Volviendo a Vox, al poco de estar en la institución, en noviembre de 2023, el portavoz socialista, Dani Pérez, rompió la baraja y advirtió de que no debatirían más con Vox en los plenos porque «eran peligrosos». El portavoz socialista se quejaba de que eran de «extrema derecha» y que alentaban «el asalto a las sedes de su partido, y el portavoz de Vox, Antonio Alcázar, afirmaba que el PSOE es »el partido de la extrema mentira y delincuencia«. De estos episodios ha habido varios. El último entre la concejala socialista Mari Carmen Sánchez y la viceportavoz Yolanda Díaz, el pasado mes de julio.
Sánchez afirmaba que Vox era un «grupo inhumano» y Gómez le espetaba que el PSOE era «un partido criminal». Fíjense cómo fue la cosa, que la socialista incluso se levantaba de su silla, y en ese momento el concejal popular Jacobo Florido iba a templar los ánimos. Después, los ediles socialistas sea echaban unas risas a cuenta de quién había ido a poner paz con la fama que tiene de broncoso Florido en redes sociales, aunque lo cierto es que en el pleno ha ido bajando de revoluciones. Por ahora. Lo bueno es que en los pasillos suelen mantener la educación y la cortesía: se saludan. Y el veto que les puso Pérez se quedó en agua de borrajas.
Digamos que la relación entre Vox y la izquierda es de calma tensa, pero tampoco es que sea mejor con el PP. El discurso de Vox pasa por arremeter contra el Gobierno y la Junta, PSOE y Sumar, y PP, respectivamente. Así es que lo cierto es que están en tierra de nadie.
Y ahora vamos a lo que toca. Como dicen los analistas políticos, los extremos se tocan. Bueno, no es que se toquen en todos, pero en su política de no ser moderados, que para eso están en los extremos, pues a veces coinciden. De tal forma que tanto Vox como Con Málaga demandan bajada de impuestos. El lunes, tanto la viceportavoz de Vox, Yolanda Gómez, como su homólogo en Con Málaga, Nicolás Sguiglia, arremetían contra la nueva tasa de basuras. Si bien es cierto que el grupo de ultraderecha pedía,. además, que se eliminara la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo haciendo gala de su política en contra del cambio climático. Esto le llevó al voto negativo de todos los partidos.
La viceportavoz de Vox, Yolanda Gómez, pedía que hubiese una bonificación en el IBI para que la nueva tarifa de basura no recayera en los hogares sino en el Consistorio. Que también le votaron todos en contra.
Era lo mismo básicamente que reclamaba Sguiglia, pero éste sin embargo, contó con el respaldo de la concejala de Limasam, Teresa Porras, que a él sí le enmendó la iniciativa y a Gómez, no. Como poco, agravio comparativo porque era lo mismo. Exactamente igual. La de Con Málaga quedaba de esta manera: en que una vez aplicada la tarifa de basuras se estudiara una revisión del IBI que se pudiera aplicar a los Presupuestos de 2026. Se quedaba en el tintero que se aplicara diferente tasa de basuras a las viviendas turísticas, como exigía el representante de Podemos porque al tener más rotación estos alojamientos generan más basuras, como argumentaba.
Por último, Morillas demandaba este martes casi lo mismo que su compañero Sguiglia lo que generaba comentarios entre los populares porque «se calcan las mociones»: que hubiese bonificaciones y exenciones del IBI y que los apartamentos turísticos pagasen más tasa de basuras. Si Sguiglia lo abordaba en la comisión de Medio Ambiente, Morillas lo lleva a Economía. Tú, a Londres, y yo, a California.
Morillas defendía que no reclama estrictamente bajada de impuestos sino que haya progresividad en la aplicación de la tasa de residuos y el IBI.
Por último, la viceportavoz de Vox seguía este martes con otras demandas para bajar los impuestos: en este caso el ICIO (Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras), «que actualmente se sitúa en el 3,8%, uno de los más altos permitidos por ley». Gómez indicaba que «deben adoptarse de manera urgente políticas que abaraten la construcción y fomenten la creación de viviendas asequibles».
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