DGT: Mil infractores, condenados en Málaga a pasar por centros de reeducación vial al perder sus puntos

Aquel día celebraba su graduación por todo lo alto. Había terminado la carrera de Ingeniería Industrial y la ocasión lo merecía. Todo apuntaba a una noche inolvidable y lo fue, aunque no por los motivos que él imaginó. La fiesta empezó pronto y la ingesta de alcohol, también. «No tuve que haberme llevado el coche nunca», se lamenta Pablo (nombre ficticio). Pero allí estaba cuando decidió seguir de marcha. Acababa de apurar la última copa de un trago cuando se puso al volante de su Peugeot 5008 para dirigirse con sus amigos a una discoteca próxima. «Estaba a solo cinco minutos andando, pero ni me planteé dejarlo allí. Solo pensé que sería mejor tenerlo en la puerta cuando me fuera a casa», recuerda este malagueño de adopción nacido en Madrid. Fue su mayor error y lo ha pagado con creces.

A los pocos metros de emprender su camino, se topó con un control de la Guardia Civil. «Me dieron el alto y me hicieron soplar». Sus peores presagios se confirmaron. La primera prueba registró 0,43 (la tasa máxima de alcohol permitida es de 0,25 miligramos por litro en aire respirado para conductores en general y de 0,15 mg/l, para noveles y profesionales), aunque lo peor estaba por llegar. A los diez minutos se la repitieron dos veces. El alcoholímetro arrojó una tasa, esta vez, de 0,68 miligramos por litro, infringiendo así el artículo 379 del Código Penal que establece que el conductor que supere los 0,6 miligramos por litro en aire respirado será condenado por delito de alcoholemia contra la seguridad vial y de tráfico, «con penas de prisión de 3 a 6 meses o multa de 6 a 12 meses o con trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días y en cualquier caso privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años», reza la norma.

El mundo se le vino encima. Dos días después fue citado para un juicio rápido, tal y como contempla la ley. Pudo haberlo evitado llegando a un acuerdo y aceptando los hechos: le habrían reducido en un tercio la condena y habría estado seis meses sin carné. Pero aquel delito dejaba una huella que Pablo, a sus 26 años, no se podía permitir. Su historial quedaba manchado con unos antecedentes penales que echaban por tierra sus proyectos. Acababa con todas las posibilidades de ingresar en la Academia General Militar (Zaragoza) y se negó a reconocer lo sucedido.

Pensó que yendo a juicio esquivaría aquella mancha personal, pero lejos de eso la sentencia fue de 13 meses de retirada de carné, 1.700 euros de multa (en lugar de hacer servicios comunitarios) y la vigencia de los antecedentes. Para cuando cumplió condena ya fue tarde para cumplir con su sueño. Sobrepasaba la edad. «Ha sido la mayor cagada de mi vida», confiesa Pablo, que desde que ocurriera aquello (hace tres años) nunca más ha vuelto a conducir con alcohol en su cuerpo.

De aquella lección aprendió. Tuvo que hacer un curso de reeducación y sensibilización vial de 24 horas para poder recuperar su carné de conducir. «No me quedó más remedio. Así lo prevé la ley. Fui pensando que aquello sería un coñazo, que me iban a contar lo que ya sabía, pero te abren los ojos. Por esos cursos pasan personas que han tenido accidentes por conducir borrachos o víctimas que sufren alguna discapacidad como consecuencia de esos siniestros. Es muy, muy duro», reitera.

En Málaga, según datos facilitados por la Dirección General de Tráfico (DGT), 2021 conductores (1.780 hombres y 241 mujeres) realizaron durante el año 2021 algún curso de reeducación vial, 444 de recuperación total de puntos y 554, de recuperación parcial. La mayoría con edades comprendidas entre los 30 y 39 años. De los 2021 conductores, más de la mitad fueron infractores condenados judicialmente por un delito contra la seguridad del tráfico, 61 tuvieron una pena superior a dos años y, por tanto, con obligación de volverse a examinar de nuevo para recuperar el carné al término del curso y 962, con una condena inferior a dos años y exentos de esa prueba.

Se trata de cifras que se han incrementado con respecto a 2020, cuando 1.913 conductores (1.668 hombres y 225 mujeres) pasaron por estos cursos para actualizar su saldo. La mayoría de los infractores acaban perdiendo sus puntos por consumo de alcohol y drogas, por no respetar los límites de velocidad y por distracciones al volante, «sobre todo, por el uso del móvil», apostilla Antonio Martín, presidente de la Asociación Malagueña de Autoescuelas. «La gente no es consciente del peligro que entraña: en cuanto atención, hablar un minuto por el móvil equivale a llevar la tasa máxima de alcohol. Y lo peor, es que pagan justos por pecadores», alerta Martín.

