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Ecovidrio no funciona bien en todos los barrios, y no solo eso, es que además no da la respuesta (breve, la que se espera) a los comerciantes y trabajadores de la hostelería que piden ayuda. Uno de los puntos donde hay más quejas es en Pedregalejo, en el que los trabajadores estallan contra el problema: «Tenemos que cambiar los cubos, y no es fácil. A nosotros se nos parten los cubos, sobre todo los nuevos, ya que pensamos que los antiguos funcionaban mejor. Se rompen y no nos los facilitan, dicen que se les acaba el stock y que esperemos dos meses. Cumplimos este plazo y volvemos a llamar y nos siguen dando largas, por lo que trabajamos con cubos defectuosos», explica el encargado de un conocido establecimiento de Pedregalejo.
Esto, lo que hace entre otras cosas, es que muchos empleados tengan que tirar las botellas una a una a mano, como explica otra lectora de SUR: «Se nos parten los enganches y tenemos que vaciar el cubo botella a botella, con la labor que esto requiere», razona, algo que resulta incomprensible: «Si el Ayuntamiento pide concienciación para reciclar deberían dar alternativas a los que sí queremos pero lo tenemos difícil», comenta otro comerciante de la zona.
Además, esto hace que los alrededores de los contenedores verdes se llenen de restos de botellas y cristales, algo peligroso para cualquier viandante y que empeora la imagen del barrio marinero.
Las administraciones han escuchado algunas lamentaciones de lectores de este periódico y han actuado con franqueza esta vez. Algunos socavones de la calle Pintor Juan Bara fueron subsanados ayer mismo por la mañana, para alegría de los vecinos.
«Se nota que hay predisposición, no obstante, aún quedan algunos arreglos que pedimos desde hace tiempo, como el armatoste que sujeta el cable de la luz», razonaba C.M, vecina de uno de los bloques de esta zona.
Es cierto que la mejora de todo el barrio de Lagunillas es más que visible y por supuesto, tangible. No obstante, hay vecinos que piensan (y con razón) que todavía se puede hacer más. Estos son, por ejemplo, los residentes en la calle Valentín Martínez, que se quejan de malos olores (el hedor es muy fuerte desde hace meses) y la suciedad incrustada en las aceras.
«Necesitamos una batida de limpieza. No solo en esta calle, sino también en las colindantes, no paramos de ver ratas que acuden a las zonas de más suciedad», explica un lector habitual de SUR y vecino de la zona de la capital malagueña afectada.
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