El portavoz socialista Dani Pérez no lo ha dejado pasar. Dicho y hecho. El martes cuando se produjo el acuerdo de estabilidad entre el alcalde ... Francisco de la Torre y el edil no adscrito Juan Cassá subrayó que era «una compra de voluntad absoluta», e incluso fue más allá indicando que ese era «el acuerdo en A, pero no sabemos el acuerdo en B». No tardó en adelantar que iba a llevar el acuerdo a la comisión de seguimiento del pacto antitransfuguismo «porque es de manual; una compra de voluntad además firmada en un documento». El socialista tachó el acto como «una sinvergoncería pública y notoria», además de decir que había sido «espurio». Ayer se reafirmaba con el documento en la mano que va a mandar a la citada comisión, y explicaba que en el acuerdo de estabilidad el concejal tránsfuga –así fue declarado Cassá en un pleno de la ciudad el PSOE, Adelante y Ciudadanos, y los votos en contra del PP y el afectado– se compromete a apoyar explícitamente con su voto al equipo de gobierno, y especifica que «lo hará en el mismo sentido que el voto expresado por el alcalde de la ciudad y el resto de ediles del PP», un párrafo que a juicio de Pérez deja claro que va a votar con otro partido, el PP, que no fue con el que accedió a tener su acta de concejal, Ciudadanos.
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En el documento socialista se explica que estas acciones «no vienen sino a emborronar el nombre de nuestra ciudad, menoscabando la imagen del Ayuntamiento de Málaga por lo que hemos creído oportuno trasladar estas informaciones para su consideración. Quedamos pues a a la espera de que el Pacto Antitransfuguismo tome medidas encaminadas a aislar a este tránsfuga, velando por el cumplimiento del acuerdo entre partidos políticos destinado a reducir las situaciones de transfuguismo en las corporaciones locales».
Para terminar, Pérez definió como tibias las reacciones de Ciudadanos, tanto de la portavoz Noelia Losada como del presidente andaluz del partido Juan Marín, en los que echó en falta una actitud más proactiva. «Tienen menos espíritu que una golosina», añadió.
El acto para la firma del acuerdo de estabilidad entre De la Torre y Cassá tenía todos los tintes y empaque que se le da a un acto en el que el hay un pacto de gobierno entre dos partidos. De hecho, recordaba a la ocasión en la que De la Torre lo firmó con la ya ungida portavoz de Ciudadanos, Noelia Losada en junio de 2019, o al pacto de investidura que suscribiera en 2015 con Cassá cuando era portavoz de los naranjas, que no entró en el gobierno porque esa era la política de su partido en aquella época. De los salones o de las estancias de Alcaldía bajaron una mesa clásica redonda al patio de Banderas (donde se celebran las ruedas de prensa tras el confinamiento por la amplitud del espacio). Nada más llegar los protagonistas del acuerdo se sentaron uno tras otro para estampar su firma en la mesa colocada ex profeso, y De la Torre dejó, ceremonioso, a su socio de estabilidad, de votaciones y fluidez en el trato que interviniera el primero ante los medios. Era su minuto de gloria en una rueda de prensa en el Ayuntamiento de Málaga porque desde que se inició el mandato, en junio de 2019, no se había dirigido a la prensa por este cauce, y sus intervenciones en el pleno y comisiones eran contadas.
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Antes, el que dijo de sí mismo que era el mayor interesado en el acuerdo, el propio Cassá, explicaba entre bambalinas que iba a normalizar su relación con la prensa, con la que apenas ha tenido contacto en este tiempo, y a la que, una y otra vez, había declinado hacer declaraciones hasta anteayer. «Esto va a cambiar», dijo. Comentó así mismo en la rueda de prensa que iba a tener más visibilidad, aunque no más medios materiales ni de asesores en el Ayuntamiento. Bueno, de hecho, el alcalde puso hace tiempo a su disposición una oficina en el Centro de Estudios Hispano-marroquí, en el muro de San Julián, 33. También tiene Cassá, por otra parte, su oficina y asesores como portavoz del equipo de gobierno en la Diputación (PP y Cs) aunque diga sin tapujos que es la voz de 'Por Mi Pueblo' (que no forma parte del gobierno provincial) en este organismo, lo que el martes dejaba una vez más descolocados a los medios de comunicación y a los grupos municipales, incluido a miembros del PP. Los primeros lo decían abiertamente, los portavoces socialista Dani Pérez; de Adelante, Paqui Macías; y naranja, Noelia Losada; y los últimos, los populares, entre bambalinas no salían de su asombro, aunque, obviamente, no hicieran declaraciones oficiales. Es de hecho, el grupo municipal popular, representado en el alcalde, el que firma el pacto, tal y como reza en la cabecera del escrito.
Tanto el alcalde como Cassá reconocieron, que primero uno, y después el otro, querían que el asturiano formase parte del gobierno de coalición, lo que no llevaban a efecto para no desestabilizar las relaciones entre el PP y Ciudadanos, que se negó en rotundo. Losada resumía más tarde, enfadada, en una frase el pacto de estabilidad de su socio de gobierno con su excompañero: «Es humo y un lavado de cara del tránsfuga». Asuntos así pueden acabar enturbiando las relaciones entre el PP y Ciudadanos.
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