Aparentemente los bolos y las sardinas no tienen nada que ver, pero Luis Jiménez y Lola Marín han trabajado durante muchos años para que encajen a la perfección en el Torneo del Espeto.
Publicidad
Este matrimonio malagueño abrió su propia bolera, Bowling 80, hace ya 11 ... años motivados por una afición conjunta que cada vez les demandaba más. Para darse a conocer en el mundillo, Luis, con 35 años de experiencia en el juego, cuenta que ideó este torneo a los pocos meses de abrir sus puertas y, aunque les costó convertirlo en una competición de referencia, hoy en día es el primer torneo que abre la temporada: «Lo creamos para atraer a un público profesional y como no sabíamos si en el aspecto técnico estaríamos a la altura lo hicimos más divertido. Desde entonces hemos batido cada año récord de asistencia», cuenta, con casi un centenar de inscritos provenientes desde cualquier parte de España e incluso algunos amantes del deporte de Portugal, Bélgica y Francia.
Además, el matrimonio explica que es un torneo homologado por la Federación Española de Bolos y también la Andaluza, lo que convierte a este evento en un motivo de reunión para profesionales de los bolos. En cuanto a sus reconocimientos, Jiménez relata que este año han hecho un esfuerzo y alcanzarán los 7.000 euros en premios. El ganador se llevará unos 1.500 euros, pero habrá más de una treintena de galardonados que también se podrán llevar algún pellizco. Sin embargo, el gran premio es disfrutar del torneo en compañía y su mayor aliciente la gran espetada que realizan el sábado antes de la final. El primer año decidieron regalar a todos los asistentes un imán de unos espetos, pero en la segunda edición fueron más lejos y convirtieron estas sardinas en realidad: crearon una gran espetada gratuita y al aire libre.
La de este año cortó la calle Caracola, en el polígono industrial Alameda, donde se encuentra la sede de Bowling 80. Grupos de familia y amigos se disponían por las mesas y carpas improvisadas que habían extendido por la calle y el olor a espetos se esparcía por toda la zona. Las sonrisas y el buen ambiente reinaban en este torneo en el que la competición sólo se traslada al campo de juego. Tras soltar los bolos, la amistad es lo más importante.
Desde Cádiz, Miguel acudía con su familia en una tradición que comparten desde hace 30 años: «Este es un deporte que puedes jugar a cualquier edad y te vale para toda la vida», respondía con emoción. A su lado, su amigo Eliseo desde Zaragoza era la primera vez que se presentaba a esta espetada, pero vio tan buen ambiente cuando visitó la bolera en marzo que no dudó en volver este septiembre. En este grupo amistoso, Toñi Mateo, también gaditana, presumía con orgullo de ser la primera mujer que ha ganado el torneo hasta el fecha. Concretamente en 2017 y aunque lo achaca a que tuvo «un angelito en la espalda en todo momento», esta mujer lleva practicando el deporte desde hace 20 años: «Mi marido y yo cambiamos nuestras vacaciones siempre para venir», apuntaba, con el fin de no perderse estos días de convivencia, amistad y muchos bolos.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.