Los centros educativos podrán flexibilizar la hora de entrada y salida para evitar masificaciones. Migue Fernández

Directores y profesores creen que las medidas para la vuelta al cole son difíciles de cumplir

Coinciden en que la hoja de ruta propuesta por la Junta no es realizable sin un importante refuerzo de profesores y personal de limpieza

Juan Soto

Málaga

Miércoles, 22 de julio 2020, 00:41

Resolver una crisis sanitaria como la pandemia del Covid-19 cargando de trabajo a los profesores y directores supone una utopía irrealizable para los docentes de la provincia. Tras conocer la hoja de ruta para la vuelta al cole, directores, profesores y asociaciones de padres coinciden en que las medidas propuestas por la viceconsejería de Educación son muy complicadas de cumplir porque sobrecargan a los centros y les obligaría a contar con un personal del que carecen.

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Dicho documento plantea que los profesores deberán ser los encargados de evitar que los alumnos de un aula se mezclen con los de otra, tanto en el recreo como en las pausas entre clases. También permitirá flexibilizar los horarios de entrada y salida para evitar aglomeraciones en los accesos y detalla que todos los centros deberán contar con un coordinador Covid-19 que esté en contacto con el centro de salud de referencia.

Se trata de unas medidas que son «imposibles» de cumplir para la Asociación de Directoras y Directores de institutos. Su responsable, Virginia Rodríguez, confiesa que para ello haría falta duplicar los espacios docentes y el profesorado, bajar la ratio de los centros a la mitad y aumentar el personal de limpieza. Esta profesional reconoce que los equipos directivos se encuentran muy agobiados en estos momentos porque entienden que la administración les obliga a asumir la gestión de una situación que no les corresponde a ellos. «Entiendo que es muy complicado de organizar a nivel político, pero la sensación que tenemos es que se nos ha dado toda la autonomía cuando menos lo necesitamos».

Considera que los principales problemas se van a producir a la hora de gestionar la entrada y salida del centro y durante el horario del recreo para evitar que se produzca el contacto entre los alumnos de diferentes aulas. Y más si se le añade la dificultad de cuadrar dichos horarios con los del personal docente. «Hemos pedido reducir las clases de 60 a 55 o 50 minutos para organizarnos mejor, pero nos han dicho que el horario lectivo no se puede tocar», se queja.

Tampoco cree que sea suficiente el refuerzo de profesores anunciado por la Junta de Andalucía para el próximo curso. La administración andaluza ha previsto la contratación de 6.300 docentes cuando en la región hay más de 7.000 centros educativos, por lo que no toca ni a un profesor adicional por centro. «La consejería no ha estado muy abierta a recibir recomendaciones», reconoce.

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Profesores o vigilantes

Algo similar opinan en la federación de Apas de Málaga, en donde consideran que los profesores deben centrarse en la labor docente y no a vigilar a los alumnos como si fueran policías. Su responsable, Pilar Triguero, afirma que hay un desconcierto total entre los padres y madres de alumnos. Aunque son conscientes de que debe regresar la educación presencial, valora que no puede volver a cualquier precio, y menos teniendo en cuenta la cantidad de brotes que se están produciendo durante las últimas semanas. «Los equipos directivos no son especialistas epidemiólogos ni tienen una varita mágica para resolver el problema; además, los docentes tienen la labor de impartir docencia pero no son guardas de seguridad ni sanitarios», resume.

Esta mujer recuerda que casi todos los centros de la provincia están al límite de la ratio de alumnos permitida por la Junta y, por lo general, dan clases en aulas de reducidas dimensiones, por lo que sería imposible respetar la distancia de seguridad en espacios compartidos o en el comedor. Del mismo modo entiende que éste hubiera sido el momento perfecto para incluir la figura de la enfermera escolar, algo que ellos llevan años reclamando sin respuesta.

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De forma similar, María Luisa Lucena, responsable de la Concapa, confiesa que entre los padres existe mucha preocupación por ver cómo se va a llegar a septiembre y cómo se van a aplicar las normas que ha indicado Educación. «Vemos bien que se plantee una entrada escalonada a los centros, pero va a ser complicado de regular porque los niños están deseando el contacto con sus amigos».

Para los profesores también se trata de medidas de compleja aplicación porque suponen un aumento de la carga de responsabilidad. Tal y como explican varios maestros consultados, ellos no se pueden ejercer de policías ni estar detrás de los niños que se quiten la mascarilla en clase. «Se les puede advertir en un momento concreto, pero nosotros no tenemos la autoridad de castigarles por eso», señalan.

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También se preguntan cómo van a dar clases con dicha protección facial puesta durante más de seis horas cada día y ante un alumnado que no siempre presta la mayor de las atenciones. «Se pueden producir ahogos y problemas de salud porque nosotros estamos todo el tiempo hablando sin parar», se quejan.

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