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Ha sido un visto y no visto. Ojipláticos estaban ayer algunos funcionarios de la tremenda eficiencia del Ayuntamiento de Málaga. Quedará para los anales, decían los más guasones, la operación de retirada y reposición de la cornisa del balcón principal de la Casona. Y pudiera ... quedar, porque no es normal, ni habitual ni corriente, sumemos adverbios, para decir que antes no se había visto que un desaguisado así tuviese solución en el plazo de una semana. El jueves pasado, los técnicos de Servicios Operativos apeaban buena parte de la estructura inferior del balcón principal, y ayer, ya estaban manos a la hora para arreglarlo.
El martes 14 la Gerencia de Urbanismo, que suele tener fama de que los procedimientos alargan en exceso su tramitación, firmó una resolución en la se disponía que la empresa adjudicataria por la propia Gerencia, bajo la dirección de un técnico competente, actuara en la sede central del Ayuntamiento para picar y sanear la cornisa del citado balcón, la reparara mediante restitución mimética e impermeabilizara y sustituyera las piezas del vierteaguas, se entiende para que no vuelva a humedecerse la estructura y acaben oxidados los herrajes que la sostienen, como se aprecia a simple vista.
El balcón de la Casona tenía dos grandes días al año: la jornada de Reyes, en la que el alcalde Paco de la Torre, y los Reyes Magos elegidos junto al niño que lee la carta, salen a la balconada a saludar a la chiquillería y a sus padres, y antaño era el lugar donde los elegidos se asomaban para pregonar la Feria de Málaga. Luego han inventado otros muchos emplazamientos, pero como la solemnidad y el empaque que tenía esta ubicación, ninguna. En la actualidad, el único cometido ordinario del balcón es el día de Reyes, que empieza a estar cerca, y para el que debe lucir sus mejores galas. De forma extraordinaria, también se usa cuando la Corporación recibe a equipos malagueños ganadores de algún trofeo. La última, que fue de lo más emocionante, cuando el Unicaja se paseó por Málaga con la Copa del Rey, en febrero de 2023, y culminaron en esta balconada, que es gloriosa. Lo cierto es que Rivera Vera y Guerrero Strachan proyectaron un inmueble muy especial, que hace años que pide un arreglo integral.
Aunque su elección se produjo en la junta de gobierno local del pasado viernes, ayer tomaba posesión el director general de Coordinación de Distritos, Pablo Briales, que esta vez sí, y sin que sirva de precedente, es un avezado y experimentado funcionario de la casa, Técnico de la Administración General (TAG), cuyas oposiciones cuentan que son bastante duras, y por tanto cuenta con la clasificación A1 que exige el puesto para los que son empleados públicos. En el pasado mandato era jefe de servicio de Cultura, donde sigue teniendo muy buena prensa, y últimamente ocupaba una jefatura de servicio en la Secretaría General. Elegido vía libre designación, es decir a dedo –en su caso al menos los méritos no se le discuten– cobrará 80.000 euros brutos al año.
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