Ñito Salas

La falta de rastreo del virus desata su transmisión en Málaga, con una media de 400 contagios al día

La provincia notifica su segundo máximo histórico de positivos y suma dos muertes y 30 nuevos enfermos hospitalizados

Sábado, 7 de noviembre 2020, 01:00

Carmen aún espera la llamada de algún rastreador. Hace días que su facultad suspendió las clases presenciales tras detectar varios contagios de coronavirus entre el alumnado. Pepe comenzó a sentir «escalofríos y mal cuerpo» hace más de una semana, después de que un compañero de ... trabajo cayese enfermo por Covid. Tuvo que hacerse la prueba en un laboratorio privado. Al conocer su positivo, intentó llamar sin éxito a Salud Responde: «Pensé que los centros privados y la sanidad pública cruzarían datos». En teoría deberían hacerlo, pero lo cierto es que el caos estadístico reina la gestión de la pandemia desde su inicio. Aislado por iniciativa propia, no supo nada de su centro de salud hasta el miércoles, seis días después de que una PCR, la técnica de diagnóstico más fiable, confirmase que tiene la infección activa: «Imagina la cantidad de personas que podría haber contagiado en casi una semana». No es la primera vez que se practica la prueba; también tuvo que hacérsela en agosto. Aunque aquella vez pudo acceder a un test de la sanidad pública, tardaron más de diez días en comunicarle el resultado, por entonces negativo: casi el mismo tiempo recomendado para guardar cuarentena.

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Los casos reales de Carmen y Pepe ponen nombres a la montaña de positivos o sospechas de contagio sin rastreo, incluso entre personas con síntomas. Ya nada es como en verano, cuando los nuevos casos quedaban reducidos a brotes localizados. El coronavirus lleva semanas descontrolado en Málaga, que ayer registró 511 contagios, su segundo peor dato histórico después del 22 de septiembre, cuando se notificaron 547 positivos. La última semana suma 2.772 infecciones confirmadas, una media diaria de 396 casos. Hace apenas un mes, entre el 30 de septiembre y el 6 de octubre, esa media estaba en 141. La situación confirma la transmisión comunitaria del virus, que se produce cuando resulta imposible identificar el origen de los contagios porque un alto porcentaje de personas diagnosticadas no saben cuándo ni cómo se han infectado.

Ese aumento de positivos se traduce en un incremento de la presión hospitalaria. La provincia acumula ya 334 pacientes con coronavirus, 30 más que el jueves, de los que 42 se encuentran en cuidados intensivos. Hace una semana había 239 hospitalizados; en apenas siete días han ingresado casi cien personas por Covid-19, uno de los aumentos más pronunciados desde el inicio de la pandemia. El escenario no resulta más alentador en el resto de Andalucía, que suma 3.226 pacientes con la enfermedad, de los que 426 se encuentran en cuidados intensivos. Sevilla, con 880 hospitalizados, y Granada, con 805, siguen siendo las provincias más afectadas, aunque el virus también mantiene a Jaén al borde del colapso con 338 ingresados pero menos camas que las provincias anteriores.

La Junta comunicó también 1.200 nuevos contagios en Sevilla y otros 1.123 en Granada. Ambos registros suman la mitad de los positivos notificados ayer en Andalucía, que ascienden a 4.627. La región permanece en alerta por riesgo extremo, el peor nivel posible en el semáforo acordado por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas. El presidente autonómico, Juanma Moreno, anunciará mañana nuevas medidas restrictivas para tratar de frenar el avance del virus.

Málaga también aumenta su registro de muertes por coronavirus, que esta semana ha rebasado la barrera del medio millar de fallecimientos. La provincia sumó dos nuevas víctimas mortales, ambas en la comarca de Antequera, para un total de 502 muertes desde el comienzo de la pandemia, aunque los expertos recuerdan que tanto las cifras de fallecimientos como de contagios suponen sólo la punta visible de la incidencia real de la enfermedad, mucho más profunda. La falta de pruebas en la primera ola y la escasez de rastreos en esta segunda explican que los datos publicados por las administraciones no se correspondan con las cifras reales, que multiplican el impacto de la enfermedad. Tampoco el estado de alarma ni el toque de queda han doblegado la curva andaluza, que encadena un nuevo máximo de contagios y hospitalizaciones con otro.

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