Empezó como el que no quiere la cosa con un vídeo el fin de semana cuando la pandemia asolaba a la población y hacía pedagogía ... con la estadística de la incidencia acumulada, cómo había subido de una semana a otra, y acababa con su socorrida pero machacona llamada a la prudencia. Estuvo hasta los estertores, cuando el Gobierno levantó la obligatoriedad de llevar mascarillas, los ciudadanos habían acabado hartos, hasta la extenuación del maldito virus, y cortó la conexión porque el motivo por el que la abrió ya no tenía peso. Era el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, que se dirigía a los vecinos, y a sus electores, con un vídeo dando cuenta de la subida o la bajada del número de afectados por el coronavirus, hospitalizados, etc, ese argot sanitario que vino a impregnar nuestra vida durante dos años como si fuese el informe meteorológico. Al fin y al cabo había que coger la mascarilla todas las mañanas como cuando llueve el paraguas.
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Como decían con sorna y retranca en la bancada de la izquierda, el alcalde se había gustado cara a cámara y había alargado la felicitación de Navidad para todo el año pero en otro registro. El primer edil exploraba así otra formas de comunicarse con los ciudadanos, con su propio canal de comunicación, del que al final se hacían eco los medios. El escenario, siempre el mismo. Su despacho, en la Casona, el fin de semana, que de fondo muestra que el regidor está activo, y ese trato directo a la cámara, con sus tiempos medidos, sin preguntas insidiosas e impertinentes de los medios de comunicación...en definitiva, una forma de comunicarse sin intermediarios. Como el motivo ya no tenía peso, en las últimas comparecencias también añadía la ayuda a Ucrania desde Málaga, pero lo cierto es que el vídeo de los weekends ya no tenía razón de ser.
También ha buscado su espacio audiovisual su socia, la portavoz naranja, Noelia Losada. Su formato es diferente porque toca variados temas de la gestión municipal y el vídeo lo lanza los viernes. Ya lleva una decena de ediciones. Lo cierto es que es una forma de montarse su propio canal de comunicación. El formato audiovisual le permite colgarlo en las distintas redes sociales y el número de visionados ya dependerá de sus seguidores.
El vídeo de los viernes de Losada busca «un tono positivo», como contaba el otro día en los pasillos tras el pleno, «para dar buen rollo al final de la semana», añadía. La portavoz naranja cambia de escenarios: en la terraza de la Casona, en el Parque de Málaga con el Ayuntamiento en la trasera, delante del Cubo del Pompidou, en zonas verdes así como en su grupo municipal. El fondo no suele ser el mismo como en el caso del alcalde, que era siempre Alcaldía. La última emisión, la del viernes pasado, la concejala de Cultura y Deportes contaba una buena noticia: la reapertura del Museo Ruso con los fondos que tiene la Casa Natal Picasso. Explicaba que en cualquier otro lugar sería la exposición del año. «No tenemos que acostumbrarnos a lo extraordinario, porque aquí lo extraordinario es lo cotidiano». El último toque de márketing: los subtítulos naranjas como el color corporativo de su partido.
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El resto de los portavoces hace vídeos de vez en cuando, pero no de forma periódica como era el coronavídeo del alcalde o el de Losada en la actualidad. ¿Se animarán más ediles cara a que las próximas elecciones municipales están al caer como quien dice?
Aunque alguno de los asistentes quisiera, las juntas de portavoces no son secretas. Este órgano colegiado, en el que se reúnen el alcalde Francisco de la Torre, los portavoces popular, Elisa Pérez de Siles; socialista, Dani Pérez; de Unidas Podemos, Paqui Macías; de Ciudadanos, Noelia Losada; y la secretaria general, Alicia García Avilés, es un encuentro previo al pleno para tratar el orden de los debates y los tiempos. Según el artículo 77 del Reglamento Orgánico de Pleno (ROP), que es el que rige en estas cuestiones en el Ayuntamiento de Málaga, los portavoces deben establecer un consenso para priorizar y organizar los asuntos de la sesión plenaria así como «la duración de las intervenciones y demás extremos de carácter formal». Pero en ninguna línea del citado artículo dice que estas deliberaciones deban de ser secretas, lo que por otra parte no tendría mucho sentido, ya que el pleno es la máxima expresión de la soberanía del pueblo de Málaga representado en la Corporación.
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Es más, no es la primera ni la última vez que los portavoces y el alcalde también abordan asuntos tratados en esta junta para dar cuenta de cómo se ha acordado una determinada cuestión. Una cosa es que no asistamos a la misma los medios de comunicación y otra cosa es que lo que allí se hable no pueda trascender. Ahora que los secretos oficiales del Estado están en entredicho y que el Gobierno está en línea de cambiar la ley, que es de la época franquista, no se entiende que para mejorar la transparencia que exigen las instituciones europeas traspuesta en las leyes españolas todavía haya alguien que quiera que las conversaciones de órganos colegiados municipales sean privadas y no trasciendan a la prensa. Acabáramos.
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