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Juan Manuel Sánchez La Chica muestra una de las fracturas del recubrimiento de las bóvedas. FRANCISCO HINOJOSA

El estado de las grietas de la cubierta de la Catedral se agrava y se multiplican los desprendimientos internos

Jesús Hinojosa

Málaga

Viernes, 2 de abril 2021, 01:27

Comenzaron como unas pequeñas fisuras en las losetas de barro que constituyen la capa exterior del recubrimiento que se aplicó a las bóvedas hace doce años; pero aquellos 'hilos' casi imperceptibles de hace apenas un lustro son hoy grietas por las que cabría una mano ... y que evidencian el notable deterioro que ya se percibe en las cubiertas de la Catedral. Debido a la pandemia, la visita turística al techo del templo está actualmente cerrada, pero SUR ha podido acceder a esta zona del edificio para comprobar su estado actual, que resulta preocupante.

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«Ya no hay bóveda que no tenga grietas, y todas acabaran igual, agrandándose y provocando deslizamientos del recubrimiento de ladrillos que terminan por empujar hacia abajo y que rompen los bordes del exterior de cada una de las cúpulas«, relata el arquitecto Juan Manuel Sánchez La Chica mientras recorre el singular paisaje de montículos redondeados de baldosas. Este técnico del Obispado ha comprobado cómo las fisuras se abren justo por los empalmes de las láminas de plomo que se colocaron bajo los ladrillos, lo que evidencia que se están moviendo.

«En todas las cúpulas se repite el mismo comportamiento», remarca, al tiempo que asegura que, a medida que sigan pasando los años, seguirá empeorando el estado de una solución que considera no reparable y totalmente ineficaz para resolver el problema de las filtraciones de la Catedral. Sánchez La Chica se coloca encima de una de las cúpulas y señala con su mano el recorrido que tendría que hacer una gota del agua de la lluvia para llegar hasta el sumidero que la canaliza hacia los bajantes existentes dentro de los muros: casi veinte metros de curvas y recovecos... «Las cúpulas se encuentran enmarcadas por muros que se recrecieron para dar consistencia al edificio cuando se construyó, desde la fachada, la parte barroca y se cosió con la primera fase renacentista del altar mayor. Esos muros generan un efecto 'piscina' que impide la evacuación correcta del agua y agrava el problema de las filtraciones«, explica el arquitecto responsable de la Catedral.

En las fisuras se aprecia que algunas láminas de plomo se han levantado y abierto. FRANCISCO HINOJOSA

Respecto a esta cuestión apunta que el proyecto de la nueva cubierta, que implicaría retirar el actual recubrimiento de las bóvedas a medida que se vaya construyendo, contempla un completo sistema de evacuación del agua de la lluvia que la dirige de una forma más directa hacia los sumideros y que queda a la vista para que pueda ser reparable. «Lo que se ha planteado es una actuación integral de evacuación de aguas que abarca tanto la cubierta superior como las intermedias», subraya Sánchez La Chica, quien recuerda que quienes dirigieron las últimas obras en el XVIII estuvieron sobre todo preocupados por garantizar la consistencia del templo, por lo que llegaron a dejar inconexos bajantes trazados en la anterior etapa renacentista.

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«El tema del agua lo iban a resolver con el tejado que dibujó Ventura Rodríguez y que no se llegó a realizar», insiste este técnico, quien asegura que cada vez son más frecuentes los desprendimientos de arenilla y trozos de cúpula en las redes colocadas bajo las bóvedas de la Catedral. «¿Tendremos que llegar a un problema grave para que se haga la solución?«, pregunta.

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