Estos son los dos proyectos de Málaga nominados a mejor edificio industrial del mundo

En el caso del edificio de Mayoral, se trata de un centro logístico con el que esta firma de moda ha incrementado notablemente su superficie de distribución y almacenaje en lo que fueron las instalaciones de la fábrica de Intelhorce, de la que rehabilitó la nave principal en 2018. Construido por Sando, el diseño juega con las transparencias de la doble fachada, «como si se tratara de una pieza de tela translúcida colgada que envuelve el edificio», han explicado desde System Arquitectura. «A la vez, la fachada exterior de chapa microperforada de zinc, de 20 metros de altura, consigue mejorar la eficiencia energética del edificio, protegiendo a la piel interior de policarbonato de la radiación solar directa y permitiendo el paso de la luz natural», han detallado.

El edificio logístico junto a la antigua nave recuperada de Intelhorce dispone de de un área de 15.666 metros cuadrados en planta baja, y una entreplanta de 3.216 metros cuadrados, lo que hace una superficie total construida de 18.883 metros cuadrados. Su ejecución partió con un presupuesto de 26 millones de euros. «Es un proyecto con un alto grado de prefabricación y modulación. Todo el proyecto ha sido prefabricado en taller y montado 'in situ', excepto la cimentación y algunos componentes menores. La prefabricación, combinada con el uso de la tecnología BIM en todos los procesos de diseño, proyecto y construcción, ha permitido cumplir con precisión los plazos y el presupuesto del proyecto», han informado desde el estudio de Rafael Urquiza. La estructura de tubo de acero triangulado se fabricó en Lalín (Galicia) y sus vigas, con luces de hasta 32 metros, fueron transportadas hasta la obra para un minucioso montaje, incluida la escalera de caracol de más de 16 metros de altura. Además, la fachada de chapa plegada de zinc se fabricó en Asturias, y la piel interior de policarbonato en Álava.

Por su parte, la nave agrícola de Vélez-Málaga es una construcción de 1.125 metros cuadrados dividida en cuatro grandes espacios destinados al almacenamiento de productos y herramientas del sector agrícola. «La volumetría refleja claramente aquellas formas tradicionales que aparecen en determinadas zonas del paisaje, de modo que a través de este aprendizaje se resuelven cuestiones como el drenaje del agua de las cubiertas, la organización de usos en las diferentes crujías seccionadas y la interpretación estética de los materiales utilizados en sus fachadas», han señalado desde FORarquitectura.

Una de las singularidades de esta nave es que introduce en su fachada el policarbonato, un material también muy presente en algunas construcciones agrícolas como los invernaderos, que permite el paso de la luz a la vez que protege del exterior.