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Urbanismo lo tiene claro: hasta que no se resuelvan los conflictos judiciales, no se va a intervenir en los antiguos terrenos Repsol, que llevan 23 años en barbecho. La iniciativa Bosque Urbano mantiene una férrea batalla que cumple dos años en los tribunales y que ahora se acrecienta con el recurso sobre el proceso de descontaminación que afecta a la zona de equipamientos, a la parcela norte, la más próxima a las vías del tren, que discurre soterrado a unos 10 metros de profundidad. Más allá de las cuestiones de uso futuro, ¿cuánto de contaminados están estos suelos y qué soluciones técnicas se ofrecen?
La parcela global tiene una superficie de 170.000 metros cuadrados y en ella se proyectan 4 torres con 1.300 viviendas en total, un gran parque y una zona de equipamientos, tales como zonas deportivas. Sólo queda interesada una promotora en comprarle al Ayuntamiento su parte de suelo y sus derechos edificatorios. Se trata de Urbania, que oferta 63 millones de euros.
Entre tanto, el pasado 14 de mayo, el Consistorio sacaba a concurso por 2,17 millones de euros la obra «de Recuperación voluntaria de la Calidad del Subsuelo, sector Norte, parcela SUNC-O-L17 de Málaga». Los licitadores tienen de plazo hasta el 28 de junio para presentar ofertas.
La intervención parte de un documento técnico redactado por Ramboll para Árqura Homes. En las investigaciones realizadas, se determinaron presencias por encima de lo deseable de hidrocarburos tanto en la tierra como en las aguas subterráneas.
En el capítulo de aguas, las campañas han detectado diez compuestos por encima de valores. Son hidrocarburos aromáticos policíclicos: naftaleno, fenantreno, antraceno, fluoranteno, benzoantraceno, criseno, benzofluoranteno, benzopireno, benzoperileno e indenopireno. El agua subterránea en la parcela se encuentra a profundidades de entre 4 y 6 metros.
En cuanto a las muestras de tierra, 7 de las 16 tomadas en diciembre de 2018 presentaban valores elevados, en algunos casos de hasta 6.100 miligramos por kilo, a una profundidad de 3,5 metros.
Entre las alternativas estudiadas para descontaminar, se ha optado por una combinación del método 'pump and treat', que consiste en extraer con bombas el agua contaminada y tratarla fuera, y la inyeccción de surfactantes, que es una manera de hacer que elementos que no se pueden mezclar (como el agua y el aceite por ejemplo) sí lo hagan, de manera que ya se puede proceder a intervenir.
Para llevar a cabo estas soluciones, hay que hacer infraestructuras. En este sentido, habrá 120 piezómetros (tubos muy finos) de inyección para la solución surfactante mencionada. A su vez, habrá dos piezómetros para extraer el agua, a 12 metros de profundidad. Posteriormente, se habilitarán módulos de tratamiento, con depósitos y decantadores.
Se estima que la fase de tratamiento, más los trabajos iniciales y las comprobaciones posteriores tendrán una duración global de tres años.
En el documento técnico se habla de riesgos «inadmisibles» en alguno de los casos señalados. Y es lo que llevó a Bosque Urbano a plantear alegaciones ante la Junta de Andalucía. Una de las bases jurídicas del recurso, admitido a trámite, es que no se han contestado dichas alegaciones.
En los terrenos Repsol ya se hicieron actuaciones parciales de biorremedación (descontaminación con plantas y elementos naturales) y estudios previos. Durante la construcción de los muros pantalla para el túnel del soterramiento del tren en Málaga, sin ir más lejos (2007).
A finales de los 60 se instalaron los bidones de la entonces empresa pública Encaso (Empresa Calvo Sotelo), que luego pasó a Campsa y luego a Repsol. Estuvieron operativos durante el tiempo que se conectaba Málaga con la refinería de Puertollano, a través de un oleoducto de 264 kilómetros.
En 1991 se firmó un convenio entre el Ayuntamiento Repsol para abordar un proyecto de parque y viviendas, como figuraba en el PGOU vigente. En 2001, se acordó el desmantelamiento de los depósitos y, en 2012, el Ayuntamiento y el 'banco malo' (Sareb) adquirieron los suelos y sus derechos.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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