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cristina pinto
Domingo, 9 de mayo 2021
El sonido de truenos y relámpagos puso la banda sonora a una noche diferente desde las 23.00 horas. Finalizado el estado de alarma, las calles de Málaga saborearon esa 'libertad' ansiada por muchos ciudadanos y negocios que necesitaban un respiro tras ... las restricciones que durante el último año y medio se han impuesto a causa del Covid-19. Con las nuevas medidas anunciadas por la Junta de Andalucía, a partir de la noche del sábado 8 y hasta el 31 de mayo, la hostelería podrá permanecer abierta hasta las doce de la noche y las discotecas y pubs hasta las dos de la madrugada.
Así, el tránsito en las calles durante toda la madrugada fue irremediablemente mucho más del que acostumbraba la ciudad durante los últimos meses. Los jóvenes esperaban este momento con ganas, tal y como confirmaba María Álamo: «La gente joven necesita salir porque estudia, trabaja, estamos agobiados en casa...», argumentaba sentada en uno de los banquillos de la pista de Theatro Club.
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Y la lluvia no estropeó ese estreno. Desde minutos antes de que fuesen las once de la noche, mientras unos terminaban de cenar por los bares del Centro, otros se agolpaban a la entrada de las discotecas para no quedarse sin sitio, aunque algunos ya tenían reservada mesa desde que se anunciase la apertura de estos locales. A las puertas de uno de los establecimientos más concurridos de la noche, el jefe de sala de Theatro Club, Angelo Criscione, agradecía esta vuelta: «Estamos contentos, por lo menos nos permiten más horario, pero todavía es muy difícil trabajar así, con estas medidas».
Los focos, los colores neón, las listas con los éxitos más escuchados... Tocaba recuperar cierta normalidad en las salas de fiesta del Centro de Málaga. Aunque las pistas de baile lucían diferentes a como estaban antes de la llegada del coronavirus a nuestras vidas: ya no existen las aglomeraciones y los corros de baile, ahora las mesas y los banquillos son los que ponen el orden para así cumplir con la distancia de seguridad y evitar el contacto entre distintos grupos. Mientras unos jóvenes rellenaban el formulario y firmaban el documento con las normas de sala a las puertas de Wenge, Juan Rambla, empresario de la noche y propietario de varios de estos locales en la capital de la Costa del Sol, explicaba las medidas en esta vuelta al ocio nocturno: «Hemos creado un nuevo puesto de trabajo, que es el del encargado de vigilar que en la sala se cumplan todas las normas como, por ejemplo, que no se levanten de su mesa sin mascarilla o que no bailen».
Entre los puntos clave de la noche malagueña 'más fiestera' está la conocida como plaza Mitjana. Desde ella, los grupos de amigos se movían de un sitio a otro para repartirse por los diferentes locales. Aunque también se podían ver grupos en la calle sin intención de entrar a estos establecimientos y solo se encontraban en la zona por pasar el rato o relacionarse con otras pandillas. La calle se convertía así en el punto de encuentro. Sentada en la terraza de The Museum, Cristina Barceló no veía clara esta situación, sobre todo que la vuelta de las discotecas fuese una buena opción: «Entiendo que quieran quitar el toque de queda, me parece maravilloso, pero esta no es la manera, ya que la gente irresponsable hará que al final volvamos otra vez atrás».
Sobre la una de la madrugada la lluvia apretó, pero los locales seguían con gente a las puertas y en su interior. Dentro de estas salas malagueñas, los grupos de amigos no podían evitar bailar su canción favorita cuando el personal no estaba pendiente de ellos, pese a todas las advertencias que recibieron.
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Cuando el reloj marcó las dos de la madrugada, las puertas se abrieron, la música dejó de escucharse y los grupos de amigos salieron en busca de un refugio, aunque ya sin obligación de tener que estar a una hora fijada por decreto en casa. «Nosotros podemos controlar nuestros negocios hasta las dos de la mañana, pero a partir de ahí habrá sitios donde se produzcan fiestas privadas o los grupos se reúnan en parques o jardines a beber. Al final, si aumentan los contagios, es probable que nos vuelvan a echar la culpa a nosotros», reflexionaba Juan Rambla.
Así transcurrieron las primeras horas de la vuelta del ocio nocturno a Málaga, con las ganas de una parte de la ciudadanía que, en cierta medida, necesitaba esas salidas. El ambiente en las calles de la ciudad continuó durante la tarde del domingo, culminando así el primer fin de semana de 2021 sin toque de queda.
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