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Aumentan las denuncias de acoso escolar en los centros escolares de Málaga, aunque muy pocas son reconocidas como tales por la Delegación de Educación, una ... vez activado el protocolo específico de actuación para estos casos. Según informó ayer el delegado de Desarrollo Educativo en Málaga, Miguel Briones, en lo que va de curso se han presentado 223 denuncias por presunto acoso escolar, aunque, tras las investigaciones pertinentes, solo cinco han derivado en los correspondientes expedientes sancionadores para el alumno acosador. Son muchas más que en el curso pasado, cuando la Delegación de Educación recibió 170 denuncias, de las que solo 11 reunían todas las evidencias para considerarlas acoso escolar.
Sobre las razones que pueden explicar esta gran diferencia entre denuncias y casos confirmados, el propio delegado señaló que hay una casuística «muy amplia», que tras las investigaciones hay muchos casos que no se pueden tipificar como acoso o que en otros no se da uno de los requisitos, la reiteración.
¿Qué se considera acoso escolar? Los expertos coinciden en señalar que es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada, tanto en el aula, como a través de las redes sociales. En cuanto a la reiteración, se considera que cuando esta situación se repita tres veces se puede considerar acoso.
Sensibilizar a los propios escolares sobre este problema es un primer paso para evitar estas situaciones de acoso y maltrato. Ha sido el objetivo de la denominada 'Brigada Antiacoso', un proyecto de las asociaciones Infania y ADA Lovelace con el apoyo de las delegaciones de Educación y Derechos Sociales del Ayuntamiento de Málaga. Alumnos, familias y profesores han tenido una formación específica. Ayer, los alumnos y centros recibieron un diploma en reconocimiento a su participación, acompañados por el delegado de Educación, Miguel Briones, y el alcalde, Francisco de la Torre, en un acto celebrado en el colegio San José de Calasanz.
En este plan contra el acoso escolar han participado 30 centros escolares, públicos, concertados y privados, de la capital, con 2.103 alumnos. Las charlas también han llegado a 282 familiares de alumnos y a 198 docentes.
Andalucía cuenta, desde 2011, con un protocolo específico de actuación en los casos de acoso escolar. Esta normativa se ha completado recientemente, en 2017, para añadir los casos de ciberacoso. Esta información está ahora centralizada en Séneca, la aplicación que ha desarrollado la Consejería de Educación para la gestión administrativa en los centros escolares.
Se trata de un proceso muy garantista, que supone completar hasta 12 pasos y que en última instancia, si se comprueban todos los extremos, termina con la expulsión del alumno o alumnos acosadores enttre una, dos semanas o un mes, según la gravedad del caso. El primer paso es la identificación del caso, que se comunica a profesores, tutores u orientador del centro. El equipo directivo recopila la información con ayuda del profesor y tutor y, en caso de considerarlo necesario, ya se pueden tomar medidas de urgencia para proteger al alumno agredido. El protocolo indica que a continuación es necesario trasladar a las familias de los alumnos implicados esta información, mediante entrevistas personales. Guardando la confidencialidad, los equipos directivos trasladan información sobre esta situación al resto de profesores, para que a su vez puedan tomar las medidas pertinentes.
Tras estas medidas que se consideran 'de urgencia', el protocolo continúa con la recogida de información relativa a los hechos denunciados, mediante la observación sistemática o contrastando los sucesos denunciados con el resto de alumnos. Con esta información, la dirección del centro tomará las medidas disciplinarias correspondientes, de las que se informará tanto a la comisión de convivencia del centro como a la inspección educativa. Con la intervención de esta última, así como con la opinión del Gabinete Provincial de Asesoramiento sobre la Convivencia Escolar, se adoptarán las medidas concretas, que se comunicarán tanto a las familias de los alumnos afectados como a la inspección educativa, que se encarga desde ese momento de realizar un seguimiento de las medidas y actuaciones definidas y aplicadas, así como de la situación escolar del alumnado implicado.
En el caso del ciberacoso se siguen las mismas pautas de actuación, aunque en este caso tiene la particularidad de que se realiza con más frecuencia fuera del centro escolar, ya que los alumnos suelen tener prohibido el uso del móvil en el colegio o instituto.
Marta González, responsable del proyecto Brigada Antiacoso y presidenta de la asociación ADA Lovelace, explicaba ayer que el trabajo de las asociaciones se ha basado en el asesoramiento, prevención y formación en la mediación. De las 200 encuestas realizadas tras culminar el proyecto, señaló como principales conclusiones que el 35% de los menores encuestados manifiestan que el lugar donde ocurren principalmente las situaciones de acoso es durante el recreo. Además, solo el 41% de niños y niñas tienen en sus dispositivos electrónicos algún elemento de control parental y más del 80% de los y las menores que han presenciado o vivido una situación de acoso manifiesta que no tienen elementos de control parental en sus dispositivos.
Para Marta González, experta en acoso escolar y nuevas tecnologías, el acoso escolar «se está normalizando, y esto es algo muy preocupante», afirmó. Entre otras razones que pueden explicar esta situación, señaló que los niños «están mucho tiempo solos y con un dispositivo móvil, sin saber discernir lo que está bien o lo que está mal, no saben las consecuencias de sus conductas».
Entre los 'brigadistas' que han participado en este programa se encuentra Francisco Mena, del IES Ben Gabirol. Tiene 14 años y, después de una charla informativa, les colocaron una chapa identificativa con la que «hemos vigilado para que en el recreo no haya problemas». Cuando han sido testigos de alguna pelea, «hemos avisado rápidamente al maestro», decía el joven. Aroa, de 12 años y del mismo instituto, añadía que «tenemos que buscar las soluciones a los problemas sin recurrir a la violencia».
En el instituto José María Torrijos estudia primero de Secundaria Héctor Martín, de 12 años, quien afirma que «todos somos iguales, y nadie tiene derecho a meterse con un compañero, sea bajo o alto, de un color u otro, porque todos somos iguales». Con 11 años, Alejandro Vela estudia en el colegio Gutiérrez Mata quinto de Primaria. Asegura que ha visto a compañeros «sufrir» por casos de ciberacoso y que «tenemos que ayudar en estos casos». Tras estas charlas de concienciación sobre el problema, asegura que el ambiente en el colegio «ha mejorado bastante».
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