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Ahora así, todo está a punto para que en las próximas semanas, a lo largo del mes de septiembre, pueda comenzar la construcción de un tejado a dos aguas para la Catedral de Málaga que acabe con el problema de filtraciones que padece el templo. ... La Gerencia Municipal de Urbanismo acaba de evacuar el último permiso de obras para los trabajos. En concreto, ha autorizado las últimas modificaciones introducidas por el Cabildo Catedralicio en el proyecto de la cubierta, así como la culminación del frontis de la fachada principal de la basílica, tal y como quedó diseñado por el arquitecto Antonio Ramos en el siglo XVIII.
Estas variaciones respecto al proyecto inicial, redactado por los arquitectos Juan Manuel Sánchez La Chica y Adolfo de la Torre Prieto, ya fueron validadas por la delegación de la Consejería de Cultura el pasado mes de julio, por lo que únicamente faltaba la luz verde municipal para que el tejado pueda empezar a materializarse, después de que ya haya culminado la retirada del fallido recubrimiento de ladrillos que se aplicó al exterior de las bóvedas hace 16 años, a raíz de un concurso de ideas promovido por la Junta.
Las modificaciones al proyecto inicial que fueron aprobadas en julio por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico tienen un presupuesto inicial de unos 800.000 euros que se suman a los 17,5 millones apuntados desde la diócesis como coste del tejado. Hasta ahora, el Cabildo ha recabado para estas obras unas ayudas de 4,5 millones de euros por parte del Ayuntamiento, 5,3 millones de la Junta de Andalucía; 3,2 millones de la Diputación Provincial; y 1,5 millones de la Fundación Bancaria Unicaja, lo que hace un total de 14,5 millones.
Esas variaciones se han concretado en dos expedientes validados por la Junta y ahora por Urbanismo. Por un lado, uno consiste en la restauración de la portada de la fachada principal de la Catedral, que presenta un estado deficiente de conservación en varias zonas según los informes aportados por la diócesis, y en la culminación del frontis central que dejó diseñado el arquitecto Antonio Ramos en 1784, y que encaja con la cumbrera del tejado a dos aguas que plasmó Ventura Rodríguez veinte años antes.
Por otro lado, el segundo reformado introduce varios cambios en el tejado en sí. En concreto, se cambia el tipo de madera de las cerchas, que pasa de abeto douglas a pino radiata; se mejora la resistencia contra el fuego de la estructura según los informes del Cuerpo de Bomberos, que limita el aforo de las visitas que tendrá la cubierta a un máximo de 50 personas; se diseñan nuevos apoyos intermedios en el crucero y la girola; se suprimen tirantes interiores de acero; se retranquea la estructura en los brazos del crucero para minimizar su impacto visual desde la calle; se revisten de cobre los frentes de madera exteriores; se realiza una columna seca en la fachada a Postigo de los Abades a petición de Bomberos; y se concreta el tipo de teja que se va a utilizar.
Las tejas van a ser realizadas por la empresa catalana Cerámica Cumella. Inicialmente se planteó su fabricación de forma artesanal, pero el Cabildo ha concluido que no era posible fabricar de forma manual tal cantidad de tejas, por lo que ha optado por un proceso industrializado al que, no obstante, se van a introducir diferentes tonos crema y miel para «conseguir la vibración de los faldones» del tejado, según se apunta en los informes de los arquitectos. Además, se va a emplear un barro gresificado, en vez de barro cocido, porque es un material más duro y que requiere un menor mantenimiento. Cumella, que inició su actividad a finales del siglo XIX, participó en las obras de la Sagrada Familia, del parque Güell, y en el centro Botín de Santander, entre otros proyectos singulares.
Desde la delegación de Cultura se ha pedido al Cabildo Catedralicio que se marque la unión de la culminación del frontis de la portada principal del templo con las partes ya existentes, mediante el rehundido de la junta de mortero o una lámina metálica de cobre; que las tejas se dispongan de forma que no se vean afectadas por las dilataciones y contracciones que puedan experimentar con el paso de los años como consecuencia de los cambios climatológicos; y que las nuevas carpinterías de la crestería de la fachada central se hagan «mediante cuarterones de manera que mantengan un diseño similar al de las carpinterías existentes actualmente en la Catedral», señala el informe que fue validado por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico.
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