El permiso por puntos entró en vigor en 2006 como estrategia de la DGT para reducir la siniestralidad en las carreteras. A partir de entonces, cada conductor dispone de un crédito de puntos que se reduce en caso de cometer determinadas infracciones o se incrementa para premiar las buenas conductas al volante.

El saldo es de 12 puntos (ocho para los conductores con una antigüedad del permiso inferior a los tres años), «pero puede verse incrementado hasta los 15 si en un plazo de seis años no se ha perdido ningún punto», aclara M. Achutegui, directora de uno de los nueve centros de recuperación de puntos que hay en la provincia de Málaga. Asegura que muchos conductores cometen infracciones que les quitan puntos «por puro desconocimiento» e insiste en la importancia de una buena formación en seguridad vial, con clases teóricas donde se trabaje la concienciación y no se aprenda solo por ensayo y error con los test, porque en la práctica se puede seguir ensayando, pero el error cometido ya no tiene marcha atrás y las consecuencias pueden ser irreversibles», indica. Asegura Achutegui que los primeros convencidos de la importancia de estos cursos deben ser los profesores, que reciben una formación específica, al igual que los psicólogos que complementan esas clases, para poder impartirlos.

No todas las autoescuelas dan este servicio y las que acceden a darlo lo hacen tras ganar un concurso público, en donde se presta por un tiempo determinado. «Se adjudica a aquellas que se ajustan mejor al pliego de condiciones que deben cumplir», precisan fuentes de la DGT. «Algunos de esos requisitos, además de la formación especializada de los profesores, pasan por disponer de una parada de autobús próxima al centro o reforzar los servicios que presta la autoescuela para poder atender estos cursos de reeducación vial, entre otros», apunta Martín. Recuerda que en España, el permiso por puntos arrancó con 180 centros, ahora son 200. «Las autorizaciones se dan con cuenta gotas para que haya un mayor control y la labor inspectora no quede diluida por inabarcable», explica.

Los conductores pasan por un control biométrico para evitar casos como el que todavía rueda por Internet cuando un centro de Toledo facilitaba la vida a los jugadores del Real Madrid: estaban jugando en El Sadar o contra el Schalke 04 y a la vez, supuestamente, recuperando los puntos del carnet. «Del control biométrico no te puedes escapar», manifiesta Martín. El horario es estricto. No se puede faltar y si se hace, hay consecuencias. «Si el curso empieza a las 8.00 horas, todo el mundo debe haber puesto la huella y el registro será notificado a Madrid. Se deja un 10% de margen de cortesía para llegar, pero siempre hay que avisar, aunque sea poco tiempo. Si la falta es justificada, el curso tiene que repetirse íntegro, pero sin abonarlo de nuevo. En caso contrario, si no hay explicación para esa ausencia, entonces el conductor tendrá que volver a repetirlo y abonarlo de nuevo. «Son clases con aprovechamiento, con horario estricto. Recibimos inspecciones sorpresa de la DGT y de la Confederación Nacional de Autoescuelas. En una misma semana, pueden venir hasta dos veces y comprobar que los presentes son los que están registrados, que la documentación está en regla y la autoescuela reúne los requisitos exigidos», relata esta profesora.

Es una formación para tomársela en serio. Los cursos impactan y mucho. Buscan modificar malos hábitos en la conducción que ponen en riesgo la vida propia y la de terceros. Así es para la mayoría de los conductores que asisten. Pero también los hay que lo asumen ya con naturalidad. Cometen una infracción, recuperan el carné y vuelven a lo mismo. Así se comporta al menos el 13,46 por ciento de los reincidentes malagueños de este año. «Yo fui a estos cursos por conducir borracho y lo pagué caro, pero coincidí con un chaval que era la cuarta vez que iba y yo me juré a mí mismo: Yo, una y no más», sentencia Pablo. Ahora, a sus 29 años y con una hoja de servicio limpia (Pablo se encargó de cancelar sus antecedentes penales en el juzgado y en comisaría, una vez que caducaron a los dos años de haber cumplido su pena) busca en la Policía Nacional la oportunidad que perdió en una aciaga noche de fiesta.

• Temas
• DGT Dirección General de Tráfico
• Autoescuelas
• Infracciones de tráfico
• Multas
• Carnet de conducir