«Veo los debates en el Congreso y me meo de risa y de pena a la vez»

–¿Cómo ve la situación en España? ¿Le preocupa?

–Sí, porque nos estamos ideologizando demasiado. El otro día en un pueblo, ya cuando llegué a España, me decían: «Mira Cacho, aunque varios de los políticos de esta provincia son católicos, no pueden hacer nada en favor de la Iglesia por orden del partido». Eso me preocupa, pero no porque yo sea de la Iglesia, igual si no ayudamos a un musulmán... Es como los fariseos en los tiempos de Jesús: los puros, los grandes teólogos, pero no movían un dedo por su pueblo. En ese aspecto, sí me preocupa España. Yo veo en redes los debates del Congreso y meo de risa y de pena a la vez.

–La imagen del padre Cacho es la de una persona amable y sonriente, ¿qué le saca de quicio?

–Cuando no veo amor, cuando veo interés y corrupción. Y no sólo en la política. En mi parroquia, me duele que a una mujer preñada le demos vitaminas para que se fortalezca y las cambie por cigarrillos. O el señor que te pide una medicina y la cambia por alcohol. Eso sí me saca de mis casillas.

–¿Se enfada mucho?

–Sí, y más de una vez he tenido que pedir perdón por mis modos.