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Que un debate electoral puede asimilarse fácilmente a un terreno de juego es algo que quedó claro anoche en el único cara a cara que han mantenido en campaña el alcalde y candidato popular, Francisco de la Torre, y el candidato socialista, Dani Pérez. Como un partido de fútbol o baloncesto, una partida de ajedrez, un torneo de tenis o un 'sprint' final que en este caso tiene su meta en el próximo domingo. Todos estos símiles saltaron ayer al terreno de juego en un cara a cara vibrante de tres horas en el que los adversarios políticos movieron sus fichas para convencer al público de las gradas. De las suyas y de las contrarias.
Pero el partido en 101 TV comenzaba mucho antes de que el director de SUR, Manuel Castillo, invitara a los candidatos a estrecharse la mano antes de entrar en la lucha dialéctica. Porque el encuentro también tuvo –por qué no– algo de ring boxeo, con golpes medidos aunque sin llegar a la lona y al KO. Las equipaciones, las clásicas: ambos con traje de chaqueta azul marino; el candidato popular con la corbata burdeos que recuerda en finas bandas diagonales el centenario del Ayuntamiento de Málaga y el socialista con una en azul marino con pequeños topos de colores. Y ambos, aunque trataron de esconderlo, con el peso a sus espaldas de una campaña electoral que parece no terminar después de las autonómicas y generales. El alcalde, con una carraspera que le jugó malas pasadas y que le mantuvo muy pendiente de la botella de agua –en un momento incluso se le cayó– y Pérez confesando en voz baja, en maquillaje, que por «falta de tiempo» no había podido ir a repasarse la barba para el cara a cara.
Justo en ese momento, a De la Torre le ajustaban el micrófono en la sala cercana donde repasaba con su equipo las últimas consignas. También en eso puede utilizarse el símil deportivo: el de los 'entrenadores'; los asesores que sobrepasaron la docena (seis el popular y siete el socialista) y que arengaron y aplaudieron a su candidato desde salas diferentes de 101TV. El primer equipo llegó en la furgoneta azul oscura que se pasea por Málaga con el hashtag #YoSoydePaco, desde la que bajó De la Torre a pesar de que el coche oficial iba delante; mientras que el segundo prefirió dejar aparcado el enorme autobús rojo que lleva dos semanas anunciando que Dani Pérez será el próximo alcalde de Málaga.
Precisamente esa sensación de remontada entre las filas socialistas, impulsadas por los resultados del 28A, mantiene a su candidato crecido de cara a esta segunda parte del partido en la que se han convertido las municipales. «Ayer (por el miércoles) estuvimos preparando el debate en la sede hasta las dos y media de la mañana», confesaba uno de los suyos poco antes de arrancar el cara a cara. Tampoco escatimaron esfuerzas en el lado popular, más aún sabiendo que el alcalde –y así volvió a repetirlo anoche– es un «enamorado» de su trabajo y que «no vive pendiente del reloj».
Y sobre el reloj, el cara a cara arrancaba con unos minutos de retraso y con el saludo de los adversarios. Frío y algo tenso, dejando en el segundo plano el «trato cordial» que suelen emplear ambos en la distancia corta. Pero anoche había que jugar y así lo hicieron. Castillo les invitaba a que se «interrumpieran y debatieran» y ambos cumplieron escrupulosamente la regla del juego. Tanto que el alcalde llegó a quejarse en una de las pausas de que Pérez le cortaba «mucho y que eso no es propio en él; se nota que está nervioso», dijo.
Y es cierto que el candidato socialista arrancaba el encuentro visiblemente nervioso, pero en los primeros bloques del cara a cara pareció crecerse frente a un alcalde que le recordó, con varias fórmulas, que su discurso no se ajustaba a la realidad: «Eso es falso», «falta a la verdad», «usted miente». A cambio, Pérez encontró su estrategia de juego en la idea de «fin de ciclo» que aprecia en De la Torre tras 18 años en la Casona y en cierto nerviosismo que adivinó en su contrincante en algunos momentos –por ejemplo, con las plusvalías–. «No se ponga nervioso, que yo se lo explico», le replicó en algunos momentos.
Como detalles, el alcalde se refirió hasta en 67 ocasiones a la Junta de Andalucía –en este caso a la falta de sintonía cuando gobernaba el PSOE para sacar adelante proyectos –y, en lo más personal, los dos tienen claro cuál es la primera llamada que les emocionaría recibir si el 26M se hacen con el favor de los malagueños: Pérez la de su madre «porque ella sabe la ilusión que he puesto», y el alcalde la de «cualquier amigo, de mi familia o incluso de votantes de otros partidos que me den la enhorabuena». Y ambos la tuvieron por adelantado, eso sí: porque al final, y como en todo buen partido, los entrenadores siempre coinciden en algo. Que los suyos son los mejores.
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