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Desde hace tiempo, agentes de la Policía Local y de la Nacional mantienen una campaña conjunta para acabar con las pintadas en lugares públicos, privados y, sobre todo, protegidos. Así, han logrado desenmascarar a decenas de grafiteros que se escondían tras sus firmas, también llamadas 'tags'. Pero lo de 'Litro' se convirtió en algo distinto desde el momento en que, en dos de sus dibujos, los investigadores observaron las palabras 'Gora ETA', lo que, a su juicio, constituiría un presunto delito de enaltecimiento del terrorismo.
El joven que supuestamente se esconde tras la firma ya ha sido localizado y detenido gracias a una operación policial conjunta. También un familiar que, en el registro realizado por los agentes, habría tratado de ocultar pruebas. El sospechoso usaba además un perfil de Instagram con un nombre casi idéntico al un conocido miembro de la banda terrorista, desde el que colgaba numerosas imágenes de sus pintadas. La investigación descartó cualquier vinculación con ETA o con el conflicto vasco. Es malagueño, tiene 24 años y es licenciado en Derecho, según ha podido confirmar SUR.
Las pesquisas se iniciaron al observar una serie de pintadas con las grafías «Litro». Los agentes centraron esa primera fase del trabajo en censar el volumen de los daños y las ubicaciones de los grafitis. Para ello, hicieron un amplio reportaje fotográfico de cada una de ellos. Detectaron pintadas con esas características en la avenida de Molière (en tres lugares distintos), en la calle Gregorio Diego (2), Menorca (2), Pacífico, Héroe de Sostoa, Correo de Andalucía, Leandro Martínez Marín, Francisco Jiménez Lomas, en la plaza César Álvarez Dumont y la carretera MA-20, entre otras.
También había un grafiti con esa firma en la iglesia de la Concepción, que es del año 1710, y que está situada en la calle Nueva. Para los agentes, los principales daños se habrían producido en el templo religioso, ya que, al estar hecha de un material poroso, consideran que es imposible que vuelva a su estado original, según explicaron fuentes policiales.
La siguiente fase de la investigación se dedicó a analizar las pintadas. El estudio pormenorizado reveló que el tipo de grafiti encaja en los llamados 'throw ups' o 'vomitados', cuya característica principal es la rapidez de la realización. Según la policía, no buscan la calidad, sino la cantidad, y manchar la mayor superficie posible. En los grafitis se aprecia la palabra Litro, a modo de caricatura, y en su interior se distingue el número XVIII, que hace referencia al año de realización del mismo.
Algunas de las pintadas contienen mensajes, como «patriarca muerte» o «patriarcados+capital=alianza criminal». También hay alusiones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Pero lo más grave para los agentes fue encontrar en dos de ellos las palabras 'Gora ETA', dibujando la A final dentro de un círculo, que la policía interpreta como un símbolo del anarquismo y la acracia.
Para los agentes, las pintadas identifican claramente al autor, ya que, por el sentido del «honor y el respeto» que impera entre los grafiteros, nadie usa la firma de otro, puesto que «acarrearía graves consecuencias». Es el «ADN» del autor, al igual que las grafías o las caricaturas para dar forma al dibujo y la simetría de las mismas, por lo que llegaron a la conclusión de que se trata de la misma persona, según fuentes policiales.
El rastreo realizado en Internet les permitió detectar un perfil de Instagram que relacionaron con el supuesto autor de los grafitis y desde el que se habían colgado multitud de fotos (alrededor de 35). El nombre bajo el que se difundían esas imágenes es casi idéntico al de un antiguo militante de la banda ETA. Pero los investigadores concluyeron que se trataba de un joven malagueño de 24 años, al que identificaron.
Al conocer su domicilio, los agentes comprobaron algo que también suele ser común en los grafitis: la mayoría de las pintadas habían sido realizadas en un radio de un kilómetro desde su domicilio, lo que la policía llama «zona de confort». La policía llevó a cabo un registro en el que se intervino material informático y teléfonos móviles. Fue ahí cuando se produjo la segunda detención, la de un familiar del sospechoso, por posible encubrimiento.
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