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El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Málaga, Daniel Pérez, ha utilizado un tono institucional y positivo en su discurso de investidura haciendo guiños a ambos lados de la bancada. Del lado de la izquierda, de la que recibía el apoyo en bloque para ser alcalde (aunque no suficiente), ha recordado que «tenemos que apoyarnos para cumplir con los cambios que la ciudadanía demanda». Del lado popular, y dirigiéndose directamente al alcalde, Francisco de la Torre, le ha tendido su «mano amiga» porque «es más lo que nos une que lo que nos separa, que es el amor por Málaga».
Pérez se ha definido como un «humilde servidor público que aspira a cambiar la ciudad que le vio nacer», hizo referencia a los grandes proyectos de ciudad que formaron parte de su campaña electoral y que se convertirán en los retos de su mandato como líder de la oposición. En este sentido, el socialista se refirió a la necesidad de avanzar en el proyecto del Guadalmedina, en una política de «vivienda digna», de barrios que «dejen de estar olvidados, ya que en muchos de ellos los vecinos siguen pisando las mismas losetas que hace treinta años» o de resolución del conflicto de «bomberos y policías». También se ha referido a uno de sus caballos de batalla, las plusvalías, cuyo sostenimiento a cuenta de los ciudadanos ha comparado con «los cuatro atlantes que sostienen las esquinas del ayuntamiento». Por último, Pérez ha destacado su compromiso con una ciudad que quiere «ecologista, feminista, animalista, inclusiva y diversa».
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