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La obesidad se ha convertido en un verdadero problema de salud pública. El número de personas con un exceso de peso es cada vez mayor. ... En España, el 80 por ciento de la población no tiene un peso adecuado. La situación más grave afecta a los pacientes con obesidad mórbida o extrema. Cuando se llega ese estado, la solución pasa por recurrir a la cirugía bariátrica como modo de perder kilos. En esta entrevista, el cirujano Javier Moreno, responsable de la unidad de esófago gástrico y de la obesidad del Hospital Regional (antiguo Carlos Haya) y del programa de cirugía bariátrica del Hospital Quirónsalud Málaga, dice que si no existiesen las tardes ni las noches, que es cuando más se picotea, no habría obesidad. El paciente con más peso que llegó a la consulta de este cirujano bariátrico tenía 235 kilos.
–¿Qué se entiende por cirugía mórbida o extrema?
–La obesidad se calcula de forma objetiva a través de una fórmula matemática. Lo que hacemos es dividir los kilogramos de peso por el cuadrado de la estatura en metros. Eso da una serie de rangos. Los candidatos a operarse son los obesos que tienen un índice de masa corporal por encima de 35 y que, además, sufren enfermedades como la diabetes, la hipertensión, los lípidos o grasa en la sangre, la insuficiencia venosa, etcétera. También se operan los obesos cuyo índice de masa corporal es superior a 40, aunque no tengan enfermedades asociadas a esa obesidad mórbida. Se ha identificado que ese grupo lo forman pacientes con mucho riesgo desde un punto de vista de la salud, por lo que no hay que esperar a que desarrollen un padecimiento. Son personas a las que les sobran entre 45 y 60 kilos.
–¿Cuál es el paciente con más kilos que ha operado usted?
–La persona con más peso que llegó a mi consulta tenía 235 kilos. A ese paciente, con un índice de masa corporal de 74, le exigimos por tema de seguridad, que perdiera entre el 10 y el 15 por ciento del peso que le sobraba. Cuando lo operé pesaba 195 kilos.
–¿Todas las intervenciones se hacen por cirugía laparoscópica, sin abrir el abdomen del enfermo?
–Así es. Hoy en día, al paciente hay que operarlo con cirugía mínimamente invasiva, por vía laparoscópica. Hace 40 años las intervenciones se hacían por cirugía abierta y no daban buenos resultados. Los enfermos tenían muchas complicaciones. Hubo un momento en que la cirugía bariátrica se paró. En los años noventa del siglo pasado fue el momento de la cirugía laparoscópica, que empezó con operaciones de vesícula. Poco a poco, se fue aplicando en más patologías hasta que se empezó a utilizar en personas obesas. El punto clave fue formar a cirujanos y especializarlos en operaciones de obesidad. Los cirujanos bariátricos contamos con una acreditación que nos da la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad. Eso es lo que ha conseguido que la tasa de mortalidad esté por debajo del 0,1 por ciento.
–¿Cuál la técnica principal que se aplica para operar a los obesos mórbidos?
–La que más se hace es la que se conoce como manga gástrica o gastrectomía vertical. Con esta técnica se consigue dejar un volumen de estómago entre 200 y 250 mililitros. El resto del estómago se quita. De ese modo, el paciente cuando come se siente saciado y, además, pierde gran parte de una hormona, retirada con el estómago que sobra, que se llama grelina que favorece el apetito.
–¿Qué otras técnicas se suelen utilizar en la cirugía bariátrica?
–También hacemos el 'by-pass' gástrico. Es un método un poco más antiguo; era la técnica oro, porque se consideraba la mejor por sus excelentes resultados. Ahora la empleamos sobre todo en personas diabéticas y en pacientes que sufren reflujo esofágico. A los enfermos que ganan peso tras ser operados, y que no han cumplido con las recomendaciones para adelgazar, les damos una segunda oportunidad y los volvemos a intervenir quirúrgicamente con una técnica llamada cruce duodenal, es decir, les cambiamos el circuito intestinal para que el alimento no se absorba.
–¿Se han normalizado las operaciones de cirugía de la obesidad en el Hospital Regional de Málaga tras el parón provocado por la pandemia?
–Sí. De hecho, contamos con un plan de choque. Estamos viendo a más pacientes en la consulta y se ha aumentado el número de enfermos a los que operamos a la semana. En el horario de jornada normal hemos forzado para optimizar el quirófano. Antes hacíamos dos intervenciones de cirugía bariátrica y ahora realizamos tres en una mañana.
–¿Cuánto tiempo se mantendrá ese plan de choque?
