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Milagros Jaime Domínguez no puede reprimir las lágrimas cuando recuerda a sus padres y lo que sufrieron en febrero del 37. Callada y sola, espera en un rincón junto a la verja de la Catedral el comienzo de la marcha que conmemora la huida de ... miles de republicanos de la Málaga que acaba de caer en poder de los franquistas y que, acosados y bombardeados por tierra, mar y aire, sufrieron un auténtico calvario camino de Almería.
Ella no había nacido (acaba de cumplir 78 años), pero sí su hermano mayor. «Aquello fue un infierno», recuerda que le contaban sus padres. Como la mayoría, intentaban protegerse en las cunetas o bajo ramas de los frecuentes bombardeos desde el mar o el aire. Y en la huida no había tiempo para el descanso, pues las tropas franquistas no les daban tregua. Sus padres llegaron a Almería y de allí fueron trasladados ya en camiones a Alicante, donde nació su hermano. Pero la familia regresó al poco a Málaga. «Si mala fue la huida, peor fue volver; tenían que soportar insultos continuos, como 'rojos de mierda'», explica. Su padre, Julio, pudo volver a su trabajo, telegrafista ferroviario. «En una España tan analfabeta tenían que echar mano de los pocos que sabían al menos leer y escribir, como fue el caso de mi padre», relata Milagros.
Una historia parecida es la que cuenta Antonio Cobos. Acude a la marcha con su mujer y los dos comienzan a llorar instantes después de iniciada la conversación. Antonio no vivió aquellos acontecimientos, nació en 1942, pero sí su hermano mayor. La familia llegó a Almería y después viajaron a Valencia con la esperanza de poder embarcar para salir de España. «Pero ese barco nunca llegó, y se volvieron a Málaga», donde les esperaban años de represión por sus ideas republicanas. Para ellos, La Desbandá es la historia de una barbarie que jamás debería repetirse.
A la marcha no solo acuden personas mayores. Cristina y Joaquín son jóvenes veinteañeros que desde que conocieron hace unos años esos sucesos acuden a esta jornada conmemorativa. «Es fundamental que lo que ocurrió en la carretera de Almería no caiga en el olvido», comentan, «la mayor masacre de la guerra civil y una de las más graves contra la población civil en un conflicto armado».
Los más benjamines de la marcha son Candela, Miguel y Mencía, hijos de José Luis Gómez y Sonia Reina, amigos que viven en Rincón y que han acudido con sus respectivas familias a lo que consideran «un acto de justicia, durante muchos años silenciado». José Luis es natural de Córdoba y dice que su abuelo estuvo en la cárcel por ser cartero de la República. «La libertad de la que gozamos se la debemos a ellos, muchos se dejaron la vida para que hoy nosotros seamos personas libres», comenta Sonia.
No olvidar, tener presente aquella tragedia, es fundamental para que no se repita. Es el objetivo que persigue la plataforma Málaga Republicana, que este sábado ha convocado su tradicional marcha hacia el Peñón del Cuervo para conmemorar la huida de los republicanos por la carretera de Almería. Máximo de Santos, su presidente, ha alertado del peligro de los movimientos de extrema derecha en España y Europa y ha recordado que algunos gobiernos fascistas, como el de Hitler, se hicieron con el poder por medios democráticos.
Por su parte, Remedios Ramos, portavoz del grupo municipal Adelante Málaga, ha lamentado que Madrid haya restituido el nombre de la calle en recuerdo al crucero Baleares, que fue el buque de guerra que bombardeó a civiles durante la huida a Almería. Por esto, ha insistido en la posición de su partido de declarar persona non grata al alcalde de Madrid, el popular José Luis Martínez Almeida.
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