En un mundo globalizado como este, en todas las crisis siempre hay unos que pierden y otros que ganan. En este caso, el puerto de Málaga está en el grupo de los beneficiados. Y es que el conflicto en el Mar Rojo está disparando estos ... días la llegada de grandes buques portacontenedores.
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La prueba tangible la tienen en el muelle 9. Si ayer pasearon por el dique de Levante pudieron ver amarrado en el otro lateral de la dársena al portacontenedores Maersk Hidalgo, de 353 metros de eslora. En este se ha llevado a cabo la operativa de carga de 1.300 contenedores, con destino a puertos chinos y coreanos. Este buque está realizando la ruta Europa-Asia, según los datos aportados por la Autoridad Portuaria. No es el más grande: esta misma semana se esperan otros dos de la naviera MSC, que rondan los 370 metros.
¿Qué está pasando? Se unen varias circunstancias. A los acuerdos comerciales que se han establecido con compañías como la última citada, se suma ahora la crisis del canal de Suez, para dar lugar a un volumen de tráfico que no se veía desde hace, al menos, tres años.
Hace un mes y medio, la rada malagueña empezó a notar el cambio en la tendencia de la cadena logística de lo que se denomina «aguas profundas», que son los tránsitos transoceánicos entre China, India y Sudeste asiático, que son los grandes centros de producción manufactureros; y los mercados de consumo, básicamente, en Europa y el norte de América (EEUU y Canadá).
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Esas travesías, que hasta ahora discurrían por el canal egipcio, a causa de la tensión en oriente próximo y oriente medio y de la amenaza de los hutíes a los barcos, está obligando a desviar las grandes rutas para bordear África, lo que añade 4.000 millas náuticas más al recorrido. Ello implica más tiempo, más coste de combustible y una fuerte afección a las programaciones, según explican fuentes técnicas expertas.
Uno de los colectivos profesionales que se están viendo más beneficiados por esta situación es el de los estibadores, que ha vivido momentos difíciles en años previos. «Estamos trabajando a full, a plena actividad, tanto los fijos como los eventuales», admite José Antonio Jiménez, presidente del comité de empresa del Centro Portuario de Empleo (CPE) de Málaga, integrado por 92 profesionales fijos.
«Ahora mismo estamos trabajando como debería ser siempre: entra un barco y sale otro, es un continuo para que haya trabajo a diario». Con todo, el líder sindical prefiere no lanzar las campanas al vuelo, a la espera de que se confirme si es sólo «un pico», como ha ocurrido en años anteriores, o una tendencia que se puede consolidar a largo plazo.
Al respecto, recuerda que actualmente en Málaga la situación de la estiba es mejor porque se llevan a cabo varias operativas diferentes: contenedores, coches, graneles, etc, por lo que «el mercado está diversificado».
Como consecuencia, las grandes navieras, transitoriamente, están apostando por los puertos del Mediterráneo occidental, por lo que la gran carga se posiciona en el entorno del estrecho: Algeciras, Tánger Med y Málaga. Este último es, de los tres, el que ofrecía una mayor disponibilidad por la saturación de los otros dos.
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De este modo, están llegando ahora servicios regulares de grandes buques cargados de contenedores llenos de mercancías, que hacen escala aquí dentro de las grandes rutas mundiales Asia-Europa-América. Estos a su vez se trasvasan en el muelle 9 a barcos más pequeños para distribuir al Mediterráneo oriental y al norte de Europa (cuando antes era al revés).
Como explica el presidente de la Autoridad Portuaria , Carlos Rubio: «Llevamos un mes y medio de entradas muy frecuentes», admite, y calcula que, al término de este mes de abril, el aumento será del 150 al 200%. «Están viniendo de los barcos más grandes que hay, de hasta 380 metros de eslora, y con regularidad todas las semanas». Los próximos cinco días está previsto atender a siete barcos (más de uno por jornada), de las compañías Maersk, MSC, Hapag-Lloyd y WECC.
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Rubio admite que no sabe hasta cuándo va a durar esta racha, pues depende mucho de la evolución de la crisis. Si bien, las fuentes técnicas consultadas apuntan a que la tensión sigue siendo elevada en la zona, incrementada ahora por la escalada entre Irán e Israel. Por lo que la previsión es que se prolongue, al menos, algunos meses más.
Un segundo factor que influye es el acuerdo que se ha alcanzado con la compañía MSC, por el cuál está operando de nuevo con regularidad en la terminal malagueña. «MSC va a ser más estable durante un plazo de uno a dos años, lo otro depende de la crisis del Mar Rojo», puntualiza Rubio. «Estamos luchando para que esto no sea puntual y anecdótico, sino que se convierta en algo estructural».
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«Llevamos años muy diversificados y la salida de una gran naviera ya afecta relativamente poco a las cuentas del Puerto, pero es un beneficio directo para toda la comunidad portuaria: estibadores, consignatarios, remolcadores, etc», analiza el presidente. «Lo importante es que este aumento nos ha pillado preparados, teníamos las infraestructuras y los servicios de estiba, logísticos, náuticos y técnicos, que en el puerto de Málaga funcionan muy bien y las compañías los valoran».
No todo son contenedores. En total, la rada malagueña prevé recibir 13 buques de mercancías esta semana, que estarán dedicados a la descarga de aceite de girasol y trigo y a la importación de vehículos, así como a la carga de dolomita.
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