–Todo el tiempo que se pueda. La idea es reducir al máximo la lista de espera de cirugía de la obesidad. Se están utilizando otras alternativas, como sucede en otras patologías. De ese modo, se están derivando pacientes para que sean operados en centros concertados con la sanidad pública andaluza. En Málaga creo que esas intervenciones de cirugía bariátrica concertadas se hacen en el Hospital Santa Elena y en el Centro Hospitalario Integral Privado (CHIP). Las operaciones no las hacen cirujanos convencionales, sino especializados en cirugía bariátrica que no pertenecen al SAS, ya que uno de los requisitos es que las intervenciones no las realicen médicos de la sanidad pública andaluza.
–¿Qué pasos siguen los enfermos hasta que son operados?
–El paciente sigue un proceso que comienza en la consulta de endocrinología. El endocrinólogo hace una primera evaluación, aconseja ayuda psicológica, propone una dieta y pone en contacto al enfermo con un nutricionista. Es importante que estas personas tengan una predisposición y un cambio de estilo de vida antes de ser operadas.
–¿Qué factores son los que propician que una persona engorde tanto?
–Los factores genéticos están ahí. Hay familias de obesos. Es cierto que hay una predisposición genética, pero lo que más impacta en la gordura es el estilo de vida. Tendemos al sedentarismo y al desorden alimentario: las compras se hacen por Internet, nos movemos cada vez menos, no hacemos ejercicio, llegamos con el coche hasta la casa, tenemos muchos ratos de ocio por la tarde... Además, comer bien es caro. Yo siempre digo que si no existiesen las tardes ni las noches, probablemente no habría obesidad, porque cuando más picoteo y más ansiedad se genera es por la tarde y por la noche. Cuando ya se está cansado de todo el día, prepararte la cena cuesta trabajo. Un asalto a la nevera para comer lo que haya pueden ser 1.500 calorías.
–Hay obesos que tras la operación no quedan satisfechos y vuelven a ganar peso.
–La cirugía bariátrica es un instrumento. Y tiene que estar bien hecha. Para ello, el profesional debe estar bien preparado, pero si el usuario, que es el paciente, no utiliza el instrumento de forma correcta, el resultado no será bueno. Los obesos que deciden operarse deben estar plenamente convencidos y con un buen soporte personal y familiar para que las cosas vayan bien.
–Es decir, que si se vuelve a caer en los malos hábitos sirve de poco operarse.
–La obesidad es una enfermedad crónica. Al paciente hay que enseñarle que los malos hábitos tiene que dejarlos y que debe seguir una dieta saludable acompañada de ejercicio. Aunque esa persona se permita pequeñas licencias, todo tiene que estar siempre dentro de un orden. No hay que ponerse una meta a corto plazo para adelgazar. Se considera un éxito cuando se pierde más del 55 por ciento de peso en el primer año.
–El exceso de peso es cada vez más un problema de la sociedad avanzada, ¿verdad?
–Las estadísticas dicen que el 80 por ciento de la población española no tiene un peso adecuado. De esa cifra, un 20-25 por ciento son obesos mórbidos, pero solo el cuatro por ciento recurren a la ayuda de un profesional.
–¿Qué otras patologías sufren los obesos mórbidos?
–Suelen padecer diabetes, hipertensión y el colesterol alto. Estas tres son las básicas. Además, hay otro tipo de enfermedades muy frecuentes: los problemas articulares, la artrosis, la fascitis plantar, la insuficiencia venosa (varices y trombosis de los miembros inferiores) y el cáncer. Obesidad y cáncer se ha demostrado que van de la mano. En la mujer el tumor de mama y en el hombre el de colon se asocian mucho a la gordura. Otro factor que hace mucho daño es el hígado graso, que no es más que el depósito de grasa en el hígado. Eso hace que la célula hepática se ahogue, de manera que no puede ejercer su función y el hígado se comporta como si estuviera cirrótico. Esto en Estados Unidos es unas de las principales causas de trasplante hepático, con lo que supone trasplantar a un paciente obeso.
–Además de la sanidad pública, usted trabaja en el Hospital Quirónsalud Málaga.
–Sí. Yo llevo el programa de cirugía de la obesidad. Empezamos hace más de 10 años. Desarrollamos el programa con las normas que dicta la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad, es decir, contamos con un equipo multidisciplinar compuesto por endocrinólogos, cirujanos, nutricionistas, la UCI dispone de todos los requisitos marcados, etcétera. Por tanto, hacemos las mismas técnicas que en la sanidad pública con las mismas indicaciones. Si una persona decide operarse en el extranjero corre el riesgo de no recibir el seguimiento adecuado después de la intervención. Y sin un buen seguimiento, la posibilidad de fracaso es muy alta. En Málaga hay muy buenos cirujanos.
–¿Cuánto tiempo suele durar una intervención de cirugía bariátrica?
–En una reducción de estómago, el proceso se lleva a cabo en una hora y media.